GUERRA SUMAR PODEMOS

Yolanda Díaz se refugia en el Gobierno y rehúye la guerra con Podemos mientras Mónica García se abre paso

La vicepresidenta de Sumar elude responder a Irene Montero, que le definió como "un sector del PSOE"

Yolanda Díaz, en el Congreso.

Yolanda Díaz, en el Congreso. / José Luis Roca

Madrid

El paso de Podemos al anunciar la candidatura de Irene Montero a las generales abre una batalla por el liderazgo en el espacio de la izquierda. Una pugna en la que Yolanda Díaz renuncia, de momento, entrar. La vicepresidenta segunda del Gobierno ha guardado silencio absoluto sobre la ofensiva del partido, después de que la exministra de Igualdad le definiera como "un sector del PSOE" y le reclamara ir en coalición electoral con los socialistas, excluyéndole de cualquier candidatura con presencia de Podemos. La inacción de Díaz cedió el protagonismo a la líder de Más Madrid, Mónica García, que respondió con contundencia a Pablo Iglesias y Montero.

"La política no es una piscina de bolas", "estoy harta de que me den lecciones", "dejaron el espacio progresista en las cenizas", fueron algunas de las consideraciones de la también ministra de Sanidad, que evocó el portazo que ya le dio en 2021 a Iglesias, que ofreció a García ser su número dos en su lista contra Isabel Díaz Ayuso. "Madrid no es una serie de Netflix. (...) Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos", le respondió entonces para justificar su rechazo. Después de aquello Más Madrid anotó 24 escaños sorpassando PSOE e Iglesias dimitió tras lograr 10 asientos en la Asamblea de Madrid.

El estallido de García contra Iglesias y Montero después de enmarcarla en las filas socialistas contrastó con la falta de respuesta de Yolanda Díaz, que públicamente evita entrar en la disputa iniciada por Podemos. La vicepresidenta mantiene su intención de centrarse en la acción de Gobierno, y rehuir las guerras de la izquierda, además de intentar exhibir "responsabilidad política" para evitar que gobierne la derecha. "La política no se hace con las tripas", trasladan fuentes próximas a Díaz, en un intento por diferenciarse de Podemos, pero evitando también confrontar con ellos.

En la coalición de izquierdas, sin embargo, hay quien ve el silencio de la vicepresidenta segunda como síntoma de debilidad interna; una consecuencia de no tener a sus espaldas un partido fuerte con el que pueda cerrar filas y la ausencia de alianzas fuertes con el resto de formaciones que la sustentas. Algo que sí permite a levantar la voz a Más Madrid, cuyos dirigentes no dudan en plantar cara a Podemos.

Este mismo jueves, el dirigente Eduardo Fernández Rubiño replicó en directo a Iglesias -que tiene por costumbre hablar en nombre del partido- , llegando a comparar al fundador de Podemos con el expresidente socialista Felipe González, que tras su paso por el Gobierno se ha mostrado muy crítico con el PSOE. "Como persona que me ilusioné contigo, me decepciona profundamente, y me pasa con Podemos y la actitud destructiva que manejáis. Estamos hartos que los ataques siempre vayan en la misma dirección. Esperemos que os afanéis más con la extrema derecha, como hacemos nosotros".

"Es lo que quieren"

Los de Yolanda Díaz consideran que replicar a Podemos sirve para "alimentar" su estrategia, al considerar que quieren rascar apoyos mediante esta confrontación. "Es lo que quieren", apunta un cargo de la coalición. Asumen que los morados han iniciado una batalla de desgaste para intentar crecer a costa de Sumar gracias a un discurso "de nicho", dirigido a los sectores más radicalizados. A esto atribuyen el hecho de que Podemos haya evitado siquiera pronunciarse sobre la oferta de unidad de Sumar: cualquier atisbo aperturista hacia otras fuerzas les desvía de su estrategia.

En las filas de Díaz, eso sí, apuntan a que todo podrá cambiar cuando haya un horizonte electoral. "No hay elecciones convocadas", insisten en el entorno de la vicepresidenta, pese a que fueron precisamente ellos quienes hace diez días se esforzaron en tender la mano al resto de partidos progresistas en la segunda asamblea de Movimiento Sumar. "La gente quiere que caminemos juntas", dijo la propia ministra de Trabajo.

Preservar su liderazgo

El objetivo es reforzar su perfil institucional para preservar su figura, en línea con la estrategia que ya emprendió en junio tras el fiasco de las europeas y las crisis abiertas con los partidos aliados. Entonces, la vicepresidenta dimitió como coordinadora del partido que la había elegido tres meses antes. Era un intento de soltar lastre, para rehuir el desgaste de las cuestiones orgánicas y la relación con los partidos y centrarse en su papel como ministra.

Desde entonces ha intentado exhibir su liderazgo en varios pulsos dentro del Gobierno de coalición, desde la reforma laboral por la que llamó a Carlos Cuerpo "mala persona"; a la tributación del SMI por la que aseguró que María Jesús Montero había "fracasado" políticamente. El objetivo final era resguardarse para poder, llegado el momento, volver a presentarse como candidata de la izquierda a la Presidencia del Gobierno. Un papel que ya le disputa abiertamente Irene Montero.

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