Armamento
Defensa compra herramientas de inteligencia artificial para “conducir operaciones” del Ejército en el campo de batalla
Desde el otoño, tres contratas licitadas para ayuda a la toma de decisiones en combate, pesca de información en fuentes abiertas o asalto a datos del enemigo
Este 15 de diciembre se cumplió el plazo para recibir el informe técnico. Defensa ha iniciado el proceso para incorporar sistemas de inteligencia artificial (IA) a la toma de decisiones “en el entorno técnico y en el entorno operativo del Ejército de Tierra”.
Ese es el objeto del contrato para un informe encargado a una ingeniería sevillana, el primer paso. El encargo coincide casi de forma simultánea con la renovación de licencias para otro sistema, ya adquirido, de tratamiento de datos, y con otra compra militar de software avanzado: una aplicación para análisis masivo de fuentes abiertas.
Se llama OSINT ese trabajo. La cúpula de los ejércitos ha adquirido una herramienta para pescar información y observar patrones en redes sociales, blogs, publicaciones de medios de comunicación convencionales, mapas, registros, listados, imágenes de cámaras de vigilancia y todo tipo de archivos públicos y de acceso libre con el fin de integrarla en el SIFAS, el Sistema de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. Este tipo de análisis, basado en millones de datos, requiere también inteligencia artificial.
La implantación de IA asistiendo a estados mayores y sus fuerzas desplegadas sobre el terreno se ha acelerado en todo Occidente, explican fuentes militares españolas, a tenor de la experiencia ucraniana en la guerra contra Rusia, de la que toman nota los ejércitos de la OTAN, y también por el despliegue por Israel de asistentes de IA para la designación de objetivos en sus distintos frentes de guerra en Oriente Próximo.
Automatizar la decisión
Esta primera piedra para una normalización de la IA en decisiones militares españolas se coloca en Camas (Sevilla). Allí tiene su sede principal la ingeniería QuosIT Consulting, que también tiene oficinas en Nueva York. Esa firma ha sido la elegida en una adjudicación exprés sobre otras tres candidatas. QuosIT había contratado ya con el Ejército otras veces para asistencia en procesos de bigdata.
El encargo de Defensa incluye una prospección en la industria, buscar empresas españolas “que podrían haber madurado” estas tecnologías y puedan servir de proveedores de software y asistencia en IA a los ejércitos.
En junio pasado, Defensa dispuso de un listado de necesidades técnicas para investigar la “automatización del proceso de decisión por medio de inteligencia artificial”, como se titula el documento de condiciones impuestas a la empresa adjudicataria. QuosIT se hizo con la contrata definitivamente el pasado nueve de octubre, cuando la adjudicación se publicó en el Boletín Oficial del Estado.
De momento, esta implantación de la IA como asistente de los militares está solo en fase prospectiva. Por 8.860 euros, la consultora informa al Ejército de qué aplicaciones y programas hay disponibles para “el proceso de planeamiento de las operaciones militares a nivel táctico, tanto en la fase de planeamiento como en la conducción de las operaciones”, según manda el contrato.
En las Fuerzas Armadas ya está presente la inteligencia artificial, de forma incipiente, en sistemas de comunicación o de guiado de munición, pero ahora se trata de ayuda para los oficiales en sus decisiones, que se generalizará en el Ejército de Tierra cuando culmine su plan de modernización Fuerza 2035, de parecida ambición al que ha anunciado la Armada en la presentación de su Visión 2050. El futuro de la guerra, también para España, pasa por operaciones de soldados en tierra y marinos embarcados combinadas con las de drones, pilotos de cazas, misiles y artillería en las llamadas “nubes de combate”.
Defensa busca conocer cómo puede integrar programas de IA también en guerra electrónica, ciberdefensa, telecomunicaciones, traducción de idiomas, cartografía y publicaciones. El encargo incluye la obligaciòn de una prospección en la industria, empresas españolas “que podrían haber madurado” estas tecnologías y puedan servir de proveedores de software y asistencia en IA. Para esa búsqueda se ha dado de plazo 90 días.
Saber de todo
Dos detalles caracterizan a estas dos últimas licitaciones clave en la modernización de las Fuerzas Armadas: se han elegido pymes; y se ha hecho con rapidez.
Ha sido corto el trámite de la compra de “una plataforma de obtención de inteligencia en fuentes abiertas” para el SIFAS. El pasado 15 de noviembre, a las 10:13 horas, se hizo pública la adjudicación a la consultora de Tres Cantos (Madrid) Ondata International, y la formalización del contrato se hizo pública a las 10:41. Hay poco de particular en tan corto lapso de tiempo: en este encargo solo se barajó una firma, en un proceso negociado y sin publicidad.
Permanece secreto el software -o más de uno- que el Estado Mayor de la Defensa ha adquirido por 607.420 euros para procesar todo tipo de información que pueda ser útil en las operaciones militares. También servirá para los análisis que el alto mando hace sobre riesgos y amenazas para despliegues de España; incluidos, por ejemplo, el peligro yihadista en el Sahel o la animadversión antiOTAN en zonas de despliegue en el Este de Europa.
Dos de los principales suministradores internacionales de productos basados en inteligencia artificial para los ejércitos y las policías son multinacionales israelís
Ondata trabaja con frecuencia como intermediaria para policías nacionales y autonómicas; por ejemplo, en la compra de programas y máquinas de análisis y extracción de datos de móviles y ordenadores incautados en golpes policiales. La intermediaria madrileña comercializa la herramienta americana de análisis de información Dataminr, que en 2009 extendió su popularidad en el sector de la seguridad cuando fue la primera en difundir la muerte de Osama Bin Laden.
En su catálogo, Ondata ofrece también Cellebrite, la marca de la multinacional israelí de ciberinteligencia del mismo nombre que proporciona tecnología para esos trabajos. Y comercializó en su día Voyager Analytics, un sistema israelí para análisis de contenidos de redes sociales y otros foros del que disponen los Mossos d’Esquadra, -según desveló en el Parlament, en septiembre de 2023, el entonces conseller de Interior, Joan Ignasi Elena- para detectar amenazas terroristas. Los Mossos lo habían comprado a través de la proveedora española de ciberseguridad S21SEC.
Entrar en los móviles
En el frente del Donbás, los móviles que llevan los soldados en sus bolsillos se han convertido en un elemento valioso de la guerra. Algunos, porque ayudaron a la munición inteligente suministrada por Estados Unidos a Ucrania a localizar puestos de mando de generales rusos. Otros, porque, una vez incautados a prisioneros -o a cadáveres- y explorados por especialistas, dan información de itinerarios, lugares de asentamiento, condiciones de vida, estado de moral de la tropa contraria, o incluso planes militares.
El Ejército ya dispone de una herramienta, UFED Touch, que, con IA, extrae el contenido de los móviles, tabletas y ordenadores. Todo en este campo de innovación para los ejércitos viene ocurriendo este otoño: el pasado 8 de noviembre el Estado Mayor de la Defensa renovó sus licencias UFED Touch, adquiridas a Cellebrite a través de proveedores españoles.
Los aparatos de Cellebrite a los que está suscrito Defensa desde noviembre 2022 son de frecuente uso entre las policías para realizar exámenes forenses a los móviles de delincuentes y víctimas bajo supervisión judicial. El software de Cellebrite nutre unas tabletas que pueden llevar las unidades militares. Enchufándolas a un teléfono móvil tomado al enemigo, o a un PC u otra tableta, obtienen los datos incluso aunque estén protegidos con la potente cifra de los iPhone. La israelí Cellebrite no regala las actualizaciones de su software: renovar cada licencia periódicamente para las unidades de ciberdefensa de las Fuerzas Armadas cuesta entre 6.000 y 15.000 euros.
Este año a punto de concluir está siendo clave en los pasos de Defensa para adquirir tecnología. Los últimos tres han tenido lugar en otoño, pero ya en febrero, entre el 13 y el 14, la Escuela Politécnica del Ejército de Tierra citó a empresas para analizar aplicaciones de IA en un evento bautizado Taller 21, incluido en el plan de la Fuerza 35.
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