Ignacio Aguado, figura clave de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid que quiso marcar un perfil propio en el Gobierno de coalición con Isabel Díaz Ayuso, ha soportado la presión más fuerte de su carrera política en esta semana, que ha terminado con su ocaso.

Despuntó en la política madrileña en 2015 como socio externo del Gobierno de Cristina Cifuentes, pasó a ser vicepresidente en 2019 con Isabel Díaz Ayuso y ahora, en una semana, Aguado ha sido cesado de sus cargos en el Ejecutivo de coalición con el PP y no será candidato de Cs en las elecciones del 4 de mayo tras las presiones recibidas por dirigentes del partido. Una caída precipitada e inesperada para Aguado, que no ha sobrevivido al terremoto político que ocasionó la moción de censura en Murcia y su posterior divorcio con Isabel Díaz Ayuso, quien decidió romper con todos los miembros del Gobierno de Ciudadanos ante el temor de que quisieran desbancarla.

Fue hace una semana, el miércoles 10 de marzo, cuando comenzó el 'vía crucis' de Aguado, que recibió con incredulidad el anuncio de Ayuso y fue incluso quien se adelantó al comunicarlo a los medios de forma improvisada tras tener que anular la habitual rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. Una rueda en la que él siempre ha dado la cara al ser, además de vicepresidente, portavoz del Gobierno de Ayuso, con quien las desavenencias han sido constantes desde el inicio de la legislatura, cuando Cs apoyó una comisión de investigación sobre Avalmadrid por la concesión de un crédito a una empresa en la que figuraba como socio el padre de la presidenta madrileña. A lo largo de los meses, otros asuntos han sido motivo de enfrentamiento entre los dos socios, como la polémica del apartahotel en el que se alojó Ayuso durante el comienzo de la pandemia o la gestión de esta crisis sanitaria, que se saldó con la dimisión del consejero de Políticas Sociales, de Cs.

Tras su cese, Aguado ha arremetido a través de declaraciones a los medios y de su cuenta de Twitter contra Ayuso, llegando a decir que ha "perdido la cabeza" y que ha actuado como una "pirómana" al convocar elecciones anticipadas cuando aún quedaban dos años de legislatura.

La figura de Aguado ha quedado muy debilitada estos días hasta el punto de que, pese a manifestar su intención de presentarse a las primarias para ser candidato de Ciudadanos en las elecciones del 4 de mayo, empezó a recibir presiones por parte de dirigentes de la formación para que diera un paso atrás.

Este jueves ha optado por retirarse en una intervención en la que, visiblemente emocionado, ha dado el relevo al portavoz nacional de Cs, Edmundo Bal, para que asuma él el peso de la campaña electoral en un momento muy difícil en el partido.

Aunque Aguado ha perdido gran parte de su poder político, todavía tendrá un papel relevante, ya que acaba de ser integrado en la dirección nacional de Ciudadanos en un acto que supuso un voto de confianza de la líder, Inés Arrimadas.

La carrera política de este madrileño, de 38 años, comenzó en 2013 cuando dejó su trabajo en Unión Fenosa para afiliarse a la formación de Albert Rivera y un año después fue elegido portavoz del partido en la Comunidad de Madrid.

Licenciado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas, y en Ciencias Políticas y de la Administración, encabezó el cartel electoral de la formación naranja en la región madrileña en 2015, cuando irrumpió en la Asamblea con diecisiete diputados, y también en 2019, logrando veintiséis escaños.

Ciudadanos apoyó hace cuatro años con Aguado como portavoz parlamentario la investidura de Cristina Cifuentes como presidenta de la Comunidad de Madrid, tras alcanzar un acuerdo con 76 puntos sobre materias como la lucha contra la corrupción y la sanidad, y votó a favor de todos los presupuestos. En 2018, pidió la dimisión de Cifuentes por las irregularidades de su máster en la Universidad Rey Juan Carlos y respaldó la investidura de Ángel Garrido como presidente regional. Tras las elecciones autonómicas de 2019, Aguado eligió al PP de Isabel Díaz Ayuso como compañero para formar un Ejecutivo de coalición y rechazó al PSOE -que ganó los comicios-, Más Madrid y Unidas Podemos porque no compartía sus "políticas fracasadas", su "obsesión por los sillones" y su deseo de alcanzar "el poder por el poder". Eso convirtió en vicepresidente y portavoz a Aguado, casado y con un hijo, un ascenso político que, en poco más de año y medio, ha terminado en una caída en picado para una figura hasta ahora clave para Ciudadanos en la Comunidad de Madrid.