El sacerdote Pablo Moyano Llamas falleció ayer, a primera hora de la mañana, en Montemayor, de cuya parroquia de la Asunción era párroco emérito, y donde ha ejercido su ministerio pastoral durante cincuenta años. La noticia, por lo inesperada, ha causado una gran impresión en la población. Pablo Moyano, natural de Santaella, donde había nacido en el año 1932, realizó sus estudios en el Seminario Conciliar de San Pelagio de Córdoba, siendo ordenado sacerdote el 21 de junio de 1959. Su primer ministerio se desarrolló en San Calixto, donde ejerció como párroco y capellán del convento de religiosas carmelitas, pasando posteriormente a Montemayor, donde ha desarrollado prácticamente toda su vida sacerdotal, vinculándose con los lazos de una entrega generosa, de una convivencia fraterna y de una unión con el pueblo. Tres han sido las facetas que han brillado en la vida de Pablo Moyano: primera, la de su ministerio sacerdotal como párroco, tanto en los años conciliares y postconciliares, con lo que conlleva de trabajo pastoral con niños, jóvenes y personas mayores, a los que Pablo atendió siempre y abrió nuevos horizontes. Mantuvo su porte externo y su vestimenta, la sotana, de la que se sentía orgulloso frente a los vaivenes y cambios que se prodigaron a lo largo de los años. La segunda faceta de su ministerio ha sido la de la enseñanza, principalmente en sus años de profesor en el Instituto de Santaella. Y la tercera faceta abarca sus afanes culturales, que le llevaron a una serie de actividades relacionadas con la arqueología, con los trabajos como académico de la Real Academia de Córdoba, y con el periodismo. Durante muchos años, desde los lejanos 70, comenzó a colaborar con nuestro periódico, como corresponsal y como articulista. De su pluma y, sobre todo, de su corazón sacerdotal salieron centenares de artículos que desarrollaban siempre temas de actualidad. Y todavía seguía enviando sus artículos, ya con menos periodicidad, manteniendo ese espíritu de llevar a las páginas del periódico sus inquietudes y sus puntos de vista. Pablo Moyano consideró siempre al CORDOBA como su casa, y durante años celebró diversas comidas con periodistas en Montemayor. En el ámbito cultural, hemos de destacar sus trabajos hasta lograr que Montemayor contara con un Museo arqueológico, donde fue colocando piezas históricas muy valiosas, que encumbraron la historia y la trayectoria del pueblo. Como académico, impulsó la Asociación de Cronistas locales y provinciales, con viajes y visitas a monumentos o a paisajes históricos de especial interés. Su muerte repentina ha causado un gran impacto en Montemayor, en todos los que le conocieron y trataron, y especialmente en nosotros, sus compañeros y amigos. Mañana, miércoles, tendrá lugar la misa de corpore insepulto, en la parroquia de la Asunción, a las 10.30 horas. La silueta de Pablo Moyano nos hace recordarle como un sacerdote fiel, cumplidor de su misión en todo momento, mientras escuchamos la vieja melodía, en los preciosos y delicados versos del poeta: "...Día y noche, la canción sin fin de tu muerte se levanta como el mar alrededor de la isla soleada de la vida". Descansa en la paz del Señor. ANTONIO GIL

OTROS FALLECIDOS

Rafael Ogallas Porras. 53 años. Córdoba. Francisco Merino Ramírez. Córdoba. M Josefa García Molina. 78 años. Córdoba. Natalia Márquez Cuenca. 92 años. Puente Genil. Manuel Tubío Uclés. 98 años. Lucena. Rafael Burgos Luque. 66 años. Lucena. Manuel Hidalgo Cáceres. 84 años. Peñarroya.