Pasado y futuro. España celebraba este lunes sus 40 años en la OTAN, pero al mismo tiempo dentro de un mes acogerá una "cumbre histórica", la de Madrid, marcada por la guerra en Ucrania. La cumbre que, en palabras de su secretario general, Jens Stoltenberg, "reseteará" el camino de la Alianza para la próxima década y la que visualizará la acogida de dos nuevos países, Suecia y Finlandia. Lo resumía el Rey en el acto conmemorativo de este 40 aniversario: "Para la España de 1982, la OTAN significaba el futuro. Ahora en 2022, Madrid pondrá los cimientos de la OTAN del futuro".

El espíritu del discurso de Felipe VI en el Teatro Real de la capital, ante 300 invitados —autoridades del Estado, siete ministros del Gobierno (ninguno de Unidas Podemos), los expresidentes Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero y cuatro ex secretarios generales de la OTAN— empastaba con el de Pedro Sánchez y con el del propio Stoltenberg. La Alianza pasa por un momento "crucial", definitorio de su futuro. Pero el Monarca introdujo en su intervención una cuestión clave para el Ejecutivo y en la que había hecho hincapié, de hecho, el propio líder socialista: la necesidad de proteger no solo el flanco oriental, frente a Rusia, sino también atender la vecindad sur frente a las nuevas amenazas. Este será uno de los puntos fundamentales de discusión de la cumbre de Madrid del 29 y 30 de junio.

"España comparte plenamente, y en este preciso momento todavía más, la importancia crucial de mantener una sólida disuasión y defensa en nuestro flanco oriental", aseguró el Rey, quien recalcó que nuestro país está contribuyendo a "hacer efectivo ese compromiso" al reforzar las capacidades militares en el este de Europa. "Pero nuestra seguridad colectiva también requiere que la Alianza preste cada vez más atención a los desafíos de la dirección estratégica sur, donde el terrorismo de matriz yihadista amenaza directamente a nuestras sociedades y, además, donde otros actores —estatales y no estatales—, que no comparten los valores presentes en la Carta de las Naciones Unidas, lo intentan hacer de forma indirecta".

Celebración en Madrid del 40 aniversario de la entrada de España en la Alianza Atlántica

Celebración en Madrid del 40 aniversario de la entrada de España en la Alianza Atlántica Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

España alerta de que las amenazas, por tanto, no solo proceden de Moscú, sino también del Magreb y del Sahel. Además, Rusia está aumentando su presencia en África a través del grupo Wagner, la fuerza paramilitar privada que ayuda a extender los tentáculos del Kremlin. Para apuntalar su argumentación, el jefe del Estado recordó que Madrid sufrió en 2004 el atentado terrorista con más pérdidas humanas de la historia en suelo europeo.

Sánchez ha venido insistiendo, y también lo hizo este lunes en el Teatro Real, que la cumbre de Madrid, "una de las más trascendentales de la historia de la OTAN en sus 73 años de vida", ha de servir para "impulsar la estrategia 360 grados". O sea, una Alianza que se defiende de las amenazas en todos los frentes y flancos. También ha de mandar un "mensaje poderoso de unidad y complementariedad de la UE y la OTAN". "No hay otro camino", otro que no sea el de "reforzar la Alianza Atlántica", para hacerla "más fuerte y eficaz". España pondrá de su parte, reiteró, aumentando su presupuesto en Defensa.

"Faro y guía eficaz"

El rey Felipe VI, en esa línea, subrayó que la cumbre de Madrid debe "ofrecer las herramientas y las respuestas que necesita" la OTAN para "hacer frente a todos los retos comunes", que se plasmarán en un documento, el Concepto Estratégico, que marcará las directrices de la organización para la próxima década. El Concepto Estratégico de Madrid —ese será su nombre— debe servir de "faro y guía eficaz" para los próximos diez años. España contribuirá, prometió el Monarca, para hacer que la Alianza resultante de esta reunión sea "más fuerte, más inteligente, más eficiente y, por tanto, esté mejor preparada y equipada para afrontar colectivamente un nuevo entorno de seguridad más complejo".

Para alcanzar ese objetivo, España, siguió Felipe VI, defiende que solo será posible si se asocian "de manera efectiva la OTAN y la UE", porque ambas organizaciones "comparten las mismas amenazas y desafíos", por lo que únicamente "trabajando juntas, reforzándose y complementándose mutuamente, se podrán crear las sinergias estratégicas necesarias para abordarlos de manera eficaz".

Madrid, por tanto, volverá a ser "testigo de otro momento decisivo". Porque hace 25 años, en 1997, acogió por primera vez una cumbre de la Alianza, y en aquel momento se abrieron las puertas a nuevos miembros (dos años después se integraron la República Checa, Hungría y Polonia), una vez caído el telón de acero. Ahora, la OTAN, con 30 miembros (32, cuando se unan Suecia y Finlandia) debe "recuperar ese mismo espíritu de hace 25 años", recalcó el Rey. España "no escatimará esfuerzos" para garantizar que la cumbre del 29 y 30 de junio "sea un éxito", porque a las amenazas emergentes se suman las convencionales. Nuevos y viejos desafíos. "Y todos provienen ya de todas las direcciones estratégicas y en todos los dominios operacionales", señaló, haciendo hincapié en esa idea de OTAN 360 en la que tanto incide Sánchez. Madrid, pues, pondrá los "cimientos" de esa Alianza del futuro, remachó dirigiéndose a Stoltenberg en inglés.

Orden mundial "en riesgo"

El contexto está marcado, obviamente, por la invasión de Ucrania por parte de Vladímir Putin. Una guerra, señaló el Rey, ante la que el mundo se ha unido no solo porque está "en riesgo" su soberanía e integridad territorial, sino la vida de miles de inocentes. Pero también está en peligro "la paz de todo el continente europeo y, por extensión, el orden internacional basado en reglas" construidas durante décadas.

Ante esa "seguridad amenazada por Putin", sentenció el presidente del Gobierno, se hace "imprescindible" aumentar el gasto militar: es necesario, esgrimió, "reforzar las capacidades de disuasión", lo que exigirá "capacidades militares modernas, capaces y disponibles que solo se adquieren con un aumento de la inversión en Defensa". Sánchez no hacía sino reiterar su compromiso, esta vez de forma solemne y ante el líder de la OTAN, de engordar el gasto militar hasta acercarse al 2% del PIB, promesa que los aliados suscribieron en otra cumbre, la de Gales, en 2014.

"Voy a transmitir a los españoles que debemos hacer ese esfuerzo, porque mucho mayor es el coste de quedarse de brazos cruzados mientras se pone en jaque lo más elemental, lo más fundamental de nuestra sociedad, como es la libertad y nuestro modelo de convivencia pacífica y democrática", justificó durante el acto institucional en el Teatro Real, sin presencia de ningún miembro del Gabinete de Unidas Podemos. Ni siquiera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Le acompañaron siete ministros, todos socialistas (Teresa Ribera, José Manuel Albares, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska, Félix Bolaños, María Jesús Montero y Luis Planas). El presidente no detalló cómo afrontará el Gobierno esa mayor inversión en Defensa, ni cuál es el volumen de gasto que se introducirá en los próximos Presupuestos.

Almuerzo en el Palacio Real

Sánchez estuvo acompañado en el Real por ocho ministros de su Gabinete. Todos socialistas (la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, y los titulares de Exteriores, Defensa, Interior, Justicia, Presidencia, Hacienda y Agricultura). No se sentó ningún representante parlamentario tampoco de Unidas Podemos. Sí que estaban los presidentes de Congreso y Senado, los socialistas Meritxell Batet y Ander Gil, igual que Carlos Lesmes, presidente del Supremo y del Poder Judicial, tres de los cuatro expresidentes del Gobierno vivos (faltó Mariano Rajoy) y los embajadores de los 30 países aliados que componen el Consejo Atlántico, trasladado a Madrid. Además de los discursos de Sánchez y Stoltenberg y del cierre del Rey, el teatro acogió un pequeño coloquio moderado por la periodista Pilar Velasco y en el que intervinieron cuatro ex secretarios generales de la OTAN: además del español Javier Solana, participaron Willem Claes, Anders Fogh Rasmussen y George Robertson. Al acto también acudió el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Concluido el acto, la celebración de los 40 años de España en la OTAN continuaron en el Palacio Real, en un almuerzo institucional que ofrecieron los Reyes a Sánchez y sus predecesores en la Moncloa, a Stoltenberg, a los cuatro exlíderes de la Alianza llegados a la capital y a los ministros de Exteriores y Defensa, José Manuel Albares y Margarita Robles. Por la mañana, a primera hora, el presidente se había reunido con el jefe de la organización para seguir preparando la cumbre de Madrid, como habían hecho durante todo el fin de semana en la finca toledana de Quintos de Mora.

Otro 30 de mayo, pero de 1982 (y con Leopoldo Calvo-Sotelo de presidente), España se convertía, con la total oposición de la izquierda, en el socio número 16 de la Alianza. Suponía, reconocía el Rey, no solo asumir la "defensa colectiva", sino "abrazar los principios y valores de la democracia, la libertad individual y el Estado de derecho", vincular definitivamente su futuro como nación con el de la comunidad euroatlántica. Alcanzaba un "punto de inflexión" en su historia. Y ahora, en Madrid, en junio de 2022, puede llegarse a otro momento decisivo en un contexto de amenazas crecientes para la seguridad de Occidente. Un "mundo más peligroso", en palabras de Stoltenberg.