El ministro de Universidades, Manuel Castells, que deja la cartera por problemas de salud y que durante sus dos años de mandato se ha prodigado poco en la escena pública, sale del Gobierno sin culminar la gran reforma que tenía proyectada y con críticas por una parte de la comunidad universitaria.

En su última entrevista, el pasado sábado en el diario Ara, admitió que estos dos años le supusieron un "gran esfuerzo" y una pérdida de "libertad", pero "me pareció -afirmó- que después de toda una vida criticando la universidad española me daban la oportunidad de cambiar algo".

Castells, de 79 años, deja el Ministerio después de haber sido nombrado el 13 de enero de 2020 a propuesta de Unidas Podemos.

Se trata de la primera salida dentro de los cinco ministros de Unidas Podemos desde que Pablo Iglesias abandonó el Ejecutivo, en marzo, y tras la remodelación del gabinete en julio que hizo Pedro Sánchez con los ministros de la parte del PSOE.

Castells deja sin aprobar su iniciativa "estrella", la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), que solo ha pasado por el Consejo de Ministros en primera lectura el pasado 31 de agosto y, desde entonces, ha sufrido sucesivos retrasos debido a las intensas negociaciones del Ministerio con sindicatos, rectores, estudiantes y resto de comunidad universitaria.

De talante afable, nunca tiró la toalla en búsqueda de su ansiado consenso e incluso llegó a decir, en una entrevista con Efe, que una mayoría absoluta no le servía para aprobar esta ley sino que aspiraba a la unanimidad.

Esta reforma chocó con los estudiantes, que denunciaron una merma democrática en los órganos de representación de la Universidad, y también supuso una fuerte confrontación con los rectores, que incluso se negaron hace unas semanas a firmar un informe preceptivo para continuar con la tramitación de la ley hasta no tener el texto definitivo.

Manuel Castells y Gerardo Pisarello. Marta Fernández Jara - Europa Pr

Reputado sociólogo

El reputado sociólogo, que la mayor parte de su trayectoria profesional ha trabajado en prestigiosas universidades de EEUU y es considerado a nivel mundial uno de los "gurús" de la comunicación, también tuvo desigual suerte con el segundo de sus proyectos legislativos: la Ley de Convivencia Universitaria.

En este caso sí logró el deseado consenso con la comunidad universitaria, pero al llegar al Congreso de los Diputados se encontró con los grupos nacionalistas catalanes, disconformes con su redacción.

Cedió a sus pretensiones y, de nuevo, sindicatos, estudiantes y rectores le recriminaron duramente por entender que se diluía el espíritu de la ley y su eje vertebrador: los mecanismos de mediación en caso de conflicto.

Esto último, junto a la LOSU, le costaron a Castells sus primeras protestas en la calle de los estudiantes universitarios el pasado mes de noviembre y que amenazaron con volver a repetirlas si no se atendían sus reclamaciones.

Problemas médicos

Fuentes de su entorno han confirmado que su marcha se debe a problemas médicos y de hecho fue el único ministro que en el acto del Día de la Constitución se ausentó debido a su frágil salud.

Quizá ha sido una de las razones por las que ha sido poco amigo de prodigarse en la escena pública y siempre ha optado por trabajar en la sombra.

Esta falta de presencia le han valido muchas críticas durante estos dos últimos años, que arreciaron con la irrupción de la pandemia ya que algunos sectores le acusaron de "inacción", algo que él siempre negó.

Manuel Castells. EP

Al frente del Ministerio, consiguió aprobar varios reales decretos, entre ellos el que recoge los nuevos requisitos de creación de universidades, que a partir de ahora no podrán ser consideradas como tal si no tienen una oferta académica mínima de 10 títulos oficiales de Grado, 6 de Máster y 2 programas oficiales de Doctorado, y deberán estar representadas en tres de las cinco grandes ramas del conocimiento.

El sociólogo y profesor universitario será relevado por Joan Subirats (Barcelona, 1951), catedrático de Ciencia Política y que fue número dos en la lista de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en las elecciones municipales de 2019.