TENSIÓN EN LA IZQUIERDA

La relación con ERC y Bildu abre una brecha entre Podemos y Yolanda Díaz

El partido reclama claridad en su política de alianzas a la vicepresidenta, que evita adherirse a las tesis nacionalistas

Yolanda Díaz e Irene Montero, en el Congreso.

Yolanda Díaz e Irene Montero, en el Congreso. / EP

Ana Cabanillas

'Dime con quién andas, y te diré quién eres'. La máxima que acuñó don Miguel de Cervantes hace cuatro siglos bien podría aplicarse en 2023 a la reconfiguración de la izquierda española, donde los distintos actores se retratan no sólo en sus propuestas sino en sus alianzas y relaciones con el resto de partidos. Es lo que sucede con ERC y EH Bildu, fuerzas nacionalistas y marcadamente progresistas que han hecho aflorar los dos modelos de país que defienden Podemos y Yolanda Díaz.

Este martes en el Congreso de los Diputados se escenificaron claramente las posiciones enfrentadas que guardan unos y otros hacia estas fuerzas. Primero, a raíz del fracaso de la reforma de la Ley Mordaza, en la que Unidas Podemos y PSOE llevan trabajando desde comienzos de la legislatura. Las diferencias internas dentro del grupo parlamentario morado se hicieron evidentes. De la defensa de Podemos a ERC y EH Bildu frente al PSOE, al fuerte distanciamiento de los comunes y de IU, principales valedores políticos de la vicepresidenta segunda del Gobierno, que esta vez optó por quedarse al margen de la disputa. 

El segundo episodio llegó a raíz de la proposición de ley que llevaron los partidos independentistas para enmendar la reforma laboral de Yolanda Díaz. Una iniciativa que da cuenta de la batalla soterrada que existe entre la gallega y los nacionalistas y que se saldó este martes con acusaciones de electoralismo por parte de los afines de la gallega en Unidas Podemos.

Podemos exige claridad

Desde hace meses Podemos lleva exigiendo claridad a la vicepresidenta segunda del Gobierno para que aclare cuáles serían sus alianzas, tanto electorales como parlamentarias. En la cúpula morada le reclaman poner negro sobre blanco en qué socios se apoyaría en caso de poder reeditar la coalición para definir cómo podría lograr sus objetivos políticos. Los morados han jugado un papel relevante en la aritmética parlamentaria de esta legislatura, y siempre han tratado de mediar con los partidos independentistas para atraerles a sus tesis. Una buena sintonía propiciada por Podemos en pos de mantener vivo el llamado 'bloque de investidura', que fue una de las principales obsesiones de Pablo Iglesias.

Sin embargo, la relación de Yolanda Díaz con ERC y EH Bildu es extremadamente compleja y está marcada por un punto de inflexión: la votación de la reforma laboral que tuvo lugar el 3 de febrero de 2022. La medida estrella de la vicepresidenta segunda del Gobierno, negociada durante meses con los actores sociales y pactada con patronal y sindicatos, obtuvo el 'no' de los dos partidos independentistas, que exigían entre otras cosas recuperar las indemnizaciones por despido anteriores a 2012. Su posición a punto estuvo de condenar la norma y con ella el futuro político de la ministra de Trabajo, pero el error del diputado del PP Alberto Casero salvó la nueva legislación laboral. Yolanda Díaz nunca ha perdonado su postura a estos partidos, y desde entonces la relación está muy lejos de ser fluida.

Díaz, lejos de la autodeterminación

Hasta el momento la dirigente gallega se ha mantenido al margen de las tesis independentistas que Podemos sí defendió desde sus inicios, como la defensa de un referéndum de autodeterminación. A diferencia de los morados, Díaz se mantiene de perfil en este asunto.

El pasado enero en un acto de Sumar en Catalunya trató de bordear la cuestión: "Dicen que en Cataluña habéis cerrado una parte de vuestra historia", aseguró, en referencia a las voces socialistas del Gobierno que proclamaban el fin del 'procés'. "No sé si lo habéis cerrado o no. En todo caso, el tiempo y la gente decidirán qué queréis hacer con la historia de nuestro país", aseguró, en una calculada ambigüedad.

Yolanda Díaz se ha alejado de las tesis independentistas y ha evitado apoyar un referéndum de autodeterminación, como sí hizo Podemos

El proyecto de Díaz, de corte marcadamente europeo, busca alejarse de las tesis nacionalistas, una circunstancia que dificulta el acercamiento a los partidos independentistas. Frente a su candidatura, ERC, Bildu y BNG han sellado una suerte de alianza estatal para brindarse apoyo de cara a los próximos comicios; para aumentar sinergias y ganar visibilidad. Una entente que compite directamente con la propuesta de Sumar.

UP se planta ante la "contrarreforma laboral"

A esto se suma su alianza con los comunes, principal valedor junto a IU de la dirigente. El partido de Ada Colau también compite con ERC por electorado de izquierdas en Catalunya, y esta rivalidad también se hace patente en el Congreso de los Diputados. Es lo que ocurrió este martes en el Congreso de los Diputados, donde se debatió la admisión a trámite de una proposición de ley de ERC y EH Bildu para aumentar las indemnizaciones por despido; una iniciativa que los nacionalistas arrojaron contra la vicepresidenta segunda del Gobierno para obligarle a enmendar su propia reforma laboral.

Esta propuesta generó controversia dentro del propio espacio de Unidas Podemos, donde tuvieron que acordar una postura común, que finalmente fue la abstención. Podemos se ha mostrado más proclive a aumentar las indemnizaciones por despido, alineándose con las tesis nacionalistas, pero finalmente asumió la postura marcada por Yolanda Díaz, contraria a apoyar esta iniciativa. Una propuesta que en cualquier caso estaba condenada a fracasar por la oposición del PSOE. "Igual que el Ministerio de Igualdad marcó la posición con la reforma del 'sí es sí', ahora Trabajo manda en esto", advierten fuentes del grupo parlamentario.

Aina Vidal, diputada de los comuns, expulso los motivos de su abstención en el debate parlamentario, definiendo la iniciativa como una "contrarreforma laboral" motivada en "electoralismo": "Nos traen una contrarreforma laboral a las puertas de las elecciones",apuntó, volviendo a reprocharles su 'no' a la norma estrella de Yolanda Díaz: "Traen una proposición que intenta hacernos olvidar su voto a la reforma laboral. Mucha gente no entiende que ERC y Bildu votara en contra", abundó desde la tribuna.

La diputada, que representaba la postura de la propia vicepresidenta segunda -que se ausentó en el debate y en la votación- llegó a contraponer los modelos de ERC y de la gallega. "Tienen miedo de que haya miedo de que entre sus electores prefieran a Yolanda Díaz antes que a ustedes, porque tiene más credibilidad".

Choque interno por la ley mordaza

Además de esta iniciativa, el gran choque interno en Unidas Podemos llegó tras el fracaso de la ley mordaza por el 'no' de ERC y EH Bildu. Pese a esto, los morados defendieron las tesis nacionalistas y culparon únicamente al PSOE del fracaso legislativo por no haber brindado suficientes cesiones. Las exigencias que planteaban los socios de Gobierno eran la prohibición de las pelotas de goma y devoluciones en caliente, además de rebajar la gravedad de las faltas de respeto a la autoridad y la desobediencia a las fuerzas del orden. 

El portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique, culpaba únicamente a los socialistas de propiciar el fracaso de la reforma y eximía a ERC y Bildu de cualquier responsabilidad: "La responsabilidad de sacar adelante las leyes nunca es de los socios que no forman parte del Gobierno”, aseguró en rueda de prensa en el Congreso. “Cuando el PSOE necesita conseguir los votos de ERC y Bildu a toda costa —como en los Presupuestos Generales del Estado—, se remanga y los consigue. La derogación de la ley mordaza ha caído porque el PSOE así lo ha querido”, zanjaba después en redes sociales. 

A esta tesis se unía Pablo Iglesias, que insistía en justificar a los partidos nacionalistas: “Hay gente de izquierdas culpando a ERC y Bildu de que no se vaya a derogar la ley mordaza. Respeto su buena intención pero se equivocan", aseguró en un mensaje en las redes. A él se opuso públicamente el portavoz parlamentario de IU, Enrique Santiago, también secretario general del PCE, que criticó que su posición de máximos “no justifica 4 años más de Mordaza". Mientras, IU y los comunes contradecían públicamente esta tesis, responsabilizando directamente a ERC y Bildu por hacer caer con sus votos la derogación.