Después de la tormenta que ha arreciado en el PP, los barones han fiado la calma a la llegada de Alberto Núñez Feijóo. El eterno candidato a presidir el PP prepara su desembarco en Madrid tras sumar cuatro mayorías absolutas en Galicia. El nuevo PP será el PP de Feijóo, y aunque entre el presidente de la Xunta y el depuesto Pablo Casado hay algunas diferencias obvias, es difícil saber cómo de distinta será la oposición que ejerza el nuevo líder del partido. En primer lugar, porque hay asuntos como la relación con la extrema derecha que en Galicia aún no ha tenido que enfrentar. Pero también porque en sus declaraciones, siempre moderadas y cuidadas, ha sido tan ‘gallego’ como ambiguo. “Dentro del PP, Ayuso representa la mejor opción para ganar unas elecciones en Madrid y yo fui la mejor opción para ganar en Galicia”, dijo el pasado julio en una entrevista. Toca esperar para saber qué modelo aplicará a nivel nacional.

1. La relación con Vox: El estilo Casado se ha caracterizado por las idas y venidas en su relación con el partido que no deja de robarle votos a la derecha. Si Casado trató de romper con la foto de Colón que lo unió a Vox y a Ciudadanos con un duro discurso en la fallida moción de censura de Santiago Abascal, los gobiernos autonómicos del PP de la era Casado se han alcanzado firmando con Vox la investidura. En Castilla y León, la última región pendiente de pacto, Casado ha sido reticente a cerrar una coalición de gobierno.

En cuanto a Feijóo, la hemeroteca está llena de declaraciones que hacen impensable un acuerdo con la ultraderecha. “No tengo ningún interés ni ningún compromiso de pactar con Vox, y no lo haré simplemente porque no creo que ese pacto sea bueno para los gallegos”, dijo Feijóo antes de las últimas autonómicas. Y no han sido sus únicas declaraciones en esa línea: “Con aquellos que nos quieren echar es imposible pactar (...) Vox es un partido que no tiene nada que ver con el PP”.

Feijóo no es amigo de los pactos en la derecha, tampoco los preelectorales. Se negó a presentarse en coalición con Ciudadanos como defendía Casado y su ‘Galicia Suma’. Tampoco necesitaba sumar quien se bastaba para encadenar una y otra vez mayorías absolutas. En Madrid el escenario difícilmente será el mismo, así que está por ver si su política de pactos tendrá que virar.

2. El tono: la moderación y el centro. Si por algo se ha caracterizado la oposición de Casado ha sido por el tono duro, crispado y beligerante contra el presidente del Gobierno. Discursos como el de Casado llamando ‘felón’ a Pedro Sánchez parecen imposibles en boca de Feijóo. El gallego es sosegado en las formas, aunque en el fondo su oposición al PSOE también vaya a ser frontal. Feijóo mantiene su imagen de perfil moderado, alejado de aspavientos. En lo ideológico, quien comenzara a trabajar para el PP sin carné del partido y jactándose de haber votado al PSOE de Felipe González, defiende un PP transversal: "Lo de ser de izquierdas o de derechas me parece absolutamente antiguo", dijo en una entrevista en laSexta. Para Galicia, proponía un PP “ensanchando el centro galleguista, reformista, el centro derecha liberal y también socialdemócrata”.

Esa diferencia de estilos se hace visible en la elección de perfiles para sus equipos. Cuando Casado eligió a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del partido, Feijóo no ocultó sus reticencias. Cuando la entonces portavoz llamó “terrorista” al padre de Pablo Iglesias, el presidente de la Xunta apuntó: "Basta ya de este tipo de espectáculos parlamentarios".

3. Pactos con el PSOE: En una entrevista de 2019, Feijóo aseguró que “una coalición PP-PSOE en España resolvería muchísimos problemas” cuando se le preguntó si repetiría la oferta que le hizo Mariano Rajoy a Sánchez en 2016. En julio, defendía que “España necesita más que nunca recuperar la comunicación entre el PSOE y el PP”. Y aunque finalmente ha sido muy crítico con la forma en que se ha aprobado en el Congreso la reforma laboral, fue de los que defendió que no derogaba la legislación de Rajoy. Es fácil pensar que Feijóo sería más proclive a llegar a acuerdos con los socialistas.

En cuanto a la renovación del CGPJ, cuyo mandato lleva caducado más de tres años, la situación entre Sánchez y Casado estaba ya enquistada y la llegada de Feijóo podría propiciar el acuerdo. Pero las declaraciones del gallego no auguran un desenlace tan optimista: acusó a Sánchez de chantaje cuando los dos partidos del Gobierno presentaron la norma para cambiar el modelo de elección y defiende que son los socialistas los que no están dispuestos a contar con el PP.

4. Nacionalismos: En el fondo, tanto Casado como Feijóo son opuestos a pactar con los partidos nacionalistas del Congreso, pero en cuestión de imagen, el gallego es percibido como más comprensivo con las realidades nacionales que un Casado al que tachan de hipercentralista, usando los términos del PNV. El modelo que ha brindado a Feijóo mayorías absolutas en la Xunta, más “galleguista” que del PP en muchos casos -su propaganda electoral para los últimos comicios directamente ocultaba las siglas-, es difícil de mantener fuera de la comunidad autónoma. Vox lo tacha de nacionalista, pero él mismo lo ha negado una y otra vez: “Si hay una comunidad autónoma donde paramos a los nacionalistas esa es Galicia”.

Feijóo puso en duda que una foto como la de Colón fuera un acierto para el PP, aunque él mismo estuvo entre los asistentes. Dijo en 2019: “Aquí somos gallegos y somos españoles. No necesitamos ni el carné de gallegos que reparten los nacionalistas ni el carné de españoles que reparten Ciudadanos y Vox”. Pese a asegurar que le parecía “perfecto” que el PP estuviera en la manifestación contra los indultos de nuevo junto a Vox en Colón, esta vez evitó acudir y hacerse la foto.

5. Gestión de la pandemia: Las políticas de Feijóo, muchos más severas y restrictivas, confrontaron notablemente con las de Ayuso durante la gestión de la pandemia, y Casado hizo malabares por defender a la vez los dos modelos. Pero Feijóo también chocó directamente con Casado. El presidente de la Xunta de Galicia fue muy crítico con el estado de alarma de octubre de 2020: “Lo que se propone, más que un estado de alarma, es un estado de excepción ya que hay restricciones durísimas en la totalidad del territorio”. Sin embargo, Casado propuso al PSOE apoyarlo si acortaba su duración e incluso acabó brindándole una “abstención técnica”.

6. La sede del PP y el legado del partido: Casado ha tenido altos y bajos en su relación con los expresidentes populares, incluido José María Aznar. Feijóo, en cambio, es un hombre de partido, como han demostrado los barones en el último cónclave. “Una de las cosas de nuestro partido es que no nos escondemos ni empezamos a titubear con asuntos escabrosos de nuestra historia. Del pasado no se reniega, se aprende”, dijo Feijóo en respuesta a la decisión de Casado de vender la sede de Génova para romper con el pasado de corrupción del PP. “Si cada vez que el partido tiene un problema, andamos cambiando de sede, no hay una sola sede en España que merezca ser ocupada por un partido político", sentenció.

7. Cataluña: En la gestión del procés en Cataluña no parece que haya apenas diferencias entre los dos políticos. Sus discursos sobre el 'procés' o los indultos son similares, aunque, por ejemplo, en las cargas del 1-O, Feijóo fue de los que defendió que “ante un ataque al Estado, el Estado tiene que defenderse” frente a un Casado que aseguró que las cargas tendrían que haberse evitado.