Los primeros trenes empezaron a pasar por Posadas hacia el 1860, tirados por locomotoras. Observar el paso de los escasos convoyes de la época era toda una diversión, como muestra la imagen, tomada en el 1908. La llegada del ferrocarril confirmó el carácter caminero de un pueblo que había surgido como lugar de descanso para los viajeros que transitaban entre Madrid y Sevilla.