Pere Aragonès gusta de mostrarse frío en la esgrima parlamentaria. Acostumbra a responder con un socarrón monosílabo a las complejas preguntas de la oposición españolista. Pero este miércoles ha entrado en erupción tras la intervención del portavoz de extrema derecha en la que, de manera deslavazada, mezcló los derechos lingüísticos de los castellanoparlantes con presuntas agresiones realizadas por menores no acompañados (menas) sin pasaporte español. Ante ello, el ‘president’ declinó responder al portavoz ultra y se dirigió “al conjunto de la Cámara, a todos los demócratas”.

Afeó que hubiera quien insistiera en que las relaciones habituales entre las fuerzas incluyeran también a Vox y demandó “un claro compromiso de los demócratas de esta Cámara para demostrar que ellos son una minoría”. Las palabras de Aragonès fueron acogidas con aplausos, y muchos se pusieron en pie, por las bancadas soberanistas.

Alianza sellada

Hasta la erupción de Aragonès, la sesión de control había visto el sellado de la alianza de Aragonès y los ‘comuns’. Curiosa la evolución de la relación entre el Govern y los ‘comuns’ en las tres ´últimas sesiones de control. En la primera, reacción hostil del ‘president’ a la mano tendida de Jéssica Albiach para pactar los presupuestos. En la segunda, tras el veto de la CUP, el ofrecimiento de Aragonès a Albiach para acordar las cuentas. Y este miércoles, la luna de miel vía confirmación de la propia líder de En Comú Podem: “La negociación va bien. Cataluña tendrá nuevos presupuestos el 23 de diciembre”.

Tregua de Junts

Sorprendió, asimismo, la tregua que tanto Junts como la CUP dieron a Aragonès, el día después de que el Gobierno dejara en papel mojado el acuerdo sobre la ley del audiovisual al recordar que las grandes plataformas, tipo Netflix, no quedan afectadas por ese 6% acordado. Toda mención sobre el catalán, por ejemplo la del portavoz de Junts, Albert Batet, se centró en la sentencia del TSJC, validada por el Tribunal Supremo, y la petición de sacar adelante la ley catalana de audiovisual. A lo que, Aragonès, accedió, como otras veces y sin más.

LA CUP se centró en pedirle que no asistiera a los actos de Felipe VI en Catalunya, sobre todo a los homenajes a la patronal, como ocurrió el lunes con el 250º aniversario de Fomento del Trabajo.