La banda terrorista ETA tiene decidida ya su disolución y está a la espera del momento propicio para anunciar esa decisión y rentabilizarla propagandísticamente, según confirmaron a este diario fuentes de la lucha antiterrorista. Además, aseguran que la dirección de la organización criminal está preparando el comunicado en el que anunciaría su desaparición definitiva, en el que se da por seguro que intentará transmitir la sensación de que aunque la banda desaparezca, su proyecto sigue adelante, en un intento de justificar su trayectoria.

Entre las fechas barajadas para hacer público este comunicado estaba este 1 de abril, coincidiendo con el Aberri Eguna o Día de la Patria Vasca, una de las fechas que tradicionalmente utiliza ETA para hacer los comunicados de mayor calado. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tienen también constancia de que la banda terrorista, sin apenas capacidad operativa ni margen de actuación por las sucesivas operaciones policiales que llevaron a su anuncio del cese de la violencia el 20 de octubre del 2011, sopesa varias fechas para hacer oficial su disolución, según ha informado Europa Press. En todo caso, todo apunta a un movimiento en el corto plazo.

59 AÑOS DE TERROR / De momento, el diario Gara publicó ayer una «declaración de ETA con motivo del Aberri Eguna» en la que la banda terrorista vuelve a justificar su pasado criminal dándole una especial relevancia porque, dice, «precede a la decisión sobre su fin de ciclo».

En el texto, critica la dispersión de los presos etarras y destaca el «enorme esfuerzo para culminar el desarme», calificando de «trabas y trampas» las sucesivas operaciones policiales.

El comunicado, que no apunta ningún plazo, sí recoge que para ETA «este es un año especial por el proceso de debate que está a punto de concluir», y que se convertirá en el punto final a la banda. Además, señala también que «el enfrentamiento ha durado demasiadas décadas», por lo que, asegura, «en estos últimos años hemos intentado abrir un nuevo ciclo dejando atrás el anterior».

En el comunicado del pasado 22 de febrero, ETA reconocía ya que «el final del ciclo resultaba cada vez más evidente» y que, con este planteamiento de base, había sometido a votación de sus militantes un documento en el que sostenía que había llegado «al final del camino» y que lo que tocaba era integrarse en la izquierda abertzale, renunciando a la «estrategia político-militar».

«La situación más beneficiosa para nosotros, así como para los sectores populares y la clase trabajadora vasca, no es otra que dejar la anterior fase definitivamente atrás y abrir totalmente la nueva», decía aquel texto sometido a escrutinio entre sus integrantes, la práctica totalidad en prisión, y en el que eludían pedir perdón por sus crímenes ni pronunciarse sobre los que quedan aún por esclarecer.

En la clandestinidad apenas continúan una decena de terroristas, según fuentes de la lucha antiterrorista. Esta legislatura, con Juan Ignacio Zoido en el Ministerio del Interior, se inició con la detención el 5 de noviembre del 2016 en Francia de Mikel Irastorza, el considerado jefe de ETA, aunque sin el grado de experiencia ni galones de otros números uno etarras que cayeron en sucesivas operaciones policiales.

La última detención de estas características fue la de Mikel Barrios en Berlín. El considerado máximo responsable de las estructuras que aún le quedan a ETA fue arrestado junto a Iñigo Gulina Tirapu el 27 de octubre del 2017 en la capital alemana. Estos dos últimos y el propio Irastorza están considerados como cachorros que, pese a su juventud, se hicieron cargo de la dirección de la banda, aunque su experiencia se reducía a su pasado vinculado a la kale borroka.

LAS VÍCTIMAS / Las asociaciones de víctimas del terrorismo, por su parte, reclamaron ayer, ante las noticias de la inminente disolución definitiva de ETA, que esta operación se haga «sin el circo mediático». Además, reclamaron a la organización terrorista que la acompañen de una condena explícita de los años de violencia marcados por atentados, secuestros y extorsiones.

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se mostró convencido de que «haga lo que haga ETA, el relato de lo ocurrido en España no da lugar a alternativas» y de que «las víctimas tienen derecho a que se les respete y derecho a que defendamos que jamás puedan ser humilladas».