Crisis en la derecha navarra

Ruptura en Navarra: el PP priorizó a Sayas y Adanero a riesgo de perder a UPN

La exigencia de que los diputados díscolos expulsados de UPN estuvieran en el acuerdo alejó por completo a Esparza | Los populares dan por hecho que UPN deja la puerta abierta a pactos con el PSOE de Navarra y centrarán su estrategia en esa crítica para pelear por los votantes de centroderecha

Sergio Sayas y Carlos García Adanero.

Sergio Sayas y Carlos García Adanero. / EFE

Paloma Esteban

La historia del PP y Unión del Pueblo Navarro (UPN) era difícil de reconducir. Después de meses de conversaciones, idas y venidas y negociaciones que no terminaban de arrancar, los dos partidos irán por separado a las próximas elecciones autonómicas y municipales. El líder de UPN, partido hegemónico de centroderecha en la comunidad hasta el momento, insiste en que el resultado será más beneficioso así. Además, los navarros están convencidos de que podrán atraer votos socialistas sin ir de la mano del PP. La realidad es que la insistencia de los conservadores en cuidar a los dos diputados díscolos en el Congreso, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, (expulsados del partido de Esparza) ha sido crucial para el fin de la coalición.

Como ya publicó El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, el PP tenía claro que pelearía por rehabilitar a los dos parlamentarios bajo la idea de que un acuerdo de centro-derecha no podía tener vetos de ningún tipo y que ambos eran activos que podían sumar. La imagen hace una semana y media del congreso del PP de Navarra en un hotel de Pamplona fue muy reveladora. 

Según ha podido saber este diario, Esparza comunicó a la dirección nacional del PP sus reticencias sobre asistir. Finalmente lo hizo. Allí también estaban sentados Sayas y Adanero. “Se notó que son como de casa. El recibimiento con los dos fue muy claro. Se volcaron con ellos”, explican algunos de los presentes en el acto, sin dejar de señalar la “mayor frialdad” con la que llegó el líder de UPN.

La imposibilidad de reconstruir puentes entre los dos lados del partido regionalista navarro no es un asunto menor ni mucho menos. Esparza y Sayas mantenían una rivalidad desde que se enfrentaron a las primarias de su partido, de las que salió vencedor el actual líder, pero con una organización más dividida. El punto de inflexión en la ruptura de los dos sectores fue la votación de la reforma laboral en febrero. Los dos diputados se saltaron la disciplina de voto y se opusieron a una de las normas más importantes del Ejecutivo esta legislatura. Hasta el punto de que si no hubiera sido por el error del diputado Alberto Casero, Sayas y Adanero habrían tumbado la ley de Yolanda Díaz.

Aquel episodio les costó la expulsión de su partido por una “traición” que Esparza no ha olvidado ni olvidará nunca. Los dos diputados díscolos se defendieron, culpando al líder de UPN de ser él quien traicionaba a los valores del partido y a los propios votantes alineándose con el Gobierno de Pedro Sánchez

El presidente de UPN, Javier Esparza, da una rueda de prensa en la sede de su partido en Pamplona.

El presidente de UPN, Javier Esparza, da una rueda de prensa en la sede de su partido en Pamplona. / EP

Las palabras de Esparza este martes en la Cope, defendiendo la posición de su partido de concurrir solos a las elecciones sin el PP, confirmaron que la herida sigue muy abierta. “Si el PP quiere contar con dos diputados que traicionaron al partido en el que militaban, tendrá que explicar por qué. La lealtad se expresa con hechos”, zanjó, después de criticar la “credibilidad cero” que a su juicio tiene el diputado García Adanero tras “engañarnos a todos”. La reconciliación que exigía el PP era inasumible para UPN.

PP y UPN, ahora rivales

Lo que es una evidencia es que los dos partidos pelearán por el mismo espacio electoral. La teoría de UPN es que podrían atraer a buena parte del votante socialista moderado que se siente más cómodo con la papeleta de un partido regionalista si quiere castigar el pacto de María Chivite con EH Bildu. La tesis es que no cogerán la papeleta del PP pero sí la de UPN. En el caso del PP, la estrategia es bien distinta y con total seguridad pasarán al ataque denunciando que UPN lo que busca es abrirse a un posible acuerdo con el PSN.

En Génova repiten una y otra vez que el voto afirmativo a la reforma laboral (que provocó la rebelión de los díscolos) no era “un hecho aislado”, sino que respondía a un acercamiento al PSOE pensando en el futuro. De hecho, el vicesecretario de Organización popular, Miguel Tellado, encargado de las conversaciones en Navarra, no escondía su inquietud ante las “dudas” de Esparza. En el PP insistían: “Lo que tiene que hacer es aclararse. Es incompatible pactar una candidatura con el PP y no cerrar la puerta a Chivite”.

De hecho, los populares se escudan en las recientes declaraciones de Esparza (desde que presentó a su ejecutiva la decisión de no ir en coalición con el PP), que persiguen la idea de que “Bildu no siga decidiendo nada en Navarra” y que su peso sea nulo en el futuro Gobierno. En Génova entienden que UPN no rechaza la posibilidad de algún entendimiento con los socialistas navarros.

Esparza ha negado ese extremo, especialmente la relación que le achacan con el Gobierno de Sánchez, recordando que él ganó las elecciones (con Navarra Suma) en 2019 y no fue presidente, precisamente, porque el PSN no quiso. En cambio, se aliaron con Geroa Bai y Bildu para hacer presidenta a Chivite. 

Los regionalistas navarros afirman que la fórmula de ir por separado les traerá más escaños en las elecciones autonómicas de mayo. Los cálculos del PP difieren, afirmando que la suma de los dos por separado será similar a lo que consiguieron hace cuatro años, pero asegurando que los populares crecerán notablemente. El PP no ha confirmado con qué candidato concurrirá tras la no coalición con UPN, pero desde hace más de una semana Javier García, diputado en el Parlamento autonómico, es su nuevo líder. Está por ver también el papel que querrán jugar Sayas y Adanero.