PACTO IN EXTREMIS

El último giro de Sánchez con Junts descoloca a Feijóo en su ofensiva con el decreto de las pensiones

El PP contaba con poder estirar más la debilidad del Gobierno y que Sánchez tuviera que recular pidiendo su apoyo

Esperarán a ver el texto de la cuestión de confianza de Junts, pero todo apunta a que la apoyarán

El líder del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, junto a varios miembros de la dirección nacional.

El líder del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, junto a varios miembros de la dirección nacional. / David Mudarra

El PP está acostumbrado a que sea el Gobierno quien marque la agenda y domine el relato. Por eso, la jugada de la semana pasada -arriesgando en la decisión de votar en contra del real decreto ley que revalorizaba las pensiones, bonificaba el transporte público y contenía ayudas para los afectados de la DANA- supo a victoria en la sede de Génova. Alberto Núñez Feijóo fue quien inclinó la balanza desde el principio, superando las dudas que muchos dirigentes tenían, sobre todo por lo que tenía que ver con los 12 millones de pensionistas en España. Pero el líder conservador consideró que no podían ceder siempre, ni salvar al Gobierno cuando los socios fallaban en decretos convertidos en un batiburrillo de iniciativas. 

Arriesgaron y en estos días el PP estaba convencido de que habían ganado, por fin, en una ocasión el relato político. Que el Ejecutivo se desgastaba cada día sin poner encima de la mesa una solución. Y muchos dirigentes daban por hecho que Pedro Sánchez tendría que recular, incluso necesitando los votos de los conservadores para un nuevo real decreto ley, troceado como pedían

Esa sensación de victoria ha durado seis días porque antes de que se haya cumplido una semana del pleno del Congreso que tumbó el texto, el Gobierno logró encauzar un acuerdo con los independentistas.

Y lo ha hecho salvando muchas de las medidas sociales -las pensiones, el transporte, las ayudas de la DANA, el SMI y la extensión de desahucios, entre otras- pero troceando, en efecto, el real decreto ley después de que el Gobierno asegurara que no lo haría. “La primera cesión”, enumeran en el PP, “es la división del decreto que pedíamos y que supuestamente era imposible”. 

La segunda, simbólica pero muy potente políticamente, abrirse a tramitar la proposición no de ley que contiene una cuestión de confianza al presidente. Sin efectos jurídicos (toda proposición no de ley insta al Gobierno a hacer algo, pero no implica nada en realidad) pero cargado de simbolismo después de que tanto Sánchez como todos sus ministros hayan repetido durante meses que no la tramitarán. En dos ocasiones la Mesa del Congreso ha dado una patada hacia adelante para ganar tiempo frente a Junts.

Al final, la propuesta se tramitará y se debatirá. Y aunque salga aprobada -el PP difícilmente no podría apoyarla, pero esperará a ver la redacción final- Pedro Sánchez dejó claro que no se someterá a la misma: es una prerrogativa exclusiva del presidente y no lo considera necesario. Sin embargo, el partido de Carles Puigdemont se vuelve a apuntar otro tanto.

En este punto, el PP considera que el real decreto ley se convalidará “porque Sánchez cede en todo lo que dijo que no cedería”, mientras que el presidente -que compareció directamente él para explicar el acuerdo de un decreto ley, dándole toda la relevancia a lo ocurrido- zanjó el debate bajo su punto de vista: “Al final todo sale”.

En Génova están convencidos de que “el desgaste” de Sánchez “no ha hecho más que empezar una vez más” porque poco a poco se confirma que “solo es capaz de mantener la mayoría y aprobar las iniciativas a golpe de cesiones” con los de Puigdemont. “Si está dispuesto a hacerse la foto con él y a que se celebre un referéndum también puede tener Presupuestos Generales”, ironizan en la sede nacional del PP, remachando la idea de que a cambio de “borrar todas las líneas rojas” Sánchez puede mantenerse en el poder.

En todo caso, el PP -que llevaba días muy cómodo en el relato conseguido y convencido de que este martes el Consejo de Ministros no conseguiría aprobar otro decreto- ha quedado descolocado en plena ofensiva contra el Gobierno y debe repensar la línea de oposición a partir de ahora. Lo que tienen claro en el núcleo del PP es que Sánchez evitará a toda costa necesitar los votos de los conservadores: "Muchas de esas medidas tenían nuestro apoyo. No necesitaba buscar debajo de las piedras ni ceder más ante Junts. Pero es el camino que elige", reflexionan.

Lo que sí existe en Génova, como publicó este diario, es el firme convencimiento de que hay “un cansancio general”, una “desmoralización” del electorado socialista que sigue viendo cómo Junts “manda cada día como quiere sobre el Gobierno”. Esa debilidad, que redunda en la pérdida de credibilidad del presidente, es en lo que se seguirán apoyando en el PP, convencidos de que Sánchez “ya no puede darle la vuelta” a la situación que dibujan las encuestas.

Los conservadores saben que no hay alternativa a la convocatoria de elecciones. Al menos, en este momento. Son conscientes de que no hay moción de censura posible que vaya a prosperar y, por eso, juegan a insistir en la debilidad del Ejecutivo. Es la única baza, asumen, “para seguir acercándonos a la meta”.

Aunque en el PP evitan desvelar el sentido del voto en la proposición no de ley de Junts que pide la moción de confianza (y cuya redacción se va a modificar), fuentes de la dirección reconocen que es muy complicado que se opongan a “cualquier iniciativa” que defienda un cambio en el Gobierno o la pérdida de confianza del presidente en la Cámara.

Tracking Pixel Contents