Como si no hubiera pasado el tiempo. Como si no se hubiera producido ya un encontronazo entre Gobierno y Generalitat en torno al marco de la eventual negociación futura -aún no sobre el contenido-. Así se expresó ayer el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al ser preguntado por Josep Cuní en Ser Cataluña sobre sus condiciones ante un eventual proceso de negociación de investidura del socialista Pedro Sánchez si el resultado electoral lo permite.

Lo primero que hizo Torra, en todo caso, fue dar por hecho que si los escaños del PSOE y Ciudadanos suman mayoría absoluta, pactarán. Es la tesis con la que trabaja buena parte del independentismo para movilizar a los suyos y también por convencimiento respecto a su conocimiento del tablero español. Dicho esto, el president volvió a mostrar sus exigencias negociadoras: un relator que tome nota y dé fe de una mesa o mesas de negociación en las que Sánchez ponga su modelo de Estado sobre la mesa y el independentismo pueda defender el derecho a la autodeterminación.

Unas condiciones que, de forma genérica, ya aceptaba el Ejecutivo del PSOE implícitamente en su último documento de oferta negociadora -hablar de cualquier asunto por ambas partes, existencia de varias mesas, presencia de una figura neutral, aun sin el nombre formal de mediador o relator- y que fue rechazado por el independentismo, lo que precipitó el veto a las cuentas estatales y tras ello la convocatoria de elecciones anticipadas.

LOS PACTOS / «No vamos al bloqueo, pero para desbloquear la situación le plantearemos que vamos a hablar del derecho de autodeterminación, que él plantee la propuesta del Gobierno y que haya un relator, para un proceso de negociación. Sin esto no le podremos dar apoyo», sostuvo el jefe del Govern, quien dijo rechazar un eventual pacto entre el PP, Ciudadanos y Vox, pero que a renglón seguido sostuvo que un acuerdo entre los socialistas y el partido naranja no sería mucho mejor para los intereses del soberanismo.

En relación al Gobierno socialista, el president se mostró exigente respecto a los anticipos de dinero procedente de la financiación autonómica y que, según fuentes del Ministerio de Hacienda, podrían no ejecutarse antes de las elecciones generales por problemas jurídicos. En cuanto a su propia gestión presupuestaria, Torra optó por el voluntarismo de no dar por enterrada la posibilidad de aprobar sus cuentas tras el ciclo electoral del 28-A y el 26-M. Siguió reclamando un referéndum, y en este punto se desmarcó de los que, como el republicano Joan Tardà, apuestan por una posible pregunta de múltiples respuestas. No, para el president, debería ser un planteamiento binario. Sí o no.