Ya no hay marcha atrás. El Consejo de Ministros de Pedro Sánchez decreta el estado de alarma para Madrid y para los próximos 15 días. Y lo hace sin ir de la mano de Isabel Díaz Ayuso, que se resistió hasta el último minuto en tomar ese camino, pese a que sabía que si no accedía, el Ejecutivo de coalición activaría el instrumento excepcional que recoge la Constitución en su artículo 116. La alarma estará operativa, como mínimo, dos semanas —las eventuales prórrogas habrán de ser autorizadas por el Congreso— y tienen efecto inmediato, pues el real decreto se enviará automáticamente al BOE para su publicación en un número extraordinario.

Este segundo despliegue del instrumento constitucional no tendrá que ver con el primero, el del 14 de marzo, el de la primera oleada del coronavirus, pues no supondrá un confinamiento domiciliario: está concebido para dar otro paraguas legal más firme a las medidas que llevan en vigor una semana y que implicaban la limitación de la movilidad en la capital de España y en otros nueve municipios de la región.

La mañana fue intensa en cuanto a gestiones, pero la decisión estaba ya cantada desde ayer por la noche, cuando el Ejecutivo intentó mantener una reunión con el Gobierno regional después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) tumbara la orden que suponía el cierre perimetral de la capital y de otros nueve municipios, en vigor desde hace una semana. El presidente ya le expuso en la noche del jueves a Ayuso, en conversación telefónica, que o bien ella misma dictaba una orden con las mismas medidas vigentes para cerrar Madrid —cuestión clave a las puertas del puente del 12 de octubre, para evitar la estampida de ciudadanos a otros puntos del país—, o bien solicitaba la Comunidad la declaración del estado de alarma o bien lo decretaba el Ejecutivo sin su concurso. Finalmente, esta última es la opción que ha salido adelante.

El Gobierno autonómico estuvo demorando la toma de decisión. Desde la Moncloa explicaron que Sánchez le dijo a Ayuso que "por cortesía" aceptaba atrasar el Consejo de Ministros extraordinario de las 8.30 a las 12.00. Pero ella, en ese margen de tiempo, no le telefoneó. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, incluso se puso en contacto a mediodía con el vicepresidente regional, Ignacio Aguado (Cs), para comunicarle que acababa de arrancar la reunión del Consejo de Ministros, presidida por ella misma, y trasladarle que Ayuso no había hablado aún con Sánchez, que desde primera hora estaba en Barcelona, por su viaje institucional con el Rey.

"La respuesta fue no"

Fue justo después, con el Consejo ya en marcha, cuando se produjo la llamada de la dirigente del PP al líder socialista, y ella le pidió "más tiempo", según indicaron fuentes de la Moncloa. Pero Sánchez subrayó que ya era tarde, y que la prioridad es "proteger la salud pública". Entonces, el presidente le comunicó que no había más margen y que el Consejo decretaría la alarma, como así ocurrió, aunque ambos acordaron que en los próximos 15 días seguirán hablando de distintos escenarios. Pero la versión del Gobierno de Ayuso era otra: que Sánchez se "negó a a negociar la orden de la Comunidad de Madrid", que insistía en el confinamiento de zonas básicas de salud, una medida que a la Moncloa y a Sanidad siempre le pareció insuficiente y confusa.

En la conversación telefónica, el presidente pidió la dirigente conservadora que apoye la declaración del estado de alarma. "La respuesta de Díaz Ayuso ha sido no", puntualizaron desde la Moncloa. El Consejo siguió su curso y acabó muy cerca de las dos de la tarde.