Finalmente, este sábado. Este 10 de julio fue el día elegido por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para acometer una profundísima remodelación del ala socialista de su Ejecutivo, al que imprime un marcado carácter político, con mucha más presencia del partido.

El primer mensaje es que prescinde de su núcleo duro político, el que estaba a su vera desde 2010: caen la vicepresidenta primera, ministra de la Presidencia y Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, la cordobesa Carmen Calvo; el titular de Transportes, José Luis Ábalos, y su director de Gabinete en la Moncloa, Iván Redondo.

El puesto de vicepresidenta primera será ocupado por Nadia Calviño, actual vicepresidenta segunda y titular de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Sánchez deja caer a los que eran sus pilares, rejuvenece su Gabinete, introduce muchas caras nuevas, mujeres procedentes del municipalismo -entre ellas, la nueva portavoz, la castellanomanchega Isabel Rodríguez-, mantiene a los ministros de Unidas Podemos y preserva a los dos titulares de dos carteras de Estado, Fernando Grande-Marlaska en Interior y Margarita Robles en Defensa.

La labor de coordinación del Ejecutivo recaerá en uno de los hombres fuertes de Sánchez en la Moncloa, Félix Bolaños, secretario general de la Presidencia del Gobierno. Él ha sido la persona clave en todos los asuntos importantes que ha despachado el Gobierno, en quien Sánchez se fía plenamente.

Félix Bolaños seguirá siendo uno de los hombres del Presidente. Reuters

Pero otro de los hombres del círculo del jefe del Ejecutivo, su director de Gabinete, el todopoderoso Iván Redondo, en cambio sale. El PSOE tenía muy enfilado a Redondo, que era sentido como un cuerpo extraño. Él estaba muy enfrentado a Calvo. Ahora, los dos salen del Ejecutivo. A Redondo le sustituye Óscar López, secretario de Organización del PSOE con Alfredo Pérez Rubalcaba, antiguo amigo de Sánchez (aunque no le apoyó en las primarias de 2017) y actual presidente de Paradores de Turismo. Es previsible que López asuma un rol distinto al de Redondo, más de jefe de Gabinete al uso y menos de 'supergurú'.

Igual que la salida de Calvo sí que estaba en los mentideros, no se contaba con la de Ábalos, dirigente que confió en Sánchez desde el primer día, junto con la hasta ahora vicepresidenta y la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra. Era uno de los hombres del círculo más íntimo del presidente, su fontanero político. Se marcha no solo del Gabinete: también deja la poderosa Secretaría de Organización del PSOE. Es cierto que el 40º Congreso está a la vuelta de la esquina -15, 16 y 17 de octubre- y se esperaba también una renovación profunda, aunque no la caída de Ábalos.

Pilar Llop, quien accedió a la presidencia del Senado en diciembre de 2019, pasa a ocupar la cartera de Justicia, que estaba en manos de Juan Carlos Campo desde enero de 2020. Él ha sido uno de los muñidores de los indultos del 'procés', junto a Calvo y Bolaños. Llop, jueza experta en violencia de género, será reemplazada en la presidencia de la Cámara alta por el actual portavoz socialista, el burgalés Ander Gil.

Los titulares de Exteriores, Arancha González Laya -una fija en las quinielas por el incendio con Marruecos-; Ciencia, Pedro Duque, y Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, también salen del Ejecutivo. Laya será reemplazada por el embajador en París desde el año pasado, José Manuel Albares, otro de los hombres fuertes del presidente. Diplomático de carrera, fue secretario general de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global en la Moncloa, y ahora es premiado con la cartera que siempre ambicionó, Exteriores.

Miquel Iceta deja Política Territorial, departamento que cede a la alcaldesa de Puertollano, Isabel Rodríguez, que también asumirá la portavocía del Gabinete, en sustitución de la titular de Hacienda, María Jesús Montero. El primer secretario del PSC dirigirá a partir de ahora Cultura y Deporte. Otras dos regidoras se suman al Gabinete: la de Gavà, Raquel Sánchez, en Transportes, y la de Gandia, Diana Morant, en Ciencia. En Educación sale Isabel Celaá, quien se sumó al equipo de Sánchez desde el principio, y la reemplaza Pilar Alegría, delegada del Gobierno en Aragón.

Pilar Alegría, nueva ministra de Educación. El Periódico de Aragón

Sánchez asciende a Calviño (y sube un peldaño Yolanda Díaz) y resguarda al motor económico de su equipo ahora que la recuperación empieza a atisbarse y empezarán a llegar los fondos europeos. Además, de cuatro vicepresidentas pasa a un Ejecutivo con solo tres: Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera, que continúa en Transición Ecológica y Reto Demográfico.

El jefe del Gobierno ya había comunicado la reestructuración a Yolanda Díaz, vicepresidenta tercera y titular de Trabajo y Economía Social y cabeza visible de Unidas Podemos en el Ejecutivo. Los ministros de la formación morada quedarán al margen de esta reestructuración y continuarán en sus cargos. Sánchez se trasladó sobre la una de la tarde al palacio de la Zarzuela para informar al Rey de la composición de su nuevo Gabinete. Los nuevos ministros tomarán posesión de sus cargos el lunes, y ya el martes se celebrará el primer Consejo de Ministros del nuevo Gobierno.

La idea del presidente es reforzar el peso político de su Ejecutivo y de su cúpula en el PSOE. Pero en cuanto salieron esas informaciones, Sánchez contestó en todo momento que esa no era su "prioridad", que estaba centrado en la vacunación y la recuperación económica. La última vez que fue preguntado por ello por los periodistas fue este jueves pasado, en Vilna, junto a la primera ministra lituana. En ese momento, se le inquirió si podía asegurar la continuidad de su vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y se limitó a dar la respuesta de manual. "Lo he dicho en otras muchas ocasiones, la prioridad es la que es, recuperación y vacunación y nada nuevo que añadir al respecto". Ayer mismo, en su círculo más próximo se mantenía la reserva y se decía no conocer los planes del jefe del Ejecutivo. Si Calvo sale del Gabinete, podría ser reubicada en la presidencia del Congreso, que desde mayo de 2019 ocupa Meritxell Batet.

Lo que hizo el presidente fue enfriar para acelerar. Pilotar él solo, con muy pocos colaboradores, una reestructuración ministerial que le sirve para tomar impulso en la segunda parte de la legislatura, después de la decisión trascendental de la concesión de los indultos y con el final de la pandemia en el horizonte, así como los primeros síntomas de reanimación de la economía.

En el PSOE, dirigentes de primer nivel veían inminente la remodelación, y la aconsejaban para julio, antes del arranque del proceso congresual. Sin embargo, que Sánchez se colocara este mes dos giras internacionales importantes, la báltica que culminó el jueves y la que emprenderá en EEUU el día 20, solo dejaba como ventana disponible esta misma semana, para garantizarse foco mediático antes de las vacaciones de verano. El presidente se canceló un acto de partido programado en principio para este sábado: la presentación de la ponencia marco del 40º Congreso. Ahora la razón de por qué hizo ese movimiento a mitad de semana es evidente. El presidente pretende recobrar el pulso político y copar la actualidad informativa del fin de semana.

No a la reducción de ministerios

El sector morado del Gobierno queda finalmente al margen de esta remodelación después de que Sánchez y Díaz acordaran mantener en sus ministerios a Irene Montero (Igualdad), Ione Belarra (Derechos Sociales y Agenda 2030), Alberto Garzón (Consumo) y Manuel Castells (Universidades). Fuentes conocedoras de estas conversaciones relatan que a lo largo de esta semana el presidente del Gobierno informó a la vicepresidente tercera de su intención de hacer cambios en el Ejecutivo y que Díaz negoció la permanencia de todos los miembros de su formación.

En Podemos esgrimían que la distribución que hicieron Sánchez e Iglesias recogían su peso en el Gabinete y no debía tocarse sin negociación

Ante los continuos murmullos de una posible crisis de Gobierno, en las filas moradas llevaban semanas esgrimiendo que el acuerdo que alcanzaron Sánchez y Pablo Iglesias para conformar el Ejecutivo de coalición hace casi dos años recogía el peso que tendría Unidas Podemos dentro del Gabinete. En este sentido, esgrimían que solo se reduciría el número de ministerios que controlan si también ocurría lo mismo con el sector socialista.

En cuanto a los nombres, en Unidas Podemos siempre han asegurado que era Iglesias y ahora Díaz quienes eligen a los ministros morados, pese a que la potestad le corresponde a Sánchez. Esta posición quedó clara cuando el exvicepresidente segundo abandonó el Ejecutivo y señaló a Díaz como vicepresidenta y a Belarra como futura ministra, avisando minutos antes a Sánchez.

Este 2021 Sánchez acometió reajustes mínimos en su Ejecutivo obligados por los dos procesos electorales celebrados. A principios de año, cuando Salvador Illa se convirtió en candidato del PSC en las elecciones catalanas del 14-F y fue relevado por Carolina Darias en Sanidad, y esta a su vez cedió Política Territorial a Miquel Iceta. Y de cara a las elecciones madrileñas, Belarra reemplazó a Iglesias en Derechos Sociales, y Díaz ascendió a la vicepresidencia tercera, un peldaño menos que el que tenía el exlíder morado.