La globalización supondrá la disponibilidad en todo momento de fruta y verdura de procedencia foránea. Llega así el fin de la etapa en que el mercado se nutría exclusivamente de mercancías de producción local o comarcal. En la foto, un puesto actual, en el que, como testigo de los viejos tiempos, aparece Cipri, el último representante de aquellas viejas estirpes de hortelanos.