La doble vertiente, religiosa y lúdica, de la fiesta del Custodio de Córdoba se volvió a repetir ayer. A primeras horas de la mañana, el obispo de la ciudad, José Antonio Infantes Florido, ofició una misa en la que hizo un llamamiento a la fe de los creyentes en la iglesia del Juramento de San Rafael. Tras la devoción vino la diversión: muchos ciudadanos aprovecharon el buen tiempo para pasar la jornada en la sierra degustando un perol en compañía de amigos y familiares.

Escasa incidencia de las últimas lluvias en la totalidad de los embalses cordobeses

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