El 6 de mayo es una fecha llena de sentimientos para su familia. Ese día ETA asesinó cobardemente a su padre cuando iba con usted a ver al Real Zaragoza. Tenía 17 años y han pasado 20 años. ¿Cómo lo recuerda?

Con mucho dolor porque aquella tarde cambió mi vida. No obstante, quien perdió todo fue mi padre, ya que ya no envejecerá junto a mi madre, no conocerá a sus nietos, no hará sus excursiones al Pirineo... Al final se juntan un cúmulo de sentimientos diferentes; dolor y horror en el recuerdo, la nostalgia de acordarme de mi padre y también el agradecimiento de que aún se le recuerda.

Nada más asesinar a su padre usted espetó: «Me habéis jodido la vida»…

Era lo que buscaban. Supone un cambio irreversible porque he perdido a mi padre, al que quería con locura, admiraba... y al que no puedo compartirle mi vida actual.

¿Se acuerda de lo que ocurrió?

Recuerdo el sonido de los tres disparos. Todavía resuenan en mi cabeza y la mirada impasible del terrorista que tras asesinar a mi padre fijó sus ojos en los míos y huyó por la calle. A partir de ese momento, el tiempo que estuve allí se me hizo una eternidad. Luego me dijeron que rápidamente me metieron en un bar, a los que aprovecho para agradecerles lo que hicieron. Me decían que no iba a pasar nada, pero yo sabía bien lo que había pasado. De allí me llevaron a casa donde me encerré en mi habitación, no quería salir, aunque sí lo hice cuando vino Rajoy a vernos. Mi hermano me ha ayudado muchísimo, también mi madre y mis amigos de entonces que aún están conmigo.

Los terroristas iban cubiertos con gorras y sombreros para intentar evitar ser identificados, pero usted declaró que Mikel Carrera Sarobe, alias Ata, era quien descerrajó los tres tiros a tu padre. ¿No tiene ninguna duda?

Sobre este tema prefiero no pronunciarme. Me remito a lo que declaré en sede judicial. Está la causa pendiente de juicio.

«Es inadmisible que a los presos de ETA no se les exija información antes de los acercamientos»

Junto a usted hay cinco testigos más y hasta un fichero informático que prueba una cita entre Ata y la dirección de ETA previo al atentado en que recibió instrucciones. ¿Cree que se hará Justicia y será condenado? ¿Y Miren Itxaso Zaldúa?

Confío en que se haga Justicia. Toda mi familia durante este tiempo hemos vivido con mucha incertidumbre y pena de que no se solucionaba, pero teníamos una firme confianza en el Estado de derecho.

 Si se hace Justicia, ¿cree usted y su familia que llega un poco tarde?

Sí, hubiera sido mejor que hubiese llegado desde el principio. Cuando llegue ese momento en el que se culpe a quien mató a mi padre y a sus colaboradores, estaremos más tranquilos. No será una alegría plena porque falta él. Nos dicen que posiblemente se celebrará el juicio en el 2022 y eso nos parece tarde.

Nada más producirse el asesinato se distribuyeron retratos robot, pero no fue hasta el 2017 cuando a Ata se le imputó el crimen. ¿Confió en todo momento en la labor policial?

Siempre. Sabía que estaban haciendo todo lo posible por encontrar a los responsables. Hemos tenido contactos con el Ministerio del Interior durante estos años, con la Policía Nacional, la Guardia Civil... Y al final te das cuenta de que para ellos también es importante porque lo han sufrido en sus propias carnes también. Resolver este tipo de crímenes es una prioridad.

 Ustedes van a tener la oportunidad de ver al presunto asesino de su padre en un banquillo, pero hay 300 crímenes todavía sin resolver. ¿Qué le diría al resto de víctimas? ¿Y a los terroristas?

Es muy complicada esa pregunta. Les diría que siguieran manteniendo la confianza y la esperanza en el Estado de derecho. Ahora que se plantea el acercamiento de presos de ETA a las cárceles del País Vasco y Navarra me parece inadmisible que no se les exija, más allá de escribir un arrepentimiento en un folio, que colaboren con la Justicia. Estos no eran unos delincuentes normales, eran miembros de una organización criminal y seguro que muchos de ellos tienen algo que aportar para resolverlos. Me demostrarían un arrepentimiento real si arrojan luz, lo tienen muy fácil.

Usted está casado, tiene dos hijas pequeñas que no pudieron conocer a su abuelo. ¿Qué legado les cuenta que dejó?

Son muy pequeñas, pero tienen la suerte de tener el abuelo que tuvieron. Les explicaré cómo fue en su faceta política marcada por la moderación, el respeto y la tolerancia... Y trataré de explicarles lo buen padre y persona que era. Yo ahora me veo reflejado en él y veo que la prioridad de mi padre era formar a buenas personas y ese es el legado que me dejó.

Ha destacado el talante político de su padre. ¿Cómo ve la política ahora?

Muy crispada, me preocupa. Vemos cómo han surgido partidos de extrema izquierda y de extrema derecha y creo que la política debería ir por unas latitudes más templadas y moderadas en las que encontrarnos todos. Debemos edificar una sociedad acorde con los valores democráticos.