Carles Puigdemont ha comparecido este jueves ante el Parlamento Europeo para denunciar, junto a otros eurodiputados catalanes, que fue víctima del espionaje de Pegasus y para exigir respuestas sobre la implicación del Estado español en el llamado 'CatalanGate', como se conoce el escándalo por la infiltración en los teléfonos móviles de hasta 65 dirigentes políticos, abogados y activistas favorables a la independencia de Cataluña. "Es cierto que los ataques de Pegasus no pueden atribuirse a alguien en concreto y eso es lo que genera pánico, porque estamos absolutamente indefensos", ha apuntado el expresident catalán.

En la comisión europarlamentaria que investiga la vigilancia contra sus miembros, Puigdemont y los eurodiputados Toni Comín, Jordi Soler y Diana Riba han coincidido en señalar que más de medio año después que una investigación de la organización canadiense CitizenLab destapase el caso aún no saben quién ordenó 'hackear' sus dispositivos y violar su privacidad. El fabricante de este 'software', la israelí NSO Group, asegura que solo lo vende a gobiernos.

El escándalo del 'CatalanGate' forzó a la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban López, a admitir que se habían espiado a 18 personas bajo autorización judicial del Tribunal Supremo, 11 de las cuales eran del entorno directo de Puigdemont. ¿Qué pasó con los otros casos? ¿Con qué cobertura legal se accedió a los móviles de las otras víctimas, si es que la había? Estas son algunas de las preguntas que los eurodiputados catalanes buscan esclarecer y para ello han pedido que la comisión presione tanto a NSO como al Gobierno de España.

Espionaje político

Durante las más de dos horas que se ha alargado la comisión parlamentaria, los eurodiputados catalanes han denunciado que, según el análisis forense de CitizenLab, fueron espiados en momentos políticos clave. El móvil de Comín fue 'hackeado' en enero del 2020, poco después de ser admitido como miembro del Parlamento Europeo con inmunidad para circular por dentro de la UE –"algo que el Estado español aún no respeta"– y poco antes de organizar el encuentro independentista celebrado en Perpinyà. El de Riba lo fue en dos ocasiones: una en medio del juicio a los líderes del procés y otra durante los días en que usó el móvil "para discutir con los abogados la defensa de mi pareja (Raül Romeva) y los derechos políticos de Oriol Junqueras" cuando fue encarcelado pero también elegido como europarlamentario.

Los europarlamentarios catalanes también han denunciado que España no ha creado una comisión de investigación para esclarecer lo sucedido y han apuntado que se trata de un caso de "espionaje político" que supone una "traición a los valores y principios de la UE". Ya en 2020, una investigación periodística encabezada por The Guardia y El País destaparon que se había usado Pegasus para pinchar el teléfono del entonces president del Parlament catalán, Roger Torrent, así como de otras figuras independentistas como Ernest Maragall o la 'cupaire' Anna Gabriel.

'Hackeo' sigiloso

Pegasus permite a sus clientes infectar el móvil de sus víctimas para tener acceso a todas sus telecomunicaciones e incluso permite activar tanto la cámara como el micrófono del dispositivo para convertirlo en una herramienta de espionaje. Todo, sin que la víctima sea consciente de ello, como han constatado los europarlamentarios. "No tenía ningún indicio de un funcionamiento anormal de mi móvil y me enteré de casualidad de que se me había espiado, lo que apunta a que los casos que conocemos sean solo la punta del iceberg", ha señalado Jordi Soler, miembro de ERC y vicepresidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo.

La sucesión de escándalos internacionales referentes al uso de este programa de espionaje forzaron al Parlamento Europeo a organizar una comisión para investigar su impacto. En los últimos meses, escucharon el testigo de periodistas y activistas cuya privacidad fue violada en casi todos los rincones del continente, pero aún no lo habían hecho con las víctimas que trabajan como representantes políticos elegidos democráticamente en la cámara europea.

Pegasus es infamemente conocido por ser utilizado para espiar a dirigentes políticos del más alto perfil, como el presidente español Pedro Sánchez o el francés Emmanuel Macron, pero especialmente por usarse en dictaduras y autocracias de todo el mundo para vigilar, perseguir y reprimir a la disidencia política y a periodistas o activistas críticos contra el sistema. Entre los países clientes de NSO figuran Arabia Saudí, México, India, Ruanda, Marruecos o Emiratos Árabes Unidos.