Podría decirse que la que ayer finalizó ha sido una de las campañas más limpias que se recuerdan, al menos en Córdoba. Limpia porque los partidos, y eso es raro, han huido de echarse en cara los trapos sucios de cada cual. Y limpia también porque, de tanto y tanto que han recortado el presupuesto, tampoco habrá mucha propaganda que tirar o recoger de las calles.