Las consecuencias del último terremoto en la izquierda andaluza son todavía impredecibles. Las negociaciones de la coalición Por Andalucía que se presentará a las elecciones en Andalucía el 19 de julio llegaron tan al límite que el documento presentado a la Junta Electoral no incluye al partido Podemos, que no podrá concurrir a los comicios como parte de esta alianza. Las derivadas que se desprenden de esta situación deberán abordarse en los próximos días por los partidos del nuevo artefacto electoral, en una nueva negociación donde sobrevuela la posibilidad de que el partido de Ione Belarra decida romper y concurrir en solitario.

El próximo lunes 16 de mayo termina el plazo para que los partidos existentes o las coaliciones registradas presenten sus candidaturas electorales, con las listas por las ocho provincias. Dada las fuertes tensiones que se vivieron en la última negociación, algunas voces ya apuntan a la posibilidad de que los morados amaguen con ir en solitario en alguna de las provincias, en caso de no estar satisfechos con el resultado final de la coalición, que deberá ahora reconfigurarse para darle cabida.

Y es que la decisión de Podemos de sumarse al acuerdo ya alcanzado por IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz no llegó hasta última hora, minutos antes de que venciera el plazo para registrar la marca. Tras dos días con las conversaciones suspendidas, los morados remitieron una propuesta a las 23.02 de la noche que derivó en varios cruces de documentos, con el envío del texto definitivo de Podemos a IU a las 23.57, dos minutos antes de que cerrase el plazo legal para presentar toda la documentación.

Por lo ajustado de los plazos, la inscripción presentada finalmente no recogía a Podemos como miembro de la coalición. Después de las acusaciones cruzadas entre las principales fuerzas, responsabilizándose unos a otros del error, las partes han tratado de reconducir la situación y los equipos jurídicos de IU y de Podemos han estado todo el fin de semana trabajando y este domingo por la noche presentaron una petición de subsanación ante la Junta Electoral para pedir así su inclusión, aunque fuentes próximas al proceso se muestran poco esperanzadas del éxito de esta gestión.

Sin embargo, los propios implicados asumen ya que Podemos se queda fuera de la coalición y ya piensan en fórmulas alternativas para darle encaje a los morados. Y no sólo en las listas electorales, donde sus dirigentes pueden ocupar puestos sin grandes problemas, sino en el ámbito económico, en lo relativo a la recepción de subvenciones públicasal pago de la campaña electoral, al reparto de personal y de equipo técnico, el reparto de las cuotas de pantalla, o incluso la adhesión de su marca en el logo oficial que irá en la papeleta electoral, donde ahora mismo no figura.

En el acuerdo político alcanzado en la medianoche del viernes [consultar aquí en PDF] y difundido por Podemos antes incluso de su registro, los morados se llevaban el 60% de los recursos económicos y de personal de la coalición frente al 40% de IU, además de ser cabeza de lista en cuatro provincias, una cifra superior a las tres de IU y la cabeza de lista para Más País, que irá por Sevilla.

Aunque la recta final de las conversaciones estuvo protagonizada por IU y Podemos, ahora será la Mesa de partidos, formada también por las formaciones más pequeñas, las que deberán decidir cómo dar encaje a los morados. No parece haber una solución fácil para resolver el reparto de fondos económicos, y las negociaciones por este asunto todavía pueden derivar en más tensiones, más aún teniendo en cuenta el clima de desconfianza y recelo en el que culminaron las negociaciones anteriores.

Muestra de esta desconfianza está la sospecha de algunas voces de la coalición, que advierten de que Podemos todavía puede amenazar con levantarse de la mesa y concurrir en solitario a las urnas, o presentar candidatura propia por alguna de las ocho provincias en caso de no estar conforme con los términos concretos de la futura solución.

Una posibilidad que podría encajar con el estilo negociador que exhibió el partido en los últimos días, cuando insistió en situar como candidato al diputado gaditano y guardia civil, Juan Antonio Delgado frente a la candidata acordada por el resto de partidos, la portavoz parlamentaria de IU, Inmaculada Nieto, tras fracasar las propuestas de independientes. Sólo una hora antes de que venciera el plazo, y en vista de que la otra parte no iba a ceder, retomaron las negociaciones y aceptaron la dirigente propuesta.

Una vez consumado el fallo a la hora de registrar la alianza de partidos, sin embargo, todas las partes implicadas están haciendo una exhibición de buena fe, mostrando plena disposición a que la coalición llegue a buen puerto y se evite el objetivo principal que la impulsó: evitar la fragmentación de la izquierda.

Desde el partido morado descartan, de momento, la opción de ir en solitario y muestran su confianza en que el "acuerdo político" alcanzado el viernes pueda traducirse en una coalición efectiva pese al revés de la inscipción. Advierten de que continúa vigente la "decisión política" que Ione Belarra tomó el viernes noche, "a petición de Yolanda", para evitar "la fractura de Unidas Podemos". La referencia a Unidas Podemos no es baladí.

Los morados continúan apelando a este nombre, con el que IU y Podemos sellaron una alianza estratégica para las elecciones de 2016, y que incluye únicamente a estas dos fuerzas. Consideran que IU es el único partido con el que deben negociar. Sin embargo, el escenario actual implica a más actores a quienes también deberán convencer para que se tome cualquier discusión. Una alianza que trata de volver a unir a distintas formaciones y que va en línea con el frente amplio que busca Yolanda Díaz, que el jueves viajó a Andalucía para tratar de acercar el acuerdo, y cuyo equipo intervino activamente en los últimos días de negociación. El hecho de que Podemos deba ahora dirigirse también al resto de fuerzas minoritarias puede complicar aún más una negociación que, a priori, no se presenta sencilla.