El PPCV sería el gran beneficiado del descalabro de Ciudadanos en las próximas elecciones autonómicas de mayo de 2023, según la encuesta realizada por Gesop para los diarios de Prensa Ibérica en la C. Valenciana (Levante-EMV, Información y Mediterráneo). El sondeo dibuja un escenario en el que los partidos tradicionales vuelven a ganar terreno a los alternativos tras años sufriendo una fuga de votos hacia la periferia. Los populares captarían casi una de cada cuatro papeletas que en 2019 fueron a la formación naranja, que quedaría fuera de las Corts. Además, Vox ya no restaría apoyos al PP, que no solo frena la sangría, sino que logra invertir las tornas y ya le come terreno a una ultraderecha frenada.

En el bloque de la izquierda se percibe un PSPV en buena forma pese al desgaste por la inflación. Ximo Puig tiene más opciones de ‘pescar’ entre sus socios, Compromís y Unides Podem (a los que arrebataría los cinco escaños que ganarían los socialistas), que de los restos de Cs. Por su parte, la coalición registra el índice más alto de fidelidad entre los suyos, mientras en el electorado morado se detecta cierta volatilidad. Con todo, las transferencias de voto más relevantes se quedan dentro de los propios bloques.

El gran pastel en juego es el de Cs. Su desintegración dejaría en el aire casi 500.000 votos. Solo retendría el 11,8 % de aquellos apoyos, la menor fidelidad. Casi el 60 % de los suyos no tiene decidido a quién respaldar ahora, pero la tendencia no deja dudas: el éxodo es hacia el PP. El 22,2 % de los votos naranjas iría a los populares, un porcentaje muy superior al que migraría al PSPV (5,5 %) o a Vox (2,6 %). Este botín, unido al 13,3 % de votos que volverían de Vox al PP y a la recuperación de un 8 % de votantes que se abstuvo en 2019, conforman la base del crecimiento de los de Carlos Mazón.

A Ximo Puig, por su parte, el filón se le abre por su izquierda. Los cinco escaños que ganarían los socialistas provienen de los propios socios. Es decir, desde la izquierda del PSPV. Esto permitiría la reedición de un tercer Botànic con aún más fuerza de los socialistas dentro del tripartito.

Así, Puig pescaría buena parte de los votos de Compromís y de Unides Podem, mientras a la inversa apenas habría trasvase de papeletas. El PSPV se presenta como una formación sin fugas: tendría asegurados más de la mitad de los apoyos de hace cuatro años (la mayor fidelidad tras Vox) y solo un 10 % de sus votantes en 2019 estaría pensando en cambiar de opción ahora. Es junto al PP la que muestra mayor impermeabilidad, ya que la gran mayoría de sus votantes solo dudarían ahora mismo entre volver a darles apoyo o quedarse en casa.

Compromís resistiría también con relativa solvencia al amarrar la mitad de los apoyos de las últimas autonómicas, si bien un tercio de su electorado estaría todavía indeciso. Aquí puede ser clave la candidatura de Joan Baldoví, que podría reactivar a las bases valencianistas y no está recogida de forma íntegra en la encuesta.

Hay más dudas con Unides Podem, que muestra el segundo peor dato de fidelidad tras Cs (38,6 %). La ultraderecha, por su parte, retiene un 57 % de los votos y tiene al votante con menos dudas, si bien registra una importante fuga en dirección al PP.