Fin de la minicrisis entre España y Mali a cuenta de las palabras del ministro José Manuel Albares. El gobierno maliense se da por satisfecho, según un tuit que ha emitido a última hora de la tarde de este sábado el ministro de Exteriores del país africano, Abdoulaye Diop. "He tenido un intercambio telefónico con el ministro de Asuntos Exteriores español en relación con las declaraciones que se le atribuyen sobre la eventualidad de una intervención militar de la OTAN en Mali. Lo ha negado y ha expresado su apego a las relaciones de amistad y cooperación con Mali", ha comunicado Diop en la red social.

La llamada de Albares ha apagado una hoguera que encendió con unas declaraciones suyas a Radio Nacional de España el pasado jueves, y que iba cobrando mayores dimensiones según avanzaba el fin de semana. Pero antes de la llamada hubo nota por escrito: "España no ha solicitado ni durante la cumbre de la OTAN ni en ningún otro momento una intervención, misión o algún tipo de actuación en Mali de la Alianza", decía un comunicado emitido este sábado y fechada en Bamako, capital del país africano, con membrete de la embajada de España.

Con el comunicado, de apenas seis líneas y difundido también en redes sociales, la legación en Mali y Burkina Faso salía al paso de las inquietudes -y suspicacias- que encendió el jueves el ministro Albares al hablar sobre la realidad del flanco sur de la Alianza Atlántica en el continente africano. Albares dijo que no se podía descartar una misión OTAN "si se concretara una amenaza para nuestra seguridad", si bien aclaró que esa misión "no ha estado en la mesa" de la cumbre.

Como respuesta, el ministro de Exteriores maliense anunció a última hora del viernes que convocaba al embajador español, José Hornero Gómez, para que le explicase las palabras del jefe de la diplomacia española. El gobierno maliense había entendido lo dicho por Albares como una posible amenaza a la integridad y a la soberanía de Mali.

Rusos en la zona

El país con el que hablaba esta tarde el ministro Diop no es, en la configuración estratégica de Bamako, un estado europeo cualquiera. De hecho, las Fuerzas Armadas españolas armaron planes para desplegarse en el norte del país en el marco de la Operación Takuba, en socorro de las unidades de operaciones especiales francesas que operaban en la zona centro. Defensa envió a un grupo de expertos españoles a Mali para localizar emplazamientos para bases desde las que pudiera dar golpes que desestabilizaran a la insurgencia yihadista por el norte, proporcionando respiro a los soldados franceses de la misión Barkhane. Finalmente, España no se implicó en la guerra antiterrorista en ese frente.

En febrero pasado, antes de completar su salida del país, Francia confirmó a sus aliados sus sospechas de una intervención híbrida rusa en Mali, a través de mercenarios de la firma rusa Wagner, para apoyar a la junta militar que gobierna el país desde un golpe de Estado que triunfó en agosto de 2020.

El refuerzo del flanco sur de la OTAN no solo constata la expansión rusa en la zona; también la amenaza yihadista en el Sahel, hoy la mayor incubadora terrorista del planeta.

La nota de la embajada española reafirmó, antes de la llamada de Albares, "los profundos lazos de amistad y cooperación y amistad con Malí", y su intención de "continuar impulsando relaciones pacíficas y amistosas" con ese país.