Llega ya la confirmación oficial y fetén del Gobierno: el debate del estado de la nación se celebrará en el Congreso de los Diputados el 12, 13 y 14 de julio de 2022. Será la primera cita parlamentaria de este tipo en más de siete años. La última vez que la Cámara baja acogió este debate fue en febrero de 2015, en el tramo final de la última legislatura con mayoría absoluta de Mariano Rajoy.

El titular de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, ratificó este viernes las fechas, justo al día siguiente del cierre de la cumbre de la OTAN de Madrid que el ministro volvió a calificar de "éxito incuestionable", por haberse proyectado una imagen de España como "referente mundial en el compromiso de los valores democráticos". El Gobierno registró la comunicación al Congreso este mismo viernes, el trámite que activa formalmente el debate. Pero no era ya sorpresa, porque en la Cámara baja y en el Ejecutivo ya se tenía previsto que sería en la segunda semana de julio. 

Según las previsiones de la cúpula socialista, el pleno del debate del estado de la nación —su nombre oficial es debate de política general— arrancará el martes 12 a mediodía con la intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Después habrá un receso y se retomará la sesión por la tarde, con el careo entre el jefe del Ejecutivo y la número dos del PP, Cuca Gamarra, ya que el nuevo líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, tiene escaño en el Senado, pero no en el Congreso. Seguirán después las intervenciones de los grupos, de mayor a menor, hasta el cierre del portavoz socialista, Héctor Gómez. La tradición manda que en los debates de la nación el presidente conteste uno por uno a todos los grupos

El debate será, dice Bolaños, la oportunidad para que Sánchez "explique" sus medidas y también exponga sus "planes de futuro"

Los cruces de Sánchez con los grupos, por tanto, se extenderán hasta el miércoles. Y el jueves la Cámara afrontará el debate y aprobación de las resoluciones presentadas por los grupos, de carácter puramente político. No son de obligado cumplimiento para el Ejecutivo, pero dado que se trata del debate más relevante de cuantos acoge el Parlamento, sus conclusiones sí son importantes, sobre todo porque medirá el nivel de apoyos al Gobierno en el tramo final de la legislatura y también la cohesión de la propia coalición de PSOE y Unidas Podemos. 

Según Bolaños, el debate será una “gran oportunidad” para que el presidente “explique todas las medidas” desplegadas en estos dos años y medio de mandato, orientadas a “reforzar el Estado del bienestar”, relanzar el crecimiento económico, “consolidar” la creación de empleo y “ampliar derechos”. Y también será la ocasión para que el jefe del Ejecutivo, siguió, exponga sus “planes de futuro y sus prioridades” para el año y medio que resta de legislatura. Para el ministro, el Gobierno “suma y sigue” actuando en la misma línea. Además, recalcó que es una “buena noticia” que se vuelva a la “normalidad” parlamentaria, a la celebración del propio debate del estado de la nación siete años después.

Las dudas sobre cambios en el Ejecutivo y en el PSOE

En la comunicación que dirige a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el Gobierno sostiene que el presidente acude al debate "con talante abierto y dialogante, receptivo a las aportaciones de los distintos grupos parlamentarios, confiando en que el acuerdo y el consenso prevalezcan en todas aquellas iniciativas destinadas a consolidar el crecimiento, garantizar derechos y mejorar la vida de las personas, sin dejar a nadie atrás". Y también marcha "convencido del trabajo realizado en favor del bienestar de los españoles, además de comprometido en seguir trabajando en este propósito hasta el final de la legislatura". Una nueva proclamación de que no habrá adelanto electoral. 

El Ejecutivo reitera que no habrá anticipo electoral: se muestra "comprometido en seguir trabajando hasta el final de la legislatura"

El texto repasa las medidas adoptadas por el Ejecutivo y también pone el foco en uno de los puntos fuertes que siempre vindica la Moncloa: la proyección internacional de su líder. La cumbre de la OTAN de esta semana ha sido, reza el documento, "el acontecimiento político más importante y con mayor relevancia internacional de la actual legislatura, junto a la presidencia del Consejo de la Unión Europea, que tendrá lugar en el segundo semestre de 2023".

La de la segunda semana de julio una sesión en el Congreso que se estirará más tiempo, no solo por la fragmentación parlamentaria, más acusada que en otras legislaturas —hay diez grupos, cifra que no se veía desde el periodo 1979-1982, recién estrenada la Constitución—, sino porque se programará un pleno escoba. Es decir, que día 14, jueves, se sumará al debate de las resoluciones la discusión y aprobación de más iniciativas. Entre ellas, la convalidación del segundo decreto ley anticrisis, que el Consejo de Ministros acordó el pasado sábado y que el domingo publicó el BOE. No obstante, serán la Mesa y la Junta de Portavoces quienes ordenen la sesión, conforme a los artículos 196 y 197 del reglamento de la Cámara baja.

Este debate del estado de la nación será el primero para Sánchez en sus cuatro años de mandato como jefe del Ejecutivo y su último gran examen parlamentario antes del parón veraniego, precisamente cuando queda apenas año y medio de legislatura. Pero puede que no sea su última tarea antes de vacaciones, porque el PSOE se barrunta algún cambio de timón del presidente, que quizá se traduzca en una crisis de gobierno. 

En la Moncloa impera el silencio sobre este tema, aunque tras el varapalo de las elecciones andaluzas del 19-J, ya nada se descarta, igual que en Ferraz. Sánchez, en caso de que decidiese gastar esa bala (la segunda, la primera ya la consumió hace justo un año, y los réditos fueron magros, a juzgar por lo que opina su partido), deberá determinar si precipita esos hipotéticos cambios ahora o bien a la vuelta de vacaciones. Y si afectan al Gabinete, al PSOE o a ambos.