Pedazo de anillaco que llevaba ayer en su mano izquierda la concejala de UCOR María José López de la Bastida. No he visto uno más grande en mi vida. Parecido a aquellos secantes grandes que basculaban, la piedra que lo adorna podría utilizarse como llamador de un castillo o para defenderse de cualquier ataque. Ella confesó que los anillos le gustan grandes, pero ese es grandísimo.