Nicolás Sartorius (San Sebastián, 1938) estuvo en las entretelas del pacto constitucional y hoy pide sentar las bases para su reforma. Su militancia antifranquista le llevó a estar seis años en prisión, y fue dirigente del PCE durante la Transición, cuando el partido fue legalizado y bendijo la a Magna como signo de consenso. El periodista y abogado, actual presidente del Consejo Asesor de la Fundación Alternativas, recibe a El Periódico de España en esta sede, donde aboga por "reformar la Constitución como mejor forma de defenderla" frente a los intentos de "apropiársela" de la derecha.

Sartorius, que fue convocado a consultas por Santiago Carrillo cuando el líder del Partido Comunista sometió a votación el nuevo marco democrático, también reprocha a un sector de la izquierda el haber claudicado en la defensa de la Carta Magna y ve en Yolanda Díaz una oportunidad para sentar un proyecto de claras convicciones constitucionales y lejos del derecho de autodeterminación.

La Constitución cumple 43 años, ¿ha envejecido bien?

Yo creo que sí. Siempre he dicho que es una estupenda Constitución, que necesita, como todas las cosas, ponerse al día, pero la base es muy buena.

Ciertos sectores de la izquierda sí que han considerado que la Constitución contiene residuos franquistas. ¿Qué les diría a todas esas voces?

Bueno, yo la verdad es que conozco muy bien la Constitución y no veo elementos franquistas, no sé a qué elementos franquistas se refiere.

Podemos, por ejemplo, nació impugnando la Constitución porque consideraba que enraizaba con el régimen anterior, con la dictadura franquista, con vestigios como la monarquía.

Sí, pero ahora Podemos la saca como una cosa buenísima y casi como un programa electoral. Porque la monarquía que la que la Constitución recoge es una monarquía constitucional, parlamentaria, sin poderes reales y donde el jefe del Estado es un rey, como ocurre en Inglaterra, en Suecia, Noruega, Dinamarca, en Holanda, que no se puede decir que sean países no democráticos. La monarquía actual no hereda los poderes que tenía el dictador, para nada.

La Constitución es una ruptura completa con el régimen franquista. Por primera vez, y no todas las constituciones europeas lo tienen, hay toda una serie de derechos que son recogidos como derechos fundamentales, entre ellos el derecho de huelga. A los sindicatos, por ejemplo, se les sitúa al mismo nivel que los partidos, al mismo nivel que las grandes instituciones del Estado. Establece un régimen de descentralización política muy considerable, que es el Estado de las Autonomías. Pero es un sistema que no tiene nada que ver con el franquismo. Es lo opuesto al franquismo. No hay nada franquista en esa Constitución. Eso es mentira. Es que la impresión es que no se han leído la Constitución.

¿Qué cambiaría de la actual Constitución?

En el Título VIII, yo creo que sería bueno ir a un sistema más federal, porque la española es una Constitución que la doctrina considera cuasi federal. Pero no se puede ser toda la vida cuasi algo, hay que ser ese algo. La España federal es la culminación del Estado autonómico. Es decir, no es cambiar, no es transformar, es simplemente tener un Senado que realmente sea una cámara territorial o clarificar las competencias. Esa es una cosa, por ejemplo, que nosotros los federalistas hemos defendido muchas veces. Y es que hay que clarificar en la Constitución cuáles son las competencias exclusivas del Estado y aquellas que no sean exclusivas del Estado que sean de las comunidades autónomas, siempre dejando claro que el Estado central interviene en los temas referidos al Estado de Bienestar -educación, la sanidad, las pensiones, etc-. La prueba de que es necesario es que el Tribunal Constitucional tiene cantidad de recursos por el tema de quién es el que tiene que hacer las cosas.

También sería bueno introducir algunos derechos fundamentales que no se pudieron incluir y que ahora sí habría condiciones para que lo fueran, como por ejemplo, la sanidad, que figura como derecho declarativo pero que no se puede exigir ante un juez. En el año 78 solo se metió la educación, pero la sanidad no. Aquí, por ejemplo, podrían estar también las pensiones.

¿Ve posible una reforma constitución pese a la fuerte división política?

En este momento creo que no hay posibilidad, no se dan las mejores condiciones para modificar la Constitución, porque me temo que la derecha no está por la labor y se necesitan mayorías suficientes. Pero eso no quiere decir que no haya que ir trabajando en esa dirección. Los consensos no son puntos de partida, son puntos de llegada. Hay que ir creando las condiciones, las complicidades y el estado de opinión de que sería bueno reformar algunos temas de la actual Constitución, sobre todo en el tema territorial, para hacerla más federal.

¿Los partidos nacionalistas tendrían que dar el visto bueno a esa reforma?

Tendría que tener por lo menos el mismo consenso que tuvo la Constitución actual. Es decir, que sin duda alguna tendrían que participar los partidos nacionalistas, ¿no? Otra cosa es que estén por la labor, eso no lo sé. Pero lo bueno de la Constitución actual española es que es una Constitución de consenso que fuimos capaces de que valiera para la derecha, para la izquierda, para el centro, para los nacionalistas de entonces. El PNV se abstuvo pero, por ejemplo, Convergència i Unió votó a favor. Hay que buscar esos consensos muy amplios, porque las constituciones los requieren, pero hay que irlos trabajando.

Los partidos nacionalistas reivindican el derecho de autodeterminación, incluso Podemos defendió en su momento incluir el derecho a decidir. ¿Esto es compatible con la Constitución?

El derecho de autodeterminación no está reconocido en la Constitución española ni está reconocido en ninguna Constitución europea. No está reconocida en ningún sitio y tampoco en las Naciones Unidas salvo en las situaciones de opresión, de dictaduras, de situaciones de colonialismo, etc. Yo no creo que el País Vasco ni Cataluña sean colonias de España. Esta cuestión no está reconocida para nada. Ni tan siquiera eso que se ha buscado de ‘el derecho a decidir’. El derecho de autodeterminación es además un derecho reaccionario. Es un derecho que sólo beneficia a la derecha y a la derecha nacionalista, y que hoy en día, con la globalización y en la Unión Europea, es absolutamente contrario a los intereses de la mayorías. Imagínese una Europa que ya con 27 es complicada, si empezaran a surgir otras naciones, con las dificultades que ya hay para medirse con los Estados Unidos o con China.

Después de los escándalos del Rey Emérito, ¿no cree que debería reducirse el papel de la monarquía dentro de la Constitución?

Yo no soy partidario en este momento de plantear el tema de monarquía o república. Creo que hay que dejarlo así. Lo único que yo cambiaría es el tema de la inviolabilidad. Yo creo que la inviolabilidad del rey tiene que ser en los actos derivados de la jefatura del Estado, pero no de sus actos personales.

Por esa regla de tres, el rey Juan Carlos I no gozaría de esa inviolabilidad y habría de enfrentarse a la justicia.

Bueno, las responsabilidades penales no tienen efecto retroactivo. Es decir, en el caso de que eso se cambiara, no tendría nada que ver con Juan Carlos I; tendría que ser para el futuro. Yo creo que sería bueno para la institución, incluso para el sistema, cambiar algo que es casi medieval. El pensar que un Rey, jefe del Estado, comete delitos en el ámbito privado y que no tenga responsabilidad me parece absurdo. Eso es lo único que yo cambiaría. En cualquier caso, no hay consenso con la derecha para hacer eso.

¿Por qué cree que la derecha no se abre en estos momentos a una reforma constitucional?

Voy a decir algo un poco irónico: porque no están en el poder. Porque a lo mejor si estuvieran, lo abordarían. La derecha está en desgastar al Gobierno. No hay un clima para que PSOE y PP se sienten a hablar de reforma constitucional, si no se ponen de acuerdo ni para renovar el Consejo General del Poder Judicial. La derecha hoy está en la bronca para erosionar al gobierno en todo lo que pueda. No veo que haya condiciones para una reforma de la Constitución. Lo que se puede hacer es ir trabajando. En líneas que van en la dirección de un funcionamiento más federal de España, por ejemplo, ha sido muy interesante toda la labor que ha hecho en las conferencias de presidentes. La labor que hacen las conferencias sectoriales, por ejemplo. Toda la lucha contra la pandemia ha sido una forma de cogobierno federal.

¿Cree que si el PSOE estuviera la oposición sería más fácil?

Bueno, yo no represento al PSOE. No sé si habría más posibilidades, pero seguramente la posición del PP sería diferente a la de hoy en día. En mi opinión el PP tiene una posición equivocada al decir ‘la Constitución no se toca’ pensando que así se defiende bien la Constitución, cuando yo pienso que como mejor se defiende una Constitución es introduciendo mejoras. Por ejemplo, la Constitución alemana ha tenido un montón de reformas y es la misma. Es como si tienes una casa que envejece, ¿qué es mejor, dejarla como está y que se te acabe hundiendo o ir reformándola para que dure? Yo creo que lo más inteligente para defender la Constitución española, que yo la defiendo absolutamente, es pasarla por la ITV de vez en cuando.

¿Qué le parece el término que se utilizó en su momento para referirse al Partido Popular o Ciudadanos como partidos constitucionalistas?

Yo creo que es que es un profundo error que puede tener consecuencias malísimas. Es algo que se han inventado ellos mismos, se han apropiado de la Constitución. La Constitución es de todos, puesto que a todos protege. Incluso a los nacionalistas, que están en contra. Están ahí gracias a la Constitución. El señor Aragonés gobierna porque existe la Constitución española, porque los estatutos autonómicos nacen de la Constitución y ellos son los máximos representantes del Estado español y constitucional en esos territorios. Las derechas han intentado apropiarse de la bandera, de la Constitución, de cosas que son de todos y, al apropiársela, lo que hacen es debilitarla. Si la Constitución española solamente fuera la de PP, de Ciudadanos y de Vox, estaría muerta. Están haciendo un daño enorme a la Constitución. Si los constitucionalistas en Cataluña fueran Cs y PP, no habría constitucionalistas porque allí son muy débiles. Están haciéndole un flaco servicio a la Constitución. La cuestión es que es de todos y esa es su gran fuerza.

¿La izquierda ha sabido reivindicar la Constitución frente a esto?

Es evidente que el Partido Socialista ha sido muy claro en su defensa y el PCE en su día, en el que yo milité muchos años. Pero ha habido un momento en que una parte de la izquierda se ha despistado y ha empezado a dejar que la Constitución sea de la derecha. Quien luchó esta Constitución fue la izquierda, que luchó contra la dictadura para traer la democracia. Y en cambio una parte de la izquierda se ha desviado de ahí y se ha empezado a poner en cuestión esta Constitución, cosa que en mi opinión es un gran error, pero un gravísimo error. Puesto que esta Constitución, sobre todo, es una constitución de la izquierda.

Ahora que menciona al PCE, ¿cómo valora la candidatura de Yolanda Díaz, de ese partido?

Bueno, nunca la he oído decir que se presenta como una candidata del PCE, todo lo contrario. Lo que quiere es abrir los espacios y me parece muy bien. Yo creo que es una buena candidata y está haciendo una labor muy positiva desde el Ministerio de Trabajo. Los acuerdos alcanzados entre patronal y sindicatos son de las cosas más positivas que se han hecho en los últimos años. Si en el futuro se presenta encabezando una gran plataforma, pues muy bien.

Alguna vez ha hablado de la dificultad de la izquierda de integrar las diferencias, ¿cree que Yolanda Díaz será capaz?

Es bueno que se una el espacio a la izquierda del Partido Socialista y que haya una oferta seria, rigurosa, amplia. Es muy positivo. La señora Yolanda Díaz me parece una candidata estupenda y sería muy bueno que consiguiera un proyecto atractivo donde algunas cuestiones deben ser fundamentales: tiene que ser muy europeísta, porque las batallas se dan en Europa y cierta izquierda ya tuvo sus desviaciones cuando se opuso al euro. También debe ser central la defensa de los derechos sociales y después, no poner en cuestión la Constitución ni abordar cuestiones erróneas como el derecho a decidir.

El sindicato que usted fundó, CCOO, está brindando su apoyo a Yolanda Díaz, ¿cree que haría bien en respaldar abiertamente su proyecto?

Comisiones Obreras es un sindicato enorme que tiene casi un millón de afiliados que votan a partidos diferentes. No creo que todos voten al partido de Yolanda Díaz. Yo no creo que Comisiones Obreras, nunca lo ha hecho, vaya a llamar al voto para una fuerza concreta. Es negativo que un sindicato diga que hay que votar por tal o cual partido, porque la base social en que se apoya es muy plural. Otra cosa es que el sindicato diga ‘hay que apoyar proyectos que reconozcan los derechos sociales de los trabajadores’, pero apostar por un partido es un error de bulto. Y no creo que Comisiones lo vaya a cometer.