Congreso

Semana perdida: la candidatura de Tamames que sólo apoya Vox retrasará nuevas leyes

El pleno del Congreso sobre la moción de censura de Vox (sólo apoyada por Vox) ralentizará los trabajos en comisión de otras normas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en un pleno del Congreso de los Diputados.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en un pleno del Congreso de los Diputados. / EP

Ángel Alonso Giménez

Si este martes la Comisión de Interior del Congreso da luz verde al dictamen de la nueva ley de seguridad ciudadana, la que reformaría en gran medida la 'ley mordaza', no irá al pleno de la semana que viene para que se apruebe y ponga rumbo al Senado. No. No irá porque la Cámara Baja se va a dedicar casi en exclusiva al debate y votación de una moción de censura que previsiblemente sólo apoyarán los 52 diputados y diputadas de Vox, cuando estas iniciativas necesitan mayoría absoluta para que prosperen. 

La reforma de la 'ley mordaza' (ya no derogación, pues no parece que los cambios en ciernes puedan equipararse a una derogación) es la que más cerca está de la aprobación por el pleno del Congreso. En la agenda semanal no aparece ninguna otra comisión con visos de dejar un dictamen hecho, pero eso no significa que los diputados no estén trabajando en otras normas.

Lo están, y a un ritmo alto. Quizá no tan alto como el que sostuvieron a finales de 2022, cuando el Congreso y el Senado se transformaron en una fábrica de leyes. En la Comisión de Justicia, por ejemplo, están ultimando los informes del proyecto de ley de eficiencia organizativa, de eficiencia procesal y de regulación del secreto profesional del periodismo. En la Comisión de Cultura, a la espera de salvar los debates de totalidad de este jueves, se van a poner manos a la obra con los proyectos de ley de cultura audiovisual y de la Oficina Española de Derechos de Autor.

La ley de la vivienda

La Comisión de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana está esperando la convocatoria de la ponencia para dar los retoques finales a la nueva ley de vivienda. A pesar de que se constituyó en febrero, no se ha celebrado una sola reunión porque no han terminado las sesiones de trabajo del Gobierno y del PSOE con Unidas Podemos, ERC y EH Bildu. Ni Moncloa ni el Ministerio de Raquel Sánchez se quieren arriesgar a un descarrilamiento en una ley que se vislumbra decisiva. Estamos en periodo electoral y Pedro Sánchez, hace un mes aproximadamente, dijo en el Congreso que es una “asignatura pendiente”, y no sólo de su Ejecutivo, que también, sino de la democracia. Expectativas elevadas, sin duda.

La Comisión de Sanidad mantiene a ritmo pausado, incluso muy pausado, la ley de atención a la clientela, la que va a regular, por ejemplo, la atención que dispensan a los clientes operadores telefónicos. La Comisión de Agricultura se ha marcado como próximo hito la ley contra el desperdicio alimentario y la de Hacienda ya ha empezado a cocinar la trasposición de una directiva europea sobre cooperación administrativa y fiscalidad. 

Una Comisión productiva esta legislatura, la de Asuntos Económicos, se ha propuesto tramitar con celeridad el proyecto de ley de defensa del cliente financiero, uno de los objetivos en los que PSOE y Unidas Podemos desean poner más empeño e intensidad. Del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social de José Luis Escrivá llegará el decreto ley con la última reforma del modelo de pensiones pactada con Bruselas, la que sube los períodos de cotización.

Al decreto, a sus ritmos, no le afectará la moción de censura de Vox con Ramón Tamames, 89 años, economista de prestigio, exdirigente comunista, exdiputado, como candidato. Pero a todas las demás normas citadas antes sí, ya que se encuentran a la espera del informe de la ponencia, fase crucial del trámite parlamentario. 

Quedan 5-6 meses

Si la legislatura andara por el ecuador o navegara mansamente por la primera mitad, nada de esto tendría importancia. Vox ya presentó una moción de censura en septiembre de 2020 y se debatió y votó un mes después. Santiago Abascal se postuló a la Presidencia y el pleno del Congreso rechazó semejante posibilidad con 298 noes, ni más ni menos. A pesar de que nuestras vidas atravesaban entonces el tramo más duro de la pandemia, quedaba mucha, muchísima legislatura por delante.

Pero cuando el Congreso debata y resuelva la segunda moción de Vox en tres años, lo que hará la semana que viene, el día 22 en concreto, a la legislatura le quedarán los meses de abril, mayo, junio, septiembre y octubre. Esto de periodo ordinario. Ampliar el calendario al tiempo extraordinario supondría habilitar julio, que es lo que se hizo el año pasado para aprobar una reforma de una reforma anterior de la ley del Consejo General del Poder Judicial.

El calendario de sesiones plenarias no está sobrado de huecos. La Semana Santa de primeros de abril interrumpirá la actividad parlamentaria, que no volverá hasta la tercera semana del mes próximo. Ya en mayo, recordar que durante la semana previa a las elecciones autonómicas y municipales no habrá nada ni en el Congreso ni en el Senado. No está el calendario para relajaciones.

Dijo el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, hace más de dos semanas que el Gobierno llevará en próximas fechas las nuevas leyes de industria, creación del foro de empresas emergentes, innovación y medio digital, hidrógeno verde, agencia estatal de supervisión de la Inteligencia Artificial, vivienda, dependencia, familias, contra la trata e información clasificada.

Pleno, sólo el pleno

Casi nada de esto pasará la semana que viene. Casi nada avanzará siquiera. No habrá más pleno que el dedicado a la moción de censura. Fuentes parlamentarias han destacado que no pasa por la cabeza de la presidenta convocar otro para el jueves que viene, que quedará libre. La candidatura de Tamames para echar a Pedro Sánchez se debatirá durante el 21 y el 22, martes y miércoles

Además, mientras se desarrolle el pleno, no se convocan comisiones. Si los diputados quieren avanzar en alguna ley en sus órganos correspondientes, deberán esperar al jueves, si es que se planifican para ese día. Eso o a negociar enmiendas mediante correos electrónicos, en encuentros en la cafetería del hemiciclo o en alguna de las salas del palacio, que ahí también se legisla.

Una semana perdida para el calendario legislativo es lo que provocará la moción de censura de Vox, abocada al fracaso porque no la apoya nadie más que Vox. Por si fuera poco, hay partidos pequeños a los que les está a punto de tocar el cupo de defensa de propuestas legislativas para la toma en consideración. Son iniciativas que casi siempre descarrilan, pero no por ello desmotivan. Más País, por ejemplo, está deseando proponer la admisión a trámite de una ley para acabar con las “golden visa”. Cuando le toque, será una semana más tarde de lo previsto. Causa: una moción de censura que apoyarán poco más de 50 diputados.