Vox logró convertirse este domingo en la primera fuerza antiindependentista del Parlamento de Cataluña al sacar 11 escaños y hundir a sus dos principales contrincantes: captó votos en el electorado de Cs, que cayó hasta los 6, y también en el del PP, que pasó de 4 a 3. El presidente de los populares, Pablo Casado, usó la moción de censura del pasado octubre para escenificar su ruptura con Santiago Abascal, líder de la formación de ultraderecha y exmilitante del PP. Ahora Casado se preguntará si ese divorcio llegó demasiado tarde, después de dos años en los que radicalizó sus posiciones para evitar la fuga de votos hacia Vox y dio carta de naturaleza al nuevo partido al pactar con ellos las investiduras de gobiernos autonómicos y ayuntamientos.

La extrema derecha ya había doblegado el brazo al PP en las generales del 2019 en la región de Murcia y en la mitad de las provincias de Andalucía, en cuyo Parlamento había entrado el año anterior. Ahora, en estos nuevos comicios el mensaje vuelve a llegar diáfano a la sede de Génova, que ha tenido que desarrollar la campaña electoral driblando los mensajes de su extesorero Luis Bárcenas sobre la supuesta corrupción del partido y el inicio del juicio de la caja b.

Casado, que se ha implicado mucho con numerosos actos por las cuatro provincias en los dos últimos meses, ha visto cómo han sido incapaces de convencer a los votantes de Cs, en huida libre, que han preferido a Vox. Es el peor resultado del PP en unas autonómicas catalanas. La lectura a nivel español es inevitable. Vox se convierte en el referente del constitucionalismo en Catalunya, que es, a su vez, uno de los pilares de las estrategias de todos los partidos de la derecha. La formación de Abascal creció a partir del referéndum del 1 de octubre de 2017, defendiendo medidas radicales contra los dirigentes del 'procés' y ahora ha podido defenderlas y comprobar su apoyo en el territorio catalán. La extrema derecha ha obtenido diputados en las cuatro provincias: Barcelona (7), Tarragona (2), Gerona (1) y Lérida (1). El PP, en cambio, solo logra entrar en Barcelona (3): el cabeza de lista, Alejandro Fernández, y los dos fichajes que hizo entre los naranjas, Lorena Roldán y Eva Parera.

La "última factura" por la corrupción

El líder de Vox en el 'Parlament', Ignacio Garriga, habló brevemente con el 95% de los votos escrutados para celebrar que se han convertido en "los líderes de la oposición al separatismo y a la izquierda". Lamentó el triunfo del independentismo y prometió trabajar para "desalojarlos de todas las instituciones".

"Nuestro resultado es muy malo", dijo Fernández. En Madrid dio la cara el secretario general, Teodoro García Egea, pocos minutos antes de la medianoche. No hubo ninguna autocrítica y señaló dos problemas: "el juego sucio", en referencia a la confesión de Bárcenas, y la baja participación, que perjudicó a la derecha constitucionalista en general. "Es la última factura que vamos a pagar de ese pasado. No vamos a modificar el rumbo", continuó, dando a entender a los que internamente vean una oportunidad para atacar a Casado que no hay espacio para el debate. La reunión del PP para analizar los resultados será el martes.