Pere Aragonès, ante la puerta de los leones del Congreso (la imagen era importante) ha apremiado a Pedro Sánchez a que tome ya decisiones sobre el escándalo del Catalangate. "No se puede eternizar", ha dicho, "dejar pasar el tiempo no es la respuesta". Y sentenció: "No toleraremos que la solución que tenga en la cabeza el Gobierno sea, solo, dejar pasar el tiempo. Se precisan responsabilidades y transparencia".

Y es que el 'president' ha cruzado este jueves la puerta de la Carrera de San Jerónimo con un doble objetivo, hacer evidente el sorprendente silencio (de ya tres días) que guarda el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre una de las mayores crisis de esta legislatura, el del ciberespionaje de 67 independentistas, y, a su vez, demostrarle que el hueso está bien agarrado por los dientes de la Generalitat y que no lo va a soltar. “No va a ser cosa de un par de días y luego desaparecerá”, se conjuró una fuente presidencial en el patio del Congreso.

El motivo formal del viaje a Madrid fue reunirse con los partidos espiados, es decir las cuatro fuerzas independentistas catalanas (ERC, Junts, PDECat y CUP) y la vasca, EH Bildu. Estos partidos han firmado una petición para que el Congreso cree una comisión de investigación parlamentaria, solicitud a la que se han sumado otros aliados del Gobierno como el PNV, Más País, Compromís, BNG e, incluso, Unidas Podemos, con quien también se citó en el Congreso.

El motivo formal del viaje a Madrid fue reunirse con los partidos espiados, es decir las cuatro fuerzas independentistas catalanas (ERC, Junts, PDECat y CUP) y la vasca, EH Bildu. Estos partidos han firmado una petición para que el Congreso cree una comisión de investigación parlamentaria, solicitud a la que se han sumado otros aliados del Gobierno como el PNV, Más País, Compromís, BNG e, incluso, Unidas Podemos, con quien también se citó en el Congreso.

Aragonès ha reiterado las amenazas vertidas el martes sobre el futuro apoyo parlamentario al Gobierno, del que depende el Ejecutivo de Sánchez, habida cuenta que la búsqueda de una mayoría alternativa casi le salió rana, por ejemplo, en la votación de la reforma laboral"El nivel de confianza con el Ejecutivo es cero. Estamos ante el peor de los escándalos democráticos. Y el Gobierno no puede pretender que todo siga igual. Mientras no se den estas explicaciones es inviable cualquier tipo de colaboración política también entre gobiernos y también entre los grupos parlamentarios y el gabinete de Sánchez", sentenció. Luego, incluso, percutió de nuevo: "Si quieres que tú sopcio parlamentario te siga dando apoyo, tienes que ir hasta el final"

Junts advierte ante futuras complicidades

Miriam Nogueras (Junts) advirtió al PSOE y a Unidas Podemos que o bien "se explican, investigan y depuran responsabilidades o se van a convertir en cómplices de la persecución de la disidencia política". "Este Gobierno presuntamente progresista blanquea un Estado podrido", sentenció. Nogueras también arremetió contra los medios de comunicación estatales, a los que atribuyó una silente espera, lo que interpretó con un bajo nivel de exigencia democrática. la diputada posconvergente señaló que su grupo no había decidido aun el sentido de su voto en la convalidación, la semana próxima, del decreto de medidas económicas sobre la guerra de Ucrania.

Mireia Vehí y Albert Botran (CUP) señalaron que el Gobierno se está poniendo de "perfil" en un escándalo de espionaje político que el Ejecutivo no debería ignorar. "Se están poniendo al nivel de Polonia y Hungría", sentenció Botran que calificó el episodio de "degeneración democrática".

Ferran Bel (PDECat) aseveró que el enfado de los espiados "no es un calentón de primavera" y pidió explicaciones al Gobierno. Con todo, aseveró que el apoyo de su fuerza a la convalidación del decreto de medidas sobre Ucrania no está comprometido.

Las divisiones independentistas también existieron. Según fuentes parlamentarias del Congreso, ERC cortó de raíz un intento de Junts de que los diputados espiados hicieran una rueda de prensa. La razón es obvia, en el Congreso hay electos de la fuerza de Carles Puigdemont y de la CUP que han sido vigilados. Pero, a pesar de la decena larga de cargos espiados, ERC no cuenta con ningún diputado en las Cortes en la lista del ‘Catalangate’.

Raro es que un presidente de la Generalitat visite el Congreso de los Diputados. Y aún más extraño que no sea por algún tipo de celebración u homenaje. Acudió Artur Mas, a rendir tributo al expresidente Adolfo Suárez, en 2014, cuando se abrió su capilla ardiente. Y José Montilla, en la celebración del Día de la Constitución, en el 2009.

Antes de la reunión con los grupos, en una entrevista en la Cadena SER, el president aseveró que "esto del espionaje no se va a solucionar con palabras ni con una reunión. Esto ha sido mucho más grave”. Aragonès trataba así de cauterizar una salida de trámite del Gobierno y mantenía la presión para que Sánchez ofrezca explicaciones claras de lo sucedido. "Esto se soluciona con decisiones que permita restaurar el juego limpio", añadió luego en el Congreso. "¿O es que los independentistas, por el hecho de serlo, tenemos menos derechos?

Mensajes a Sánchez

Más allá de sus contactos en el Congreso, Aragonès ha pedido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, poder hablar "cara a cara" con él para abordar este caso, que en las últimas horas ha sacudido las relaciones entre la Generalitat y el Ejecutivo central.

Este miércoles, Aragonès amenazó a Sánchez con retirarle el apoyo parlamentario de ERC si no da explicaciones y no hay una asunción de responsabilidades por el caso.