El conflicto entre Rusia y Ucrania que tiene en vilo a toda Europa y que ha hecho a Pedro Sánchez reafirmar su compromiso con la Alianza Atlántica mientras Unidas Podemos, su socio en el Gobierno, cuestiona las acciones de la OTAN, también ha sembrado una fuerte división en la derecha española. Las posiciones del PP y Vox están muy distanciadas en esta cuestión, y ambos han decidido evidenciar esas diferencias en medio de un contexto electoral que no pasa desapercibido, tal y como publica El Periódico de España.

A pesar de llevar nueve meses sin hablar directamente con el presidente, Pablo Casado aseguró su apoyo al Gobierno ya el pasado jueves. Sin haber mantenido contacto con Moncloa ni tener más detalles de los publicados en la prensa. “El Gobierno tendrá todo nuestro apoyo en el marco de las acciones y compromisos que tiene con la OTAN”, expresó tajante el líder del PP. En la formación conservadora insisten en que mantendrán una posición de Estado en la política internacional y más todavía en lo que respecta a un conflicto difícil cuyo desenlace no está nada claro. La decisión contrasta con la de Vox.

El partido ultra evitó pronunciarse el jueves, el viernes e incluso el fin de semana a pesar de las apariciones de varios de sus dirigentes, incluido Santiago Abascal. En el PP llevan días ironizando con las dificultades que tiene Vox para pronunciarse al respecto y ya, este lunes, el propio Casado les emplazó “a aclarar su posición” de una vez, acusándoles de “haberse manifestado a favor del régimen de Putin en muchas ocasiones”. 

La respuesta no tardó en llegar de la mano del portavoz nacional y eurodiputado, Jorge Buxadé, que bautizó al líder del PP como “ministro de la oposición”. Las chispas saltan y ambos partidos reconocen que el choque irá a más en los próximos días. Buxadé arremetió contra el veterano dirigente y eurodiputado popular, Esteban González Pons, y con la decisión del PP de apoyar al Ejecutivo de Sánchez. Vox no explica con claridad su punto de vista, pero deja claro que no respaldará al Gobierno por ahora. “Que fije los términos de la intervención, explique el paraguas jurídico, las condiciones en las que se enviarían a nuestras tropas y, entonces, decidiremos. No puedo adelantar una posición”. 

El mensaje es muy distinto al de apoyo que pide el PP y sólo coincide en la exigencia de transparencia. Casado ya dejó claro que el presidente debía comparecer en el Congreso para dar cuenta de las iniciativas de las que España pueda participar. Pero no condicionó su apoyo a la comparecencia. 

En el grupo popular que encabeza Cuca Gamarra hay un fuerte malestar por la intervención que este martes hará el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en la comisión del ramo, y que aprovechará para hablar de Ucrania. El PP entiende que Albares no tiene competencias en materia de Defensa (la titular es Margarita Robles) y que el asunto tiene una envergadura suficiente como para que sea el propio Sánchez quien comparezca en pleno, y no un ministro en comisión. Además, la intervención de Albares está prevista una vez finalice el pleno extraordinario, difícilmente antes de las ocho de la tarde.

Vox eleva el tono y acusa directamente a Sánchez de estarse saltando la ley de seguridad nacional, insistiendo en que es necesaria “la autorización del Congreso de los Diputados” para enviar tropas españolas a Ucrania. Cosa que todavía no ha sucedido. El Gobierno no lo ha descartado, pero en este momento lo único que ha hecho es enviar la fragata ‘Blas de Lezo’ al Mar Negro. “Defendemos a Ucrania y a su soberanía, pero no podemos defender una acción del Gobierno que no ha explicado”, zanjan en el partido de Abascal.

Para el PP, el posicionamiento de Vox es “el del populismo” e insisten en sacar pecho “como partido de Gobierno” incluso estando en la oposición. Los populares tienen intención de seguir explotando estas diferencias y reivindicar su papel de oposición leal a los compromisos internacionales con independencia de quién se siente en la Moncloa. Así lo explican dirigentes a este diario, sin esconder que les permite escenificar las diferencias que siempre defienden tener con Vox y que no siempre es fácil de mostrar.

El conflicto, que también ha vuelto a tensar las costuras de los socios de coalición en el Gobierno, llega en un momento en el que las fuerzas de cada bloque ya están bastante enfrentadas por las elecciones de Castilla y León. Vox acusa al PP de acercarse al Ejecutivo y blindar las consecuencias de la gestión de Obama y Biden, y los populares califican de ‘amateur’ a la formación de Abascal, defendiendo posiciones “incoherentes” por su falta de conocimiento y experiencia de gestión.

Los populares consideran que la defensa de la Unión Europea y las posiciones de Estado en política internacional son las principales discrepancias que siempre mantendrán con Vox y que constituyen una línea roja. El PP cree que el partido ultra es “tibio” a la hora de fijar su posición en materias sensibles y, por eso, Casado se apresuró a decir que los de Abascal habían defendido en ocasiones a Putin.

En una sonada entrevista de 2019 Abascal lo que hizo fue mostrar prudencia al hablar del presidente ruso. El escritor Fernando Sánchez Dragó le preguntó si le tenía manía a Putin, y el líder de Vox respondió que pensaba “que la KGB estaba mejor informada” porque “nunca había dicho que le tuviera manía”. En todo caso, Abascal sí reconoció que declinó una reunión con el Kremlin “por prudencia”. “Nunca me he metido con él”, insistió. También es cierto que el septiembre pasado el eurodiputado de Vox, Hermann Tertsch, aseguró en el Parlamento Europeo que Putin “no es fiable ni respeta los derechos humanos”, pidiendo a la UE “ser firme y estar unida contra la Rusia de Putin”, recordando que “Rusia sí seguirá ahí cuando Putin acabe”.