Cámara Baja

Susto en el Congreso: el desmayo de una diputada interrumpe la sesión

La diputada de Unidas Podemos Marisa Saavedra sufre un desvanecimiento en su escaño y ha de ser atendida por los servicios médicos del Congreso, lo que además del susto, ha provocado la interrupción de la sesión plenaria

El desmayo de Marisa Saavedra.

El desmayo de Marisa Saavedra. / José Luis Roca

Ángel Alonso Giménez

Pasadas las 12.00 horas, estando los diputados y diputadas votando las enmiendas a la ley que regulará la atención a la clientela, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, dice: "Hay una diputada indispuesta; interrumpimos la sesión".

La diputada indispuesta era Marisa Saavedra, de Unidas Podemos, representante por la provincia de Castellón. La imagen fue impactante: tenía la cabeza totalmente apoyada en la mesa de su escaño, como si se hubiera quedado dormida. A su lado, el secretario general del grupo, Txema Guijarro, agradecía a Batet la interrupción y ponía su mano izquierda sobre la espalda de la compañera.

En la fila de arriba, una diputada del grupo ofreció su botella de agua. Rafael Mayoral se levantó enseguida para ayudar. Hizo lo mismo María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, que es licenciada en Medicina por la Universidad de Sevilla: abandonó su escaño, cuatro filas más abajo, para acudir al lugar de los hechos como una exhalación.

Para entonces, dos de los porteros mayores del Congreso, los que pueden estar en el hemiciclo mientras transcurren los plenos, estaban para ayudar a moverse a Saavedra, que sencillamente no podía. Hubo un momento de sobresalto y más angustia porque la diputada, tras lograr ponerse de pie, se desmayó. Cerró los ojos y fue cayendo y cayendo, a plomo. Menos mal que estaban sus compañeros y compañeras, así como los ujieres, sosteniendo su cuerpo. Acudió el diputado de Foro, Isidro Martínez Oblanca, enfermero de profesión. Y José Luis Steegman, de Vox, médico. Y Ana Pastor, del PP, médica.

El grupo apartó los escaños para dejar que Saavedra se tumbara. Aparecieron el médico del Congreso y su auxiliar, así como otro portero mayor con todo el equipo para atención cardiológica urgente. Batet abandonó la Mesa y se acercó para ver la evolución de los hechos.

Tras un par de minutos, quizá menos, Saavedra empezó a sonreír. Estuvo respondiendo a estímulos antes, buena señal. Fue importante el semblante sereno de María Jesús Montero, quien presenció la escena en primera línea en todo momento. Pero cuando se vieron las sonrisas, ya se disiparon los temores.

Ayudaron a Saavedra a ir a la cafetería del hemiciclo. Batet volvió a su posición en la Mesa. Informó de que la diputada se había recuperado, que estaba mejor y dio dos minutos más de receso. La votación continuó después. Este jueves es día de votación eterna en el Congreso.