El recrudecimiento de la crisis diplomática con Argelia, en plena campaña electoral de las elecciones andaluzas, ha convertido la política exterior en un ejercicio de ping-pong, con críticas cruzadas entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el dirigente popular, Alberto Núñez Feijóo. Pero el desencuentro en este ámbito va mucho más allá del contexto del 19-J. Es uno de los agujeros negros en la relación entre el Ejecutivo y el principal partido de la oposición. A pesar de la importancia capital de este asunto, sobre el que siempre ha existido un consenso mínimo entre PSOE y PP, ni se entienden, ni tienen voluntad de hacerlo ni comparten información.

En el Ejecutivo consideran que en la crisis con Argel Feijoó no ha estado "a la altura del hombre de Estado que dice ser" y que, como sucedía con Pablo Casado, no pierde ocasión de tratar de "debilitar al Gobierno" del modo que sea. Moncloa encajó muy mal las primeras declaraciones que hizo el líder del PP tras conocerse que este país vecino rompía de manera unilateral el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España y bloqueaba todas las operaciones de comercio exterior con nuestro país. El presidente del PP pidió públicamente a Argelia que no castigue a los españoles por el giro de Sánchez sobre el Sáhara -el origen del conflicto diplomático- y distinga entre el Ejecutivo y el pueblo español. De manera casi inmediata el portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, aseguró que Feijóo era un "incendiario".

Ese día, recuerdan fuentes gubernamentales, Europa ya estaba dando señales de respaldo a España por el freno a las transacciones económicas con las empresas españoles, que fueron más evidentes después, con el apoyo público de Bruselas y la advertencia de que eso suponía romper el acuerdo de asociación entre la UE y Argelia. Pero "sale la UE, se alinea con España", subrayan, y "Feijóo no lo hace". Sus declaraciones, señalan, fueron ampliamente recogidas en la prensa argelina, algo sobre lo que Moncloa ha tomado nota.

El choque en este asunto ha empeorado aún más por la petición de comparecencia en el Congreso de Sánchez, después, arguyen en el Ejecutivo, de que fuera precisamente en este contexto en el que se produjo la andanada de Argelia contra España. En el Gobierno creen que es un "error" vincular las declaraciones del presidente sobre el Sáhara en el pleno, justificando el apoyo al plan de autonomía marroquí para este territorio, con la reacción de Argelia. Como sucedió en la crisis con Marruecos, pone en valor la "autonomía" del Ejecutivo para marcar su política exterior.

"Hipocresía del PP sobre el Sáhara"

En el tema del Sáhara, fuentes socialistas apuntan además que hay mucha "hipocresía", ya que el PP ha transmitido al reino alauí su respaldo a través de la embajadora en Madrid, Karima Benyaich, y Feijóo se ha reunido con el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch, para "estrechar lazos de vecindad". Se quejan en el PSOE que no ha servido de nada que el ministro de Exteriores, José Luis Albares, llamara a lo largo del fin de semana a los portavoces de todos los grupos parlamentarios. "Podían haber escuchado al ministro antes de solicitar la comparecencia del presidente". De hecho, como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, el PSOE trata ahora de convencer a otros partidos para que no avalen esta petición.

Para los socialistas uno de los problemas de Feijóo es que no ha hecho ningún cambio con los portavoces de Exteriores del Congreso, Pablo Hispán y Valentina Martínez y ambos "quieren hacer méritos". "No tenemos garantías de que sean discretos con lo que se les cuenta". Lo más conveniente, sostienen en el grupo parlamentario, es que el presidente del PP llamara a La Moncloa y allí se le ofrecerían todas las explicaciones pertinentes.

GÉNOVA: ALBARES "SE HA EQUIVOCADO"

La postura del PP dista mucho de la lectura del Gobierno y del PSOE. Los populares defienden su línea argumental y reconocen que no darán marcha atrás. La sensación en Génova es que la política internacional, y especialmente en el Magreb, está siendo “demasiado errática”, llena de “meteduras de pata” y en el entorno más íntimo de Feijóo insisten en que mostrar cercanía con Sánchez en este momento, sin contar con más información y tras los últimos bandazos, sería ser “cómplices” de esos errores.

Tanto Feijóo como su responsable en política exterior, Esteban González Pons, están siendo muy explícitos en su crítica pública. También lo hacen en privado. Y la postura actual es que Albares “se ha equivocado demasiadas veces” y tiene “muchas fugas de agua y pocas manos para taparlas”. En el PP reconocen su sorpresa ante las quejas del Gobierno y la ausencia de llamadas de Moncloa al líder de la oposición, no al contrario. “Piden apoyo, pero no comparten información ni trasladan las posiciones de España”, reprochan. La espinita clavada es la del giro histórico sobre el Sáhara para superar la crisis con Marruecos y que, sin embargo, ha perjudicado de lleno las relaciones con Argel.

Los populares no critican tanto el contenido del giro como las formas y siguen sin explicarse que Sánchez no lo compartiera para, como mínimo, buscar el apoyo y la corresponsabilidad con el primer partido de la oposición. Aún así, en este momento el PP sigue defendiendo la posición de neutralidad mantenida durante más de cuatro décadas.

Nada parece indicar que sea posible un acercamiento entre las dos principales fuerzas. Las posiciones se han enconado mucho. El malestar dentro del Gobierno es proporcional al que mantienen en el núcleo duro de Feijóo, que no comparten las últimas decisiones del ministro. Tampoco ven claro haber cedido la interlocución total a la Unión Europea tras el bloqueo comercial porque entienden que también se pierde el control de la situación y que Bruselas, como es lógico, tiene más intereses aparte del español, con especial incidencia en el gas. “Ahora mismo, Italia es el principal socio del régimen argelino y, por tanto, la UE tiene que cuidar ese frente con rotundidad”, reflexionan en el PP.

El otro reproche recurrente es que Albares no ha contado con la experiencia de los diplomáticos que más conocen el Magreb a la hora de tomar decisiones de tanto calado. Es una crítica que se extiende en la formación conservadora y que el propio Feijóo deslizó este miércoles en la campaña electoral andaluza durante una visita a Almería: “ Hagamos las cosas con inteligencia, consultemos al cuerpo diplomático que tenemos y que conoce muy bien la zona del Magreb. No provoquemos más, por favor”, dijo el dirigente gallego al recordar las palabras de Nadia Calviño sobre que Rusia tenía culpa del veto argelino.