Fue en febrero de 2015 cuando Albert Rivera, acompañado de Luis Garicano (también estaba Manuel Conthe), presentaba en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, lleno hasta la bandera y ante una gran expectación mediática y social, el programa económico de su partido. El fichaje del profesor de la London School Economics fue el más aplaudido que se recuerda en esa etapa. Se convirtió en el economista de cabecera de Ciudadanos y, de alguna manera, en uno de los principales referentes de una organización que presumía de poder captar talento fuera de la política

Garicano participó en las grandes negociaciones políticas y presupuestarias (primero con el PSOE de Pedro Sánchez y, después, el PP de Mariano Rajoy), elaboró programas electorales, peleó por pactos de Estado —con especial ahínco el educativo, su verdadera ambición, y la apuesta por la regeneración— y terminó encabezando el grupo naranja del Parlamento Europeo con un resultado histórico en 2019. Cuando todavía faltan dos años para que concluya la legislatura, el economista abandona Bruselas y la vida política para volver a dar clases en la Universidad de Columbia (Nueva York).

Según constatan personas de su entorno, “ofertas ha habido muchas” y, finalmente, se ha decantado por la prestigiosa universidad de Estados Unidos. Pero muchas personas en el partido también recalcan que su marcha “no es incompatible” con una vuelta a la política más adelante y afirman que su “vocación por las políticas públicas”, más allá de la docente, se ha consolidado en estos años.

Dirigentes que han trabajado a su lado señalan como poco probable que se distancie por completo, teniendo en cuenta el interés demostrado en este tiempo por “acometer las grandes reformas pendientes” en España o la defensa cerrada del peso de nuestro país en el proyecto europeo. “Se implica y además se le da muy bien”, zanjan.

Arrimadas, Rivera y Garicano en un acto de 2015.

En una entrevista en ‘El Confidencial’ Garicano asegura que “es el momento de volver a su actividad”. Pero advierte: “Eso no quiere decir que deje de pensar en ideas y políticas públicas. En cómo mejorar la educación, la formación. Pero no desde la política activa”. Exdirigentes cercanos al eurodiputado señalan que “su etapa en Ciudadanos probablemente ha llegado al final” sin esconder el momento tan delicado que atraviesa la formación, y reconociendo que es “un buen momento” para retomar sus clases, centrarse en su libro y plantearse otras posibilidades en un futuro no muy lejano

Aún quedan dos años de legislatura europea y un año y medio en el caso de las elecciones nacionales en las que podría haber un vuelco del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Su marcha implica ‘de facto’ distanciarse de su trayectoria política actual, ligada al partido naranja, y evitar un desgaste que se viene confirmando en cada cita electoral. Pero no son pocos los que señalan que su camino “podría continuar” más adelante y que se trata de un perfil compatible con “asumir responsabilidades”.

En la dirección nacional, sin embargo, insisten en que Garicano sigue afiliado al partido y ponen en valor “la salida limpia” que ha procurado en todo momento. Confían en seguir contando con él, aunque sea desde la distancia, y se muestran convencidos de que su única intención es la Universidad. “Al menos por ahora”, matizan otros dirigentes con responsabilidades.

La realidad es que el ya ex eurodiputado no forma parte del equipo de refundación impulsado por Arrimadas para relanzar el partido de cara al próximo ciclo electoral. De hecho, del grupo europeo el elegido ha sido Adrián Vázquez, con quien no tenía una especial sintonía. La líder del partido viajó este lunes a Berlín donde se reunió con el líder del FDP y ministro de Finanzas, Christian Lindner. Las sensaciones del encuentro fueron más que positivas, teniendo en cuenta que los liberales alemanes son en este momento la principal referencia del partido naranja para sobrevivir: desaparecieron del Bundestag y hoy forman parte del Gobierno de coalición de Olaf Scholz. 

Marcha pactada

La marcha de Garicano se ha coordinado y pactado hasta el último detalle con Arrimadas. La dirección no tiene una mala palabra, al contrario. Pero, la realidad es que las desavenencias con la actual cúpula han sido recurrentes (en la mencionada entrevista vuelve a dejar claro, como ha hecho en otras ocasiones, que nada tuvo que ver con decisiones como la moción de censura en Murcia), como lo terminaron siendo con la anterior a causa de los pactos poselectorales en las autonómicas y municipales de 2019, y la negativa de explorar un acuerdo de Gobierno con Sánchez en ese mismo año, cuando PSOE y Ciudadanos sumaban mayoría absoluta.

El desencanto del eurodiputado con el partido naranja acumula años de idas y venidas. Y a pesar de que el economista insiste en que las malas perspectivas de Ciudadanos no han sido un factor clave en su decisión, fuentes muy cercanas al hasta ahora eurodiputado reconocen que la confianza en el proyecto se había desvanecido. Tampoco el nuevo liderazgo cumplió sus expectativas. Garicano ya no quiso ir en la lista de las primarias de Arrimadas por mantener una posición neutral (se medía con Paco Igea, entonces vicepresidente de Castilla y León y amigo personal del economista). Igea, en cambio, ha decidido sumarse al proyecto de refundación naranja integrándose en la ejecutiva nacional.