A tres semanas y media de que se agote el tiempo para volver a una repetición electoral, Pablo Iglesias trata de sacudir el adormecido tablero de negociación y acepta casi la misma oferta del PSOE que desdeñó en julio para tejer una coalición. Entonces Pedro Sánchez propuso cederle la vicepresidencia y los ministerios de Vivienda, Sanidad e Igualdad. El líder podemista dice ahora estar dispuesto a aceptar ese pacto si le suma también las políticas activas de empleo.

El presidente en funciones, que nunca estuvo convencido del cogobierno con los morados pero que cedió en su día para hacer esa oferta que tan poco le gustaba, defiende que no se puede volver atrás, alega que la coalición es ya inviable y dice estar «esperanzado» en que Unidas Podemos acabe apoyando el programa que presentará el próximo martes. No parece haber prisas en el Gobierno por sumar apoyos. Las reuniones con los nacionalistas comenzarán el miércoles y hasta la segunda semana de septiembre no verá a los líderes de PP, Cs y Podemos.

Iglesias cree que todo se negociará en el último minuto, convencido de que Sánchez juega con los tiempos, pero mantiene las esperanzas de conseguir la coalición in extremis.

LAS POLÍTICAS DE EMPLEO / Dos semanas después de su última oferta con cuatro posibilidades que el PSOE calificó como «inviable» de inmediato, Iglesias reculó ayer en una entrevista en la Cadena Ser para aceptar lo rechazado en julio. «Si el PSOE vuelve a hacer la misma oferta que hizo, nosotros nos sentamos con ellos y estoy convencido de que es una cuestión de horas sacar el Gobierno de coalición», dijo. Y amplió: «Si el PSOE añadiese las políticas activas de empleo diríamos que sí».

El Ejecutivo ve en estas declaraciones cierto «arrepentimiento», en palabras del ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, pero no está dispuesto a volver a la hipótesis de la coalición y sigue defendiendo un acuerdo programático con Podemos que se base en el documento que el PSOE acabará de perfilar a lo largo de este fin de semana.

Se trata de 300 propuestas repartidas en seis áreas: empleo digno y pensiones justas; feminismo, lucha contra la desigualdad social y calidad democrática; emergencia climática y transición ecológica de la economía; avance científico, tecnológico y transición digital; España abierta a Europa y al mundo, y cohesión territorial, Estado autonómico y lucha contra la despoblación.

Iglesias considera que ese acuerdo sería darle a Sánchez la investidura gratis e insiste en que ya ha retirado su nombre de la vicepresidencia. «¿Qué más quieren también pedirnos? ¿Que Podemos se disuelva y vayamos todos con las manos en la cabeza y de rodillas?», protestó.

EL ‘FACTOR ERREJÓN’ / La dirección de Podemos cree que hay posibilidad todavía de conseguir la coalición. Pero si no es así, prefieren que haya elecciones el 10 de noviembre a darle el apoyo a Sánchez y luego tener que ir igualmente a las urnas en unos meses -con la tramitación de los Presupuestos-, en las que, calculan, perderían más escaños. En parte, reflexionan, porque entonces sí Íñigo Errejón podría ser un adversario electoral que seduciría a buena parte del electorado podemista con el consiguiente riesgo de perder escaños y por tanto ser determinante a la hora de formar gobierno.

La cesión que Iglesias planteó ayer hay que contextualizarla en las discrepancias surgidas en su grupo parlamentario. Como adelantó este diario el miércoles, sectores de Unidas Podemos ya pedían que el líder morado retomara la propuesta del PSOE con algunos «retoques».

Aun así, Iglesias insiste en que no hay falta de cohesión en el interior de Unidas Podemos. «No me consta», zanjó. Y se dirigió al pleno del Congreso donde comparecía la vicepresidenta, Carmen Calvo. Allí coincidió con el presidente Sánchez. No se saludaron.