Justo un año atrás, se palpaba la misma incertidumbre en el PSOE y en el Ejecutivo. Se vislumbraba una remodelación amplia en el Gobierno y en el partido pero el presidente se guardaba sus cartas, moviendo sus piezas calladamente y buscando el efecto sorpresa. Ahora, tras el desastre de las elecciones andaluzas del 19 de junio, la cúpula socialista y la Moncloa barruntan que Pedro Sánchez acometerá cambios, pero en el entorno del líder aseguran no tener información todavía de si los habrá, de su alcance —es decir, de si afectarán a Ferraz, al Gabinete, al grupo parlamentario o a todos, y con qué profundidad—, y de cuándo se ejecutarán, si este mes o ya a la vuelta de las vacaciones de verano. Es precisamente ese mar de dudas lo que intranquiliza a muchos cuadros. Y Sánchez, en la reunión de la ejecutiva federal de este lunes, no aclaró nada, ni para bien ni para mal. Trasladó a los suyos que se centrasen en lo "importante", que hiciesen "campaña" de las medidas del Gobierno y que no atendiesen a "tonterías". O sea, a las "especulaciones" —así lo definió el portavoz de la dirección, Felipe Sicilia— sobre posibles y futuros movimientos.

Las posiciones han migrado en las últimas semanas de manera ostensible. Antes de los comicios autonómicos andaluces, y a la vista del mal resultado que se anticipaba (y que confirmaron las urnas), en el PSOE, como informaba este diario, sí se extendía la sensación de que haría falta un "golpe de timón", un revulsivo. Una crisis de gobierno, incluso. Pero en el núcleo duro del presidente, en Ferraz y en la Moncloa, se negaba esa posibilidad con vehemencia. Ya no. El batacazo del 19-J y la dura digestión posterior han ido asentando en el partido y en el Ejecutivo que Sánchez puede mover fichas, porque "así no se puede seguir". Y es que el temor a que la ola favorable al PP, que reflejan los sondeos, acabe arrastrando a los socialistas, ha hecho convencer a los mandos de que es necesario cambiar de dinámicas, y quizás también de caras. En definitiva, los pretorianos del líder ya no descartan una renovación.

Este lunes, desde luego, no hubo ni entradas ni salidas en la dirección. El secretario general y presidente reunió a su ejecutiva y no dijo "ni media palabra" sobre hipotéticos relevos, según ratificaron distintos integrantes a este periódico. Tampoco se convocaron los 'maitines', la cita de los lunes en la Moncloa en la que Sánchez sienta a su núcleo duro en Gobierno, partido y grupo para definir la estrategia y tomar las decisiones clave, así que sigue sin haber pistas. El jefe del Ejecutivo se desplazó a Ferraz después de protagonizar un coloquio con el premio Nobel de Economía Abhijit Banerjee, y se marchó tan pronto acabó para un acto de agradecimiento a su equipo en la Moncloa por la organización de la cumbre de la OTAN, la pasada semana.

Sánchez no habló de cambios a su ejecutiva, pero sí les pidió "centrarse en lo importante", "no distraerse en cuestiones" que no sean relevantes, les insistió en que es clave movilizar la organización —el análisis primero del 19-J es que no se logró ilusionar a los votantes progresistas— y les reclamó convencerse de la fuerza del PSOE, "no bajar los brazos porque las batallas que se pierden seguro que son las que no se dan", como resumía una responsable de la cúpula. En definitiva, les instó a no atender a "tonterías", una expresión que los presentes ligaron a las "especulaciones" de posibles relevos. La reunión de la dirección sirvió para lanzar la campaña 'Gobernar para transformar: proteger a la clase media y trabajadora', en redes sociales y en los territorios, precisamente para poner en valor las medidas de respuesta de la coalición a la guerra de Ucrania, tal y como explicó Sicilia a los periodistas.

"Nerviosismo"

Lo cierto es que el PSOE es ahora una olla a presión. La incertidumbre, el tiempo que se está tomando Sánchez para ejecutar sus movimientos, aviva las tensiones, el "nerviosismo" de los dirigentes. El presidente, en la ejecutiva que siguió a las andaluzas, el 19-J, solo dio una vaga pista: que no funcionaba la comunicación, que las medidas del Gobierno no calan, que a los medios no se va "a no decir nada".

Algunos en la cúpula socialista interpretaron que podría referirse a Héctor Gómez, el portavoz en el Congreso, con mucha presencia ante los periodistas, pero con un perfil plano. Pero otros miraban al portavoz de la ejecutiva, Felipe Sicilia —un hombre de la confianza de Adriana Lastra, la vicesecretaria general—, y otros a la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, los dos con poca pegada y muy alineados también con el argumentario.

"Tenemos que ser capaces de explicar lo que hacemos. La inmensa mayoría es favorable a nuestras medidas, así que, ¿cómo es posible que la suma de medidas no dé resultado? Hay que hacer pedagogía", apuntaba a este diario un miembro del Ejecutivo muy próximo al líder, que sin embargo asume el "ruido" constante que acompaña a la acción de la coalición, como se ha vuelto a manifestar ahora con las discrepancias por el aumento del gasto militar. La vaguedad de las indicaciones de Sánchez ha disparado el fuego cruzado entre el Gobierno, Ferraz y el grupo. Para unos, el problema está en el Ejecutivo, el principal escaparate del PSOE, porque echan en falta un "escudero" del presidente, alguien que le defienda, función que antes ejercían Carmen Calvo y José Luis Ábalos, caídos en la remodelación del pasado 10 de julio. Para otros, hay que "revitalizar" el partido, prepararlo y reforzarlo de cara a la durísima competición de las autonómicas y municipales de mayo y de las generales de final de año. Y para otros falla el grupo parlamentario.

Cada uno mira al de enfrente buscando responsables, pero todos reconocen complicado anticipar qué pasa por la cabeza del presidente, muy celoso de sus movimientos y proclive a la sorpresa. "No hay interpretación posible. Quien piense que puede interpretar a Pedro se equivoca. Él nos pidió hacer la campaña que presentamos este lunes y en eso nos pidió que estemos, en trabajar", aseguraba un alto mando de la dirección.

Sondeos, "una foto fija"

Las llamadas y el intercambio de impresiones se han sucedido en las últimas semanas, en los últimos días, sin que por ahora haya respuestas. Es más, así como el año pasado desde la Moncloa y desde Ferraz se reconocía que el líder estaba haciendo "prospecciones", sondeando a dirigentes y cargos para los cambios que acabó acometiendo, ahora no ha entrado en esa fase. Al desasosiego se suman las tensiones ya existentes zigzagueantes entre los números dos y tres, Adriana Lastra y Santos Cerdán, que pasaron por su peor momento hace unos meses, entre finales de 2021 y el arranque de 2022, y que ahora parecían más mitigadas, según indicaban fuentes gubernamentales y de la dirección del partido. Los protagonistas niegan fricciones. De cualquier modo, el círculo de mayor confianza de Sánchez orbita en la Moncloa, y lo conforman su jefe de Gabinete, Óscar López, y su adjunto, Antonio Hernando —amigos los tres desde la época en que trabajaban en Ferraz a las órdenes de Pepe Blanco y recuperados ambos el año pasado—, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

"No vamos a hablar de especulaciones. La ejecutiva es un órgano que no está para hablar de especulaciones, sino un órgano para hablar de los problemas que tienen los ciudadanos y poner soluciones", afirmó Sicilia en rueda de prensa en Ferraz este lunes. Él mismo subrayaba que eso era lo importante, más allá de que él ocupara "un cargo u otro" en el PSOE. Desde la cúpula insistían en que "el Gobierno sigue y los portavoces a día de hoy también", aunque reconocían que cambios puede haberlos siempre porque todos dependen de la única decisión del secretario general y presidente del Gobierno. Fuentes próximas a Sicilia y a Gómez confesaban "tranquilidad" y sin la indicación del líder de que una destitución estuviera próxima.

El portavoz de la cúpula restó hierro a las encuestas que ya colocan al PP de Alberto Núñez Feijóo en votos y escaños. La última, la de 40dB para 'El País' y la SER: los sondeos son "una foto fija en un momento concreto", que Ferraz "respeta" pero con la que no hiperventila, porque está a los datos: los buenos, como los del paro, o los malos, como la inflación, siguió Sicilia.

Las "especulaciones" (expresión del diputado jiennense) no se pararán, probablemente, hasta que Sánchez decida y comunique los relevos, si es que finalmente los hay, cosa que tampoco es segura. El presidente, preguntado en una entrevista en 'El País' publicado este domingo, manifestó su "respaldo a todos los ministros del Gobierno de España y la dirección federal del PSOE". Pero ya se sabe que esas palabras están dotadas de la provisionalidad del momento: lo que hoy es respaldo mañana puede dejar de serlo, como demostró con la remodelación profunda del Gabinete del pasado julio, y que se prolongó con el 40º Congreso Federal del partido, en octubre, en València.

Pero aquellos cambios, a juzgar por la opinión muy extendida en las filas socialistas, no han cuajado. De ahí que la urgencia de un "revulsivo" se oiga más, sin que se tenga muy claro si basta con lanzar nuevas caras o el problema es más estructural. La respuesta, sin embargo, la tiene solo una persona: Sánchez.