Córdoba, con la rotulación de la plaza de Manuel Garrido, empezó ayer a ir saldando su deuda con el que fue presidente de la Asociación de Amigos de los Patios y gran promotor de estos recintos históricos en las últimas décadas.

El descubrimiento del rótulo sirvió para rendir un homenaje a este amante de las tradiciones cordobesa al reunirse en el acto desde autoridades a amigos a título personal, desde el párroco del Alcázar Viejo al presidente de la asociación vecinal, desde peñistas a compañeros de la hermandad de Linares... Una representación tan variada que reflejaba perfectamente la capacidad de Garrido para relacionarse, su agitada vida y su incansable y afable carácter. La propia concejala de Tradiciones Populares, Amelia Caracuel, destacó que ver las caras de los presentes en el acto era tanto como recordar la vida y la evolución de los patios en los últimos años. Capítulo aparte estaba Encana Chaparro, la viuda, a la que le pidieron que sintiera la plaza como si también llevara su nombre. También tomaron la palabra en el acto el actual presidente de la Asociación de Amigos de los Patios, Miguel Angel Roldán, y Javier Garrido, hijo de Manuel, que comenzó hablando de su padre con un nudo en la garganta y que terminó dejando a los presentes con esa misma sensación emocionada. Y todo ello en un acto bajo ese espíritu de vecindad, de buena gente, que solo se crea en torno a un patio.