La crisis de gobierno ha sido profunda, pero también traumática para algunos de los ministros salientes, caso de José Luis Ábalos. Pero también ha sido acogida con euforia por el PSOE, sobre todo por la marcha de Iván Redondo, el 'superasesor' del presidente. Su director de Gabinete. Su cese sorprendió a todos. Nadie lo esperaba. Pero lo que molestó sin duda fue que Redondo se atreviera a pedir a Pedro Sánchez un ministerio, el de la Presidencia, para aumentar su poder y controlar la sala de máquinas del Gobierno ahora que se producía la salida de Carmen Calvo. Que esa demanda existió la contaban este fin de semana dirigentes de alto nivel del Ejecutivo y de Ferraz, como relataba este diario, pero esa versión la confirmó este lunes el propio Félix Bolaños. Y justo en su toma de posesión como heredero de Calvo. Los ministerios, dijo, "ni se pueden pedir ni se deben rechazar".

El de Bolaños fue el traspaso de carteras quizá más concurrido de este martes. Le arroparon el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero; las tres vicepresidentas del Ejecutivo -Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera-, y hasta siete ministros: Fernando Grande Marlaska (Interior), María Jesús Montero (Hacienda), José Manuel Albares (Exteriores), Reyes Maroto (Industria), Ione Belarra (Derechos Sociales) y Alberto Garzón (Consumo). Además, le acompañaron la presidenta del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega (número dos de Zapatero entre 2004 y 2010), y el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, además del nuevo director de Gabinete de Sánchez, Óscar López, y la cúpula del PSOE, encarnada por la vicesecretaria general, Adriana Lastra -con quien mantiene una sólida relación-, y el responsable de Coordinación Territorial, Santos Cerdán. La acumulación de nombres y cargos daba buena cuenta del poder e influencia del nuevo ministro, auténtica mano derecha del presidente. Ahora con más poder, derribado ya Redondo.

"¡Cuántas veces me he alegrado de no ser ministro!", exclamó. "Unas cuantas. Pero estas cosas ni se deben pedir ni se pueden rechazar. El presidente ha decidido que asuma esta cartera, lo hago con honor y enorme responsabilidad". Ahí estaba el recado a Redondo. Clarísimo y rotundo. La cartera que ambicionaba el director de Gabinete fue a parar a sus manos. Con sus palabras, remarcaba que no se puede exigir nada al presidente, porque es él quien manda y dispone. Ante la contundencia de su impactante afirmación, el propio Bolaños, en conversación informal con los periodistas, aclaró que no estaba haciendo referencia a Redondo, a quien desea "todo lo mejor". El ya exdirector de Gabinete trasladó, a través de su entorno, que fue él quien pidió irse y que fue Sánchez quien le ofreció ser ministro dos veces, según informa 'El Mundo'. Pero si algo caracteriza a Bolaños es su lealtad absoluta al jefe y su prudencia máxima. Sus palabras no podían ser casuales. Era el mensaje que quería trasladar la Moncloa.

"Merece la pena" frente al "ruido"

El nuevo titular de la Presidencia subrayó que espera estar a la "altura" de lo que demandan los ciudadanos y agradeció la "oportunidad" que le ha dado Sánchez, que quiere "transformar España sin dejar a nadie atrás". El cometido "merece la pena" frente al "ruido, la crispación, las palabras altisonantes y los debates que no llevan a nada", sostuvo. "Sé de sus convicciones y sus principios. Me honra con su confianza, queriéndome cerca", señaló, cumplimentando al líder socialista, intentando contener la emoción.

Bolaños tuvo palabras cariñosas para Calvo, "amiga y compañera". "Alguna misión nos ha encargado el presidente. Alguna era fácil incluso, no demasiadas. Tú estabas en primera línea, y yo en la sombra, y yo te ayudaba en todo lo que podía. Ahora sé que va a ser al revés. Tienes toda mi admiración, respeto, cariño y amistad. No solo has sido una gran vicepresidenta del Gobierno, sino una gran persona", elogió, palabras que fueron respondidas por un largo aplauso de la sala para la ya ex número dos del Ejecutivo.

Calvo y Bolaños mostraron en todo momento sintonía personal y política. Porque así como era evidente la rivalidad de la exvicepresidenta con Redondo, esas chispas no saltaron con su hoy sucesor. Ambos han estado juntos en encargos complicados, como la exhumación de Francisco Franco, la articulación jurídica del estado de alarma o la confección de los indultos. Los dos son pata negra PSOE. Era patente la satisfacción de Calvo por dejar las riendas del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática a Bolaños. Ambos han pasado muchas horas hablando y tenían claro "lo que tenían que ser, el pilar sobre el que se sujetara el presidente del Gobierno". Otro dardo hacia Redondo, a quien desde el PSOE se le ha acusado de velar más por su promoción personal que por la de su jefe.

"Félix, ministro, este es el traspaso más amoroso de la historia de la política española. Félix es un amigo. Las amistades se forjan en los momentos particularmente duros [...]. Félix lo tiene todo. No va a necesitar ni suerte ni nada. Tiene todo el entrenamiento, todo el conocimiento. No llega, continúa", añadió, para resaltar su "capacidad" y su "probadísima" lealtad a Sánchez. "Debo ser la ministra que se va más tranquila con el relevo", sostuvo. "Somos pequeñitos [por su altura], pero resistentes. Es un hombre que aborda todo con profesionalidad pero con humanidad", glosó.

¿Futura presidenta del PSOE?

"Félix es un amigo. Lo tiene todo. No va a necesitar ni suerte ni nada. Tiene todo el entrenamiento, todo el conocimiento", elogia Calvo antes de fundirse con él en un abrazo

Calvo deja ya listo el proyecto de ley de memoria democrática, un "tesoro" que han trabajado en su ministerio. En principio, iba a ser aprobado, para su remisión a las Cortes, en el Consejo de Ministros de mañana martes, pero Bolaños prefiere aplazarlo muy poco tiempo, quizá una semana, porque quiere mirar el texto y preparárselo bien, según comentó él mismo a los periodistas. Saldrá del Gabinete hacia el Congreso, en cualquier caso, antes del parón vacacional.

La exvicepresidenta primera aseguró que deja el Ejecutivo con la "inmensa sensación" de haber cumplido con su deber, mostró su "agradecimiento infinito" a Sánchez -Ábalos, en cambio, ni lo citó en su despedida-, por haberle permitido un "extraordinario aprendizaje político y humano". Calvo expresó su gratitud asimismo el apoyo de su equipo: su subsecretario, Antonio Hidalgo; sus dos secretarios de Estado, José Antonio Montilla (Relaciones con las Cortes) y Fernando Martínez (Memoria Democrática); su directora de Gabinete, Bela Valldecabres; su directora de Comunicación, Belén Labadie... Han puesto "todo" de su parte cuando "España más necesitaba al Gobierno de la nación". Subrayó que ha sentido la voz "de mucha gente y, particularmente, de muchas mujeres". Y es que Calvo ha sido uno de los referentes del feminismo clásico, aunque perdió su batalla contra Irene Montero en la redacción de la ley trans.

"Me voy con una etapa cubierta y dispuesta para seguir por mi país haciendo lo que haga falta", remachó entre los aplausos de los asistentes y antes de fundirse en un caluroso abrazo con Bolaños. Su reacomodo no está claro ahora mismo. En el PSOE cuentan con que Sánchez le habrá buscado una salida, quizá la presidencia del partido, con vistas a la renovación que se materializará en el 40º Congreso. Pero no hay todavía confirmación oficial y en su equipo decían el fin de semana que tenía una "conversación pendiente" con el líder.