Pedro Sánchez inauguró este viernes el año político con un comité federal del PSOE para recordar el segundo aniversario de su investidura y dar un espaldarazo a Luis Tudanca, su candidato en las elecciones de Castilla y León del 13 de febrero. Sánchez solo hizo una breve alusión a la polémica que ha desatado su ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la calidad de la carne de las macro-granjas para no hacer el juego al PP, y centró su discurso en sus “logros” en el Gobierno, entre los que destacó la receta “socialdemócrata” para frenar los estragos de la pandemia, la recuperación del empleo y los acuerdos con los agentes sociales.

En este último punto, hizo un llamamiento a la oposición para que imite el "sentido de Estado" de sindicatos y empresarios y respalde la convalidación del decreto-ley de la reforma laboral. Por ahora, el Ejecutivo de coalición no tiene los votos suficientes para sacarla en el Congreso, ya que sus socios, con ERC, PNV y Bildu a la cabeza, le niegan el apoyo. El PP, pese a admitir que no es una "derogación" del marco laboral de Mariano Rajoy, se ha encastillado también en el 'no'.

"Vamos a tener que aprender a convivir con el covid-19 como lo hacemos con otros muchos virus"

Pedro Sánchez - Secretario general del PSOE y presidente del Gobierno

"Es un buen acuerdo para España, para el crecimiento económico, para la creación de empleo. Desde aquí pido formalmente el apoyo de todos los grupos parlamentarios a a la convalidación de la reforma laboral. Cada grupo tendrá alguna objeción, es evidente", ha admitido. "Las tiene la patronal, también los sindicatos y también las tiene el Gobierno, pero no hay un acuerdo, no habrá un acuerdo si cada uno no cedemos en algo. Lo otro es imposición y de eso ya tuvimos mucho durante los 8 años del PP con esa contrarreforma que ahora queremos... corregir", ha afirmado Sánchez con algún segundo de pausa de más, olvidando el verbo "derogar" que tantas veces él y otros dirigentes socialistas y morados utilizaron en los últimos años. “¿Qué intereses defiende la oposición si se resiste a defender los intereses de los empresarios y también los intereses de los trabajadores?”, se preguntó.

El secretario general ha cargado contra Pablo Casado por su estrategia de no apoyar ninguna iniciativa del Gobierno. El presidente del PP solo ha aceptado renovar algunos órganos constitucionales (como el Defensor del Pueblo y el Tribunal Constitucional), pero sigue bloqueando el Consejo General del Poder Judicial, que tiene el mandato caducado desde hace más de tres años. "Se llaman constitucionalistas, pero no lo son. Poco o nada se puede esperar de una derecha sin proyecto político y rehén de la ultraderecha", ha lanzado Sánchez. "Solo le exigimos lo mínimo, lo obvio: el deber constitucional [de renovar las instituciones], el respeto al diálogo social y un mínimo de educación y rigor en la forma de hacer oposición", continuó. 

Un obstáculo para Tudanca

El cónclave socialista también ha servido para mostrar el respaldo a Tudanca, que empieza mal su particular batalla contra Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León y candidato del PP. El aspirante socialista se ha visto afectado de lleno por una campaña de los populares en contra del ministro de Consumo, Alberto Garzón, por unas declaraciones sobre la calidad de las carnes de las macro-granjas. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ya le desautorizó hace dos días y defendió la carne española, pero faltaba escuchar a Sánchez. El presidente no quiso embarrarse y, cuando estaba enumerando sus "logros" en el Gobierno, introdujo esta cuña: "El PSOE cumple con nuestro sector primario, con nuestros agricultores y ganaderos, aprobando la PAC [la política agrícola común de la UE] y ese reparto en todos los gobiernos autonómicos y también aprobando la ley de cadena alimentaria".

El presidente se desmarcó lo mínimo para no entrar en “el marco mental” del PP, según fuentes de la dirección socialista. Sánchez fue más elegante que cuando afeó al titular de Consumo que hubiera recomendado comer menos carne y le soltó aquello de que un buen chuletón es "imbatible". El secretario general asume que no puede echar del Gobierno a Garzón, ministro por la cuota de Podemos, porque supondría una afrenta al partido morado de consecuencias desconocidas.

En su alocución, el jefe del Ejecutivo también se refirió a la pandemia y a las cifras "elevadas" de contagios por ómicron, aunque sin el impacto en las UCIS que sí tuvieron las olas anteriores. "Vamos a tener que aprender a convivir [con el covid-19] como lo hacemos con otros muchos virus”, avisó.

Solo los discursos de Sánchez y Tudanca, que denunció la "irresponsabilidad" de Mañueco por adelantar las elecciones y convocarlas en febrero, fueron públicos. Después, ya en privado, todos los secretarios generales autonómicos menos el manchego, Emiliano García Page, que tenía un compromiso personal, tomaron la palabra.Por lo general, según coincidieron distintos miembros del comité a este diario, el tono fue optimista, hubo halagos a Sánchez y ninguna autocrítica por el frenazo en las encuestas a nivel general o la gestión de la pandemia. Y se escuchó "mucho apoyo" a Tudanca de cara a sus comicios del 13-F.

El aragonés Javier Lambán, dentro de la reunión, y Page, ante los medios, sí volcaron sus críticas en Garzón. "Los errores en la vida y en la política van en la misma proporción a la carga de trabajo”, dijo el castellanomanchego, echando mano de un dicho de su tierra: “Cuando el diablo no tienen nada que hacer, mata moscas con el rabo”. Lambán se reafirmó en sus palabras, cargó contra declaraciones "doctrinarias" que propagan "irresponsablemente" algunos "ecologistas de salón" y que son un "ataque a la yugular" a la ganadería. Tudanca admitió que Garzón se equivocó pero quien debe dimitir es el PP por ir "en contra de los productores" al no respaldar la ley de la cadena alimentaria. Total, "paz y armonía" internas, glosaba un ministro. El PSOE se pone en modo campaña, y sabe que no es el momento de críticas ni de dudas.