"Cuando se pierde el respeto y la educación, se pierde todo". Lo afirmaba Pedro Sánchez al término del Consejo Europeo de este jueves, pasada ya la medianoche, y se dirigía a Pablo Casado, en un momento de máximo enfrentamiento con el PP. Por eso no por casualidad el presidente del Gobierno invocó la política del "respeto" y la "educación" durante su breve declaración institucional de despedida a Manuel Castells y de bienvenida a su sucesor, Joan Subirats, al frente de Universidades. Esa forma de hacer política imbuida de “cercanía, empatía, respeto y diálogo” seguirá actuando, dijo, como guía del Ejecutivo.

El Gabinete de coalición abre oficialmente este viernes un nuevo capítulo. Tras la comparecencia de Sánchez en las escalinatas del palacio de la Moncloa, sin preguntas, arrancó el último Consejo de Ministros con Castells como miembro de él. El martes, ya estará sentado a la mesa su sucesor. Como en las anteriores ocasiones en las que se produjeron relevos en los ministerios, Sánchez ofició un discurso de despedida. En este caso, muy cariñoso hacia quien ha sido un ministro ausente, de bajísimo perfil político y mediático, y que ahora se marcha, a sus 79 años, por motivos de salud.

Sánchez agradeció el "trabajo" y la "dedicación" de Castells en estos casi dos años al frente de su departamento. La "admiración" que sentía por el profesor, aseguró, es "aun mayor" tras haberle visto trabajar en su Gabinete. Su "visión cosmopolita de la universidad y su experiencia tan amplia a nivel internacional" han "enriquecido la política universitaria de este país", siguió. Y es que Castells, cuota de los comunes en el Consejo de Ministros, es una eminencia en su campo, el de la sociología de la información, y antes de llegar al Gobierno fue catedrático en Berkeley (1979-1998), profesor de investigación en la Universitat Oberta de Catalunya y del CSIC en Barcelona y profesor visitante distinguido en las universidades de Cambridge, Santa Clara, Oxford y el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

"Un investigador, un sociólogo con un indudable bagaje y también reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras, que ha promovido proyectos de una enorme ambición y también trascendencia para el futuro de nuestras universidades", elogió. Ya en el Ejecutivo, el ministro, apuntó el presidente, desarrolló una política de "apoyo a la universidad", en un momento crítico por la pandemia y para la docencia. Así, preparó el anteproyecto de Ley de Universidades, aún en estudio, y promovió el aumento de las becas a los jóvenes.

Experiencia académica y política

El presidente también subrayó de Castells "su buen tono, su capacidad de diálogo, su carácter reflexivo", lo que le hace merecedor de su "reconocimiento". Tras desearle "suerte y éxito en su nueva etapa vital y también intelectual", paso a glosar la figura del nuevo ministro, Joan Subirats, mano derecha de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. También resumió su currículum: catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Universitat Autònoma de Barcelona, ocupó la cátedra Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown, ha sido profesor invitado en numerosas universidades y centros académicos de todo el mundo... Cuenta, siguió, con una amplia "experiencia" docente e investigadora, a la que suma sus numerosas publicaciones en ámbitos como la gobernanza, la gestión, el análisis de las políticas públicas, los problemas de innovación democrática y las relaciones entre Internet, política y sociedad civil o los gobiernos multinivel.

Pero Subirats llega al Ejecutivo, a diferencia de Castells, con una mínima experiencia también de gestión, ya que como recordó el líder socialista en su declaración de este viernes, de 2019 a 2021 ocupó la tenencia de alcaldía en el Ayuntamiento de Barcelona y el área de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad.

Sánchez citó un tuit del nuevo ministro del pasado 14 de diciembre, en el que hacía referencia a la falta de una política "menos tecnocrática y delegativa, más protectora, cercana, capaz de empatizar con las penalidades del día a día". "Yo estoy convencido —continuó— de que su presencia en el Gobierno y el desempeño de su nueva responsabilidad al frente del Ministerio de Universidades, nos van a ayudar a continuar con esa forma de hacer política del que él hacía referencia en ese tuit. Por tanto, cercanía, empatía, diálogo, respeto, deben seguir siendo las máximas del Gobierno de España para que entre todos logremos dignificar la actividad política y fortalecer las instituciones democráticas con buena educación, con serenidad y con responsabilidad en el desarrollo de la representación que ostentamos cada uno de nosotros al frente de las distintas instituciones".

La referencia de Sánchez a esa forma de hacer política no era baladí. El miércoles el Congreso acogió de nuevo una bronca sesión de control. Casado, en su turno, tras encadenar distintas acusaciones contra el presidente, le espetó: "¿Qué coño tiene que pasar en España para que asuma una responsabilidad?". Utilizó la misma expresión que Sánchez había empleado, como jefe de la oposición, en 2015 y contra Mariano Rajoy, por desentenderse de quienes estaban sufriendo en aquel momento la crecida del Ebro.

El reproche de la vicepresidenta

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, recriminó su actitud a Casado después en una conversación privada. Preguntado en Bruselas al término del Consejo Europeo, Sánchez señaló que no fue solo Calviño sino toda España quien escuchó lo que dijo el jefe del PP: "Cuando se pierde el respeto y la educación, se pierde todo, y yo lo lamento [...] porque los ciudadanos piden políticos que dejen a un lado la descalificación, los exabruptos y que, por una vez, arrimen el hombro y trabajen conjuntamente".

Con ese contexto se entiende mejor el porqué el líder socialista hizo referencia al "respeto" y a la "educación" en su comparecencia previa al Consejo de Ministros de este viernes. Sánchez opone el estilo de su Gobierno con el de la oposición. El "diálogo" y la "empatía" por contraste con un PP duro y desbocado, con un Casado "desequilibrado", en palabras de Calviño.

El presidente remató su alocución en la Moncloa recordando cuáles son los objetivos de su Ejecutivo: lograr que el país cuente "con una recuperación económica justa, superar la pandemia y devolver a España esa senda de estabilidad y de normalidad política que tanto ansían los españoles" y que se necesita, precisamente, para "consolidar" el crecimiento económico. En ese afán, dijo, ha trabajado Castells y ahora el papel que ejercerá Subirats "servirá también para seguir en esa misma senda que tanto le conviene a nuestro país".

El presidente no hizo más referencias a cambios en su Gabinete. Se ciñó a un adiós y a una bienvenida. Para solemnizar un relevo y para lanzar un mensaje a la oposición.