El Gobierno dejó solo este martes al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, y su propuesta de centralizar impuestos para que las comunidades no compitan entre ellas en materia fiscal, con el apunte de que se trata de una "opinión personal". Así zanjó el debate la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, antes de que vaya a más. Con cierta elegancia para que no sonara realmente a lo que es, una desautorización, y tratando de devolver el debate a la senda que más le interesa el Gobierno, que es confrontar su modelo con el del PP.

Precisamente el anuncio de rebaja fiscal lanzado por el presidente andaluz, Juanma Moreno, que suprimirá el Impuesto sobre el Patrimonio en su comunidad y aprobará una nueva reducción del IRPF, es lo que ha propició esta reflexión de Escrivá, en una entrevista matutina en Onda Cero. Pero fue de tal alcance -en contra del propio modelo del sistema autonómico- que casi logró distraer la atención de la decisión de Andalucía. Un movimiento que enfrenta a Moreno Bonilla con Madrid, ya que también él intenta atraer inversiones, y que el Gobierno ve casi como un regalo porque permite profundizar en su tesis de que los populares sólo toman medidas dirigidas a las rentas altas.