Corrupción en el partido
El PSOE se encomienda al silencio de Cerdán ante el Supremo para superar otra prueba de fuego: "Va a hacer como Ábalos: negarlo todo"
Los socialistas descartan que el exsecretario de Organización implique este lunes a más cargos del partido en su declaración judicial

Santos Cerdán conversa con Pedro Sánchez en el Congreso, el pasado 18 de diciembre. / JOSÉ LUIS ROCA
Si el destino de la legislatura depende de las nuevas revelaciones que puedan conocerse sobre la corrupción que afecta al PSOE, como cree el Gobierno en privado, los socialistas aseguran estar tranquilos ante la crucial cita del próximo lunes, día en el que Santos Cerdán está llamado a declarar en el Tribunal Supremo. La antigua mano derecha de Pedro Sánchez en el partido, secretario de Organización hasta que hace dos semanas se publicó el informe de la UCO que lo implica en el cobro de mordidas a cambio de adjudicaciones de obra pública, solicitó el pasado martes que su comparecencia fuese retransmitida en directo y en abierto, para todos los públicos, con el objetivo de evitar filtraciones interesadas y “juicios paralelos”. El magistrado Leopoldo Puente, que instruye el llamado ‘caso Koldo’, rechazó la petición, argumentando que es “irreconciliable con la ley”, pero la maniobra de Cerdán contribuyó a tranquilizar todavía más a los socialistas.
Los colaboradores de Sánchez dan por hecho que el antiguo número tres del partido evitará lanzar acusaciones sobre sus antiguos compañeros, una posibilidad que les pone los pelos de punta. Los indicios de financiación irregular del PSOE o la supuesta implicación del presidente del Gobierno, posibilidades que su entorno rechaza por completo, harían que la presión para dar este mandato por terminado y anticipar elecciones fuese prácticamente insostenible.
Pero el PSOE ve ese peligro despejado en la inminente declaración de Cerdán ante el juez. La dirección del partido ya respiró aliviada el pasado lunes, cuando José Luis Ábalos, exministro de Transportes y antecesor de Cerdán en Organización, y Koldo García, su mano derecha, ambos imputados, acudieron al Supremo. El primero aseguró no reconocerse en los comprometedores audios recogidos por la UCO en su informe. El segundo se acogió a su derecho a no declarar.
La versión del dimitido
“No tenemos ningún temor con la declaración de Cerdán. Va a hacer lo mismo que Ábalos: negarlo todo”, anticipa un miembro del núcleo duro de Sánchez, quien también subraya que habla por “intuición”, ya que no ha tenido “ningún contacto” con el exdirigente navarro desde que este fue forzado a dimitir como secretario de Organización. Cerdán continúa insistiendo en su inocencia. Las grabaciones en las que aparece junto a Ábalos y García hablando de pagos relacionados con obras públicas, y repartiéndose el dinero, están creadas con inteligencia artificial, sostiene el antiguo número tres del PSOE, quien ya le dio esta versión a Sánchez justo antes de que este le exigiera su dimisión, nada más conocerse el informe de la UCO.
El entorno del presidente sigue sin darle ninguna credibilidad a esta estrategia de defensa. “He escuchado atentamente los audios, buscando los silencios que suele hacer Cerdán cuando habla. Y están ahí. Si todo esto es un montaje, quien lo ha hecho debería recibir un premio”, señala un ministro, que aun así da por seguro que el exdirigente navarro, acusado también de ser el dueño de casi la mitad de una constructora beneficiada por las adjudicaciones de la trama, insistirá en la misma idea.
Feijóo como "pegamento"
Así que el PSOE no cree que este lunes vaya a volver a moverse el suelo bajo sus pies. Al menos, de momento. Todo depende a corto y medio plazo de que haya o no nuevas revelaciones e implicados, rompiendo la tesis del Gobierno de que el esquema corrupto se reduce al “triángulo tóxico” formado por Cerdán, Ábalos y García. De ahí que Sánchez, explican sus colaboradores, descarte ahora tomar medidas como hacer cambios en el Consejo de Ministros o someterse a una cuestión de confianza. Si lo hace y después todo estalla de nuevo, tendrá ambas posibilidades ya agotadas.
En la Moncloa confían en que, en cualquier caso, no sea necesario emplear ninguna de estas salidas para atraer a unos socios parlamentarios que continúan sin descolgarse. Esta semana, la última con sesiones ordinarias en el Congreso, ha terminado con la coalición del PSOE y Sumar ganando casi todas las votaciones. El pacto bilateral sellado con la OTAN para que España no tenga que destinar a defensa el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) también ha servido para no alejar todavía más a los aliados de izquierda.
Pero el “principal pegamento” del llamado bloque de investidura, argumentan en la dirección socialista, tiene nombre propio: Alberto Núñez Feijóo. El líder del PP utiliza un discurso ambivalente para lograr apoyos a su hipotética moción de censura para desalojar a Sánchez junto a Vox. Por un lado, pide al resto de grupos que se sumen. Por otro, les llama “cómplices”, “encubridores” e “incluso culpables” de los escándalos de corrupción del PSOE. “Feijóo es como el típico niño abusón en el patio del colegio, que te dice que le des algo porque si no te va a pegar -concluye un dirigente socialista-. Por ese lado estamos tranquilos”.
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