A estas alturas del mes de julio tengo mono de fútbol. No me importaría que comenzara ya la Liga. Pero como no será posible y además es inconveniente, ayer decidí matar el gusanillo reptando hasta la ciudad deportiva del Córdoba. Quería ver a los nuevos fichajes, al jefe Alcaraz, a Pierini... Pero duré poco, porque no hay ni una sombra, ni una fuente para beber agua. Una es delicada y no aguanta tanto calor.