Quizás fueran las prisas, o las dos sonoras protestas a las que se tuvo que enfrentar la consejera de Salud el jueves en el nuevo centro de salud de Pozoblanco, que había ido a inaugurar. Lo cierto es que entre la visita, la fiesta de pitos y los saludos, María Jesús Montero se olvidó de descubrir la placa en la que queda constancia de su presencia en el acto. Y allí se quedó, con su cortina echada.