Casi in extremis, la segunda reunión de la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat empieza a desbrozar el camino. Tras semanas de jugar al despiste, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confirmado este lunes, en una entrevista en TVE, que acudirá a la cita en el Palau de la Generalitat, que se celebrará este miércoles.

Sánchez ha justificado su presencia en la necesidad de mostrar su compromiso con que avance "el diálogo y el reencuentro" entre Cataluña y el resto de España. La asistencia del jefe del Ejecutivo central había tensado en los últimos días a la parte catalana de la mesa de diálogo, que consideraba más que conveniente la presencia de Sánchez después de que, una vez concedidos los indultos a los presos del procés, la actitud de la Moncloa hacia la Generalitat se había enfriado.

De hecho, en las últimas horas, y a la espera de conocer el orden del día de la cita, los dos gobiernos mantienen su pulso sobre si abordar o no el debate de la ampliación de El Prat en este foro. Si el domingo la intención del Ejecutivo de Sánchez era conocida, tan solo, a través de las típicas consultas periodísticas, sin citar el nombre de la fuente, la propia ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha sacado este lunes el plan del Gobierno del armario.

El Prat o el conflicto político

La exalcaldesa de Gavà, una de las integrantes de la delegación del Gobierno en la mesa, en virtud de su doble 'valor', como ministra del ramo y como catalana, aseguró este lunes, en una visita a la fábrica de Alstom, en Santa Perpètua de la Mogoda, que resulta "lógico" abordar la cuestión de El Prat aunque no sea el foro más adecuado. Y también añadió que la parte catalana "no debería pedir imposibles", en referencia a las dos únicas demandas del Executiu: la amnistía y la autodeterminación.

En cambio, la Generalitat sostiene que el encuentro se ceñirá al conflicto político entre Cataluña y España, en concreto, a "situar los objetivos y la metodología de la mesa" para su resolución.

Sobre la retirada de este proyecto, Sánchez ha justificado que "las grandes infraestructuras exigen de grandes consensos", señalando de nuevo a la falta de unidad del Ejecutivo catalán y, sobre todo, a las dudas de ERC como responsables del fiasco. "Creemos en nuestro país y creo que es de interés de toda España que Cataluña no se quede atrás", ha añadido el presidente.

"Cada tema en su espacio"

La respuesta de ERC deja poco margen de rectificación, en un futuro, a los propios republicanos, si fuera menester. Y, por ende, al Govern. Así, según la portavoz del partido, Marta Vilalta, la ministra "se equivoca si quiere hablar de El Prat" en el foro, por cuanto, subrayó, el Govern irá "a debatir sobre autodeterminación y amnistía". Para hablar de "cuestiones relacionadas con competencias, inversiones, infraestructuras o financiación", añadió, ya hay "comisiones bilaterales, grupos de trabajo y reuniones específicas", dijo. "Cada tema en su espacio. No vayamos a mezclarlo todo", aseveró, porque, a su juicio, el "conflicto político no se soluciona" con la inversión para ampliar el aeropuerto de El Prat.

En general, la parte catalana se halla a la expectativa de los movimientos que realice el gabinete de Sánchez. Así, por ejemplo, los republicanos tenían el ojo puesto en si el presidente del Gobierno acudirá o no a la reunión.

Junts y la dignidad

Antes de conocerse los planes de Sánchez, Aragonès había recibido la presión de su socio en el Govern, Junts, que le reclamaba que, "por dignidad institucional", no asistiese al encuentro bilateral si el jefe del Ejecutivo central tampoco lo hacía

También Junts actúa de manera reactiva con Junts y por ello reiteró este lunes que no pensaba dar a conocer su 'alineación' para la cumbre "hasta que el Ejecutivo no haga lo mismo". Razonan que conocer si Sánchez acude era básico. Junts, según su portavoz, Elsa Artadi, se arroga el papel "garante de la transparencia" y para que la ciudadanía "sepa de qué se está hablando" y que "no se generan falsas expectativas".

Tal es la lentitud en la toma de decisiones, que el ministro de Cultura, el también socialista Miquel Iceta, comparó el foro de diálogo con la Conferencia de París que, durante cinco años, hasta 1973, se cerró con un pacto por el que los EEUU abandonaría Vietnam. Los principales negociadores, por cierto, Henry Kissinger, y Le Duc Thio, les fue concedido el Premio Nóbel, aunque solo el germano-norteamericano lo recogió. El motivo para el paralelismo no era el final, sino que "se estuvo discutiendo mucho tiempo si la mesa era redonda, cuadrada u octogonal", aseveró Iceta.