"Casas, encaramadas en la altura, blancas como la espuma, que semejan una bandada de palomas, dulcemente, plácidamente posadas en el otero-" Así describía F. Crespín Cuesta la antigua barriada de El Encinar, en la que, además de las tres fuentes, eran otros elementos de interés la arboleda de El Higueral al fondo, la estructura férrea de la caseta municipal y el modo tradicional de abastecimiento de aguas.