Gobierno nuevo, deberes... solo seminuevos. La inspiración y filosofía del Ejecutivo de Pedro Sánchez ya fue marcada por él mismo el sábado, cuando comunicó una profundísima remodelación de su GabineteRecuperación "justa", "verde", "social", con acento femenino, "cercano". Pero cada ministro fija su impronta. Sus aires nuevos. Los que este lunes se percibieron en los actos de traspaso de carteras en los respectivos departamentos, después de que todos ellos prometieran su cargo ante el Rey en la Zarzuela. No fueron ceremonias corrientes, con discursos de carril de los entrantes y salientes. La colección de fotos de este 12 de julio para la historia mostró ganadores y perdedores, empoderados y defenestrados, satisfechos y dolidos. Desde un Félix Bolaños arropado por la crema del poder tomando el testigo de una Carmen Calvo visiblemente tranquila y feliz por dejar el Ministerio de la Presidencia en sus manos, hasta un aislado José Luis Ábalos en su adiós de Transportes, apenas horas antes de formalizar su renuncia como secretario de Organización del PSOE.

El exministro abandonó el Ejecutivo sin culminar, precisamente, una de las leyes estrella de la legislatura, que lleva meses atascada por el desacuerdo con Unidas Podemos: la de vivienda. El nudo que no se termina de desatar es la regulación de los precios del alquiler. Hubo ofertas de ida y vuelta, pero no acuerdo. Raquel Sánchez, su sucesora y exalcaldesa de Gavà, prometió abanderar el desarrollo sostenible y a construir democracia con el derecho a la vivienda. "No hay dignidad sin vivienda, su función social es incuestionable", aseguró. Ella misma se acogió a la ley catalana de alquileres -recurrida el mes pasado por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional- para que su localidad fuera declarada zona de mercado tensionado y limitar las rentas durante cinco años. Esa posición podría anticipar un próximo desbloqueo de las negociaciones, aunque la última palabra la tendrá la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, que respaldaba las tesis del exministro. Sánchez elogió el "trabajo extraordinario" de Ábalos en estos tres años, pero añadió que su procedencia del mundo local "imprime carácter y exige mucha dedicación y vocación".

Iceta reconoce que siente "mucho" dejar Política Territorial y Rodríguez reivindica la acción municipal y el desarrollo autonómico sin citar Cataluña

Otra carpeta de urgente resolución que tiene el nuevo Ejecutivo es Marruecos. Arancha González Laya quedó inhabilitada para Rabat después de que España acogiera, sin previo aviso, al líder del Polisario, Brahim Ghali. Sánchez sabía que tenía que recomponer las relaciones con el reino alauí, y es la tarea prioritaria del nuevo titular de Exteriores, José Manuel Albares. El exembajador de España en París citó la necesidad de "reforzar las relaciones especialmente con Marruecos", "gran amigo y vecino del sur". Era el primer gesto de aproximación, sin que tuviera que hacer más referencia al cisma abierto con Rabat. Albares, diplomático de carrera -a diferencia de Laya-, y estrecho colaborador de Sánchez, añadió que habrá cuestiones que tendrá que "trabajar en equipo con otros ministerios", y también "explicar al mundo que España es un lugar seguro para poder venir a pasar el verano".

Cita a Rubalcaba

Cataluña no desaparece de escena pero, como dicen en la Moncloa, "ya no será plato único". El presidente quiere pasar página de los indultos. La mesa de diálogo se reunirá en septiembre, y se avanzará en ella, quiere el líder socialista, pero sin que opaque su prioridad: la gestión, los frutos concretos que pueda vender a su clientela, ya que este Gabinete está también diseñado para el combate electoral. Ya la semana pasada se dolían en su entorno de que buena parte de la gira báltica estuviera colonizada por Cataluña. La remodelación del Ejecutivo, de las más profundas que se recuerdan, ha quebrado las dinámicas. Más aún al desplazar de Política Territorial a Miquel Iceta, a quien había promovido para el cargo hace escasamente medio año. El primer secretario del PSC recibió la llamada del presidente pasadas las diez de la mañana del sábado. Le propuso asumir Cultura y Deporte. No le gustó. Y no lo ocultó al ceder la cartera a Isabel Rodríguez, exalcaldesa de Puertollano: siente "mucho" dejar el ministerio. Un alarde de sinceridad poco común. Él, no obstante, no se despegará del todo del diálogo con la Generalitat. Desde el entorno de Iceta se asegura que Sánchez le prometió participar de la interlocución con Cataluña.

Raquel Sánchez se acogió a la ley catalana de alquileres para que Gavà fuera declarada zona tensionada, lo que podría anticipar una mayor sintonía

Rodríguez se comprometió a mantener una actitud de diálogo. También que tendrá en cuenta el desarrollo autonómico pero también la acción municipal, de la que ella procede. Puso en valor "el pacto y el acuerdo" frente a la confrontación. Y, significativamente, no hizo referencia a Cataluña. Sí reivindicó la política que busca "mejorar la vida de los demás" y defendió su tierra, Castilla-La Mancha. La ministra recordó la figura del fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba -"Creo que soy quien soy porque antes nos hicieron una sociedad mejor"-, otro síntoma de la reconciliación interna que ha propiciado el vuelco decidido por Sánchez.

Pero hay más retos pendientes. La renovación del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, dijo Pilar Llop, nueva titular de Justicia. Una Administración pública más moderna, ágil y coordinada, enfatizó María Jesús Montero, que a su labor en Hacienda suma Función Pública. Priorizar la ciencia y la innovación como palanca para la recuperación, convino Diana Morant, la sucesora de Pedro Duque. Culminar la reforma educativa y llevar a término la ley de formación profesional, sentenció Pilar Alegría, relevo de Isabel Celaá.

Choque de versiones por Redondo

El poder con mayúsculas se proyectó en la Moncloa, en la toma de posesión de Bolaños, el nuevo hombre fuerte del Ejecutivo. Le arroparon el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero; el jefe de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, las tres vicepresidentas del Gobierno y siete ministros (de PSOE y de Unidas Podemos) y la jefa del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega. Aquella imagen era el contraplano de un Ábalos abatido y solo, al que no acompañó ningún ministro saliente ni entrante -sí estaban allí el extitular de Sanidad Salvador Illa y Pepe Blanco, que ocupó Fomento con Zapatero, además de los altos cargos del departamento-, ni los que ya representan el corazón del poder en Ferraz, Adriana Lastra y Santos Cerdán. Ábalos ni mencionó a Sánchez en su discurso de despedida. Las razones de su salida, sorprendente para el PSOE, no han sido aún explicadas, más allá de aludir a su desgaste por su exposición pública, el 'Delcygate' o las ayudas a la aerolínea Plus Ultra, aparte de razones familiares, las que él alegó en su carta de renuncia a la Secretaría de Organización.

Bolaños, protagonista de un intercambio "amoroso" de carteras con una Calvo feliz, asegura que los ministerios "ni se deben pedir ni se pueden rechazar". Un dardo involuntario a Redondo

"¡Cuántas veces me he alegrado de no ser ministro!", exclamó Bolaños tras recoger el testigo de Calvo. "Unas cuantas. Pero estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar". Era inevitable no pensar, escuchándole, en Iván Redondo, el 'supergurú' de Sánchez que, como afirmaban fuentes del Ejecutivo y de Ferraz, había pedido al presidente ser ministro de la Presidencia. Bolaños luego confesó a los periodistas que no, que no pensaba en el exdirector de Gabinete, sino en sí mismo. Pero el contexto hizo que sus palabras sonaran a recado. Redondo trasladó, a través de su entorno, que había demandado a Sánchez salir de su puesto y que había sido este que le había ofrecido en dos ocasiones (en 2019 y hace mes y medio) ser ministro.

Bolaños recibió la cartera de Calvo, en "el traspaso más amoroso de la historia de la política española". "Félix es un amigo [...]. Lo tiene todo. No va a necesitar ni suerte ni nada. Tiene todo el entrenamiento, todo el conocimiento. No llega, continúa", aseguró, feliz, antes de fundirse en un caluroso abrazo con su heredero.

Los dos han pasado muchas horas juntos, y han compartido encargos a veces complicados del presidente, como la exhumación de Franco, el montaje del estado de alarma o la confección de los indultos a los presos del 'procés', junto al ya cesado titular de Justicia, Juan Carlos Campo. "El presidente deja este ministerio en las mejores manos. Y yo me voy agradecida y tranquila. Me voy con una etapa cubierta y dispuesta para seguir por mi país haciendo lo que haga falta".

La historia habría cambiado, y mucho, si el sucesor hubiera sido Redondo. Ambos han mantenido enfrentamientos. Pero el exdirector de Gabinete ya es historia. O eso quiere el PSOE, que ha celebrado con euforia la caída del 'spin doctor' y el ascenso de un pata negra muy querido en el partido, Bolaños.