Las aspiraciones de Vox de entrar en su segundo gobierno autonómico, el de Andalucía, tras las elecciones del 19 de junio se vieron frustradas por la histórica victoria de Juanma Moreno, que superó incluso la mayoría absoluta. Al partido de Santiago Abascal no le sirvió contar con una de sus principales dirigentes para esa operación, Macarena Olona, y su candidatura además contribuyó a descapitalizar el grupo parlamentario que ahora recae, esencialmente, sobre los hombros del portavoz, Iván Espinosa de los Monteros.

En la formación ultra aceptan que los resultados no fueron los esperados, pero insisten en negar el fracaso después de sumar dos diputados más de los que tenían, hasta los 14. Pero la realidad es que apenas convencieron a 97.000 votantes con respecto a 2018 y todo ello, a pesar de que Vox es ahora la tercera fuerza nacional en el Congreso y ya tiene un vicepresidente y consejeros en Castilla y León. El PP sumó más de 830.000 nuevos votantes en Andalucía

Aún rechazando que aquello fuera una derrota, la sensación que cunde en el partido es de necesitar recuperar foco y tomar aire para frenar al PP, que ya se sitúa en cabeza en todas las encuestas. La carta que Vox cree seguir teniendo a su disposición es la fortaleza de su líder como candidato. En el partido insisten en que, como mínimo, tienen un suelo de votantes “muy consolidado” con la papeleta de Abascal y ven imposible, al menos por ahora, que Feijóo pueda alcanzar una mayoría suficiente sin sus votos.

Precisamente, la semana que viene el líder de Vox buscará protagonismo en el debate sobre el estado de la nación, aprovechando además que el dirigente gallego ocupará el escaño de líder de la oposición, pero no intervendrá. Al ser senador no hay posibilidad y, por eso, lo hará en su lugar la secretaria general, Cuca Gamarra, que protagoniza cada miércoles la sesión de control con Pedro Sánchez

Santiago Abascal, en el Congreso. David Castro

Abascal dedicará buena parte de su discurso, como está haciendo el partido, a la economía y, especialmente, a la crisis inflacionista. “Las cosas del comer, lo que de verdad le importa a la gente” explican en el grupo parlamentario, recalcando la idea que más repetirá Abascal: el “empobrecimiento de los españoles”. Como es evidente, Vox hará una enmienda a la totalidad al Gobierno de Sánchez e insistirá también en asuntos ideológicos capitales para el partido, igual que la denuncia permanente a los socios parlamentarios de la coalición, sobre todo EH Bildu y su reciente apoyo a la ley de memoria democrática.

Pero, en esta ocasión, también habrá mucho discurso económico, mirando a la energía y la subida de precios. Este terreno es precisamente el esencial del proyecto de Feijóo, que ha cambiado el rumbo del partido desde que aterrizó en Génova, decidido a hacer una oposición meramente económica, similar a lo que hizo Mariano Rajoy y mucho más alejada de lo que defendía Pablo Casado.

Vox es muy crítico con el PP, precisamente, porque considera que ha renunciado a dar “la batalla de las ideas” y que con economía “no se da respuesta a todo”. Se lo afeó el propio Abascal hace semanas desde la tribuna en el primer dardo que lanzó a su rival en la derecha. 

El partido ultra considera que existen muchas diferencias entre populares y su formación y cree que “se irán haciendo visibles” en los próximos meses. Por eso fuentes de la dirección aseguran que no les conviene que Feijóo no intervenga en el debate sobre el estado de la nación ni en otros grandes momentos en los que “se puedan comparar su discurso y el nuestro”. En Vox están convencidos de que les beneficia que el líder gallego “hable”.

La bancada de Vox en el Congreso. Alberto Ortega

En este momento, los dos partidos de la oposición coinciden en dibujar un panorama muy negro de cara al próximo otoño y creen que la crisis será lo que firme el fin de ciclo de Sánchez. En Vox creen además que el malestar se trasladará a la calle en varios sectores, como el de los transportistas, tras sentirse engañados por el acuerdo que firmaron con el Gobierno el pasado marzo, que evitó paralizar por completo el país con su huelga. 

A diferencia del PP, que no descarta el escenario de adelanto electoral, en Vox se muestran convencidos de que Sánchez pretende “agotar la legislatura” porque el desgaste será cada vez mayor. Tampoco creen que vaya a jugarse una derrota presupuestaria, que le forzaría, como ya ocurrió, a tener que valorar una convocatoria. “Si no los va a sacar, prorrogará los Presupuestos”, zanjan en la cúpula.