Estrategia electoral

Feijóo exige al PP dar la batalla final: “Ya no es ganar. Hay que llegar sin Vox”

El primer mensaje es evitar el triunfalismo tras el 28M, recuperar fuerzas ya y no confiarse "bajo ningún concepto" con Sánchez

Alberto Núñez Feijóo en la sede nacional de Génova al reunir a su junta directiva nacional.

Alberto Núñez Feijóo en la sede nacional de Génova al reunir a su junta directiva nacional. / José Luis Roca

Paloma Esteban

Una semana después del éxito del 28 de mayo nadie tiene dudas dentro del PP: “Las cosas van demasiado bien”. El resultado de las autonómicas y municipales deja a los conservadores en una situación más que favorable: primera fuerza municipal en toda España, seis plazas autonómicas que arrebataron al PSOE y se suman a Madrid y Murcia, y la sensación generalizada de que Alberto Núñez Feijóo será el próximo presidente del Gobierno. Lo último, reconocen en Génova, puede ser “lo más determinante” para el camino hacia el 23 de julio.

A partir del lunes, el PP plantea una campaña en la que pedirá a los suyos “no confiarse bajo ningún concepto” a pesar de que dan por hecho la victoria. Y es que el siguiente escalón, el que de verdad importa a Feijóo, es la clave de todo: hacer entender que es posible una mayoría suficiente sin Vox. Ya hay encuestas funcionando en la órbita de los conservadores que avanzan ese escenario.

En vista de la estrategia de Pedro Sánchez, atendiendo a su primer discurso interno tras la debacle, ante sus diputados y senadores, el PP ve una oportunidad “calcada a lo que vimos en Andalucía”. “Podemos conseguirlo”, dicen en las conversaciones que mantienen los cargos de mayor nivel en Génova. 

Al frente de la campaña repite Elías Bendodo como coordinador, pero estará reforzado por Cuca Gamarra (al frente del programa electoral) y Miguel Tellado (en las listas). Borja Sémper continúa como portavoz electoral. El mensaje a todo el partido, además de evitar la excesiva confianza, será la de recuperar fuerzas en tiempo récord. El PP tuvo muy buenas noticias hace siete días, pero también sufre agotamiento. Los principales dirigentes llevan viajando sin descanso semanas, pero también los líderes autonómicos, muchos futuros presidentes, tendrán que combinar sus propias negociaciones y diseño de los gobiernos, con una nueva campaña que promete ser extenuante. Y el mar de fondo: la tensión de poder llegar a la Moncloa meses antes de lo previsto.

La estrategia y el PSOE

Lo que los populares no ven en ningún caso es que azuzar el miedo a la ultraderecha pueda repercutir en sus votantes, ni tampoco ven viable que vaya a calar la idea de que “la ola reaccionaria” en España llegará de la mano de Feijóo. Sí creen, en cambio, que puede funcionar como aglutinador del voto de la izquierda en torno a las siglas socialistas. Y es el análisis que hacen: “Podemos ha quedado derrotado tras el 28M, el proyecto de Yolanda Díaz llegará a las generales sin haber salido del cascarón y solo queda el PSOE”.

La cuestión, sostienen en Génova, es que la pérdida de poder territorial e institucional le puede hacer al PSOE una campaña muy cuesta arriba. “Es difícil pensar que los barones que se quedan sin sus gobiernos y toda la red de gente que forma parte de las administraciones autonómicas se van a volcar con Sánchez tras este desastre”. 

Alberto Núñez Feijóo junto a los barones del PP tras la junta directiva nacional.

Alberto Núñez Feijóo junto a los barones del PP tras la junta directiva nacional. / José Luis Roca

Precisamente, la bajada de defensas tan salvaje que ven dentro de las filas socialistas, a pesar de los aplausos de los parlamentarios el otro día en el Congreso, es lo que hace que el PP lo vea “más cerca que nunca”.

En realidad, la estrategia será la de repetir la posibilidad de un gobierno en solitario. A diferencia de lo que Sánchez venía haciendo hasta hace apenas dos semanas, prometiendo reeditar la coalición que los electores han castigado en las urnas y presentando a Díaz como un ‘ticket electoral’, los dirigentes populares no esconden su pretensión de evitar a Vox a toda costa. Incluso lanzan mensajes a otros grupos parlamentarios con el objetivo de sumar los apoyos necesarios que permitan a Feijóo un gobierno monocolor.

En autonomías como Aragón, donde el Parlamento está muy fraccionado, se verá en los próximos días un ejemplo similar. El popular Jorge Azcón, ganador de las elecciones, está en conversaciones con el PAR y Aragón Existe, persiguiendo el objetivo de tener una suma suficiente para forzar a Vox una abstención. Movimientos dirigidos a que los ultra no tengan consejerías de ninguna forma.

En las que sí es necesario un voto afirmativo de Vox, Comunidad Valenciana y Extremadura, las cosas son más complicadas. La primera, especialmente. Todo el PP asume que el partido de Santiago Abascal hará sufrir” a Carlos Mazón. En Extremadura, donde María Guardiola se ha puesto el traje de presidenta a pesar de ser segunda fuerza política, la polémica ha ido en aumento en los últimos días. Fuentes de Génova aseguran que no hay ningún conflicto, que la dirigente extremeña tiene autonomía plena para manejar la situación, y que las negociaciones “serán largas”.

Como publicó este diario, el objetivo del PP es adormecer esas conversaciones para que, mientras sigue la escenificación, lleguen las elecciones generales. Las investiduras que estén claras se harán en las próximas semanas. Pero las complicadas, a pesar de las reuniones y los intentos de negociación, se postergarán.

“El triunfalismo es el peor compañero”

Con este panorama tan optimista, el PP se enfrenta a su tarea más difícil: no caer en un triunfalismo en el que ya están la mayoría de sus cargos. “Ese es el peor compañero de viaje en una campaña”, advierten en la dirección nacional. Y, de hecho, Feijóo ya quiso lanzar un recado en la junta directiva nacional del martes: “La única oportunidad del sanchismo es que nos confiemos”. 

Hay dirigentes del PP que inciden en la jugada que supuso un adelanto electoral con el que nadie contaba. “Sánchez en estado puro. Algunos lo conocieron de verdad esa mañana”, reflexionan. Afirman también que en Europa ha sorprendido esta convocatoria haciéndola coincidir con la presidencia de turno de la Unión Europea, lo que deja en el aire o, como mínimo, compromete muchas cuestiones de la organización. “Hemos dado un mensaje de bandazos”, zanjan.

En el equipo de Feijóo también reniegan de la idea que Moncloa lanza sobre el miedo que pueda surgir en los socios comunitarios ante la idea de que Vox llegue a tocar poder: “No podemos entrar en ese marco. El nuestro, el único que valoramos, es el de gobernar solos”, siguen repitiendo.