Nadie en Podemos recuerda un día más duro para el partido. Dirigentes de todas las familias reconocían entre bastidores el dolor de ver cómo los escasos puentes que quedaban tendidos se resquebrajaban. A mediodía, sabían que no iban a alcanzar pacto alguno en las cuestiones fundamentales, quizá porque las palabras cruzadas ya eran ya imposibles de borrar. Y a primera hora de la tarde, ese incendio que corría por los despachos llegó al hemiciclo del Congreso, para estupefacción generalizada.

Pablo Iglesias abroncó a Íñigo Errejón nada más llegar al escaño, durante unos minutos que se hicieron eternos y que los fotógrafos inmortalizaron. El secretario general, ceño fruncido y gesto de reproche, cogió al número dos por el hombro y empezó una discusión que solo terminó cuando otro diputado morado les llamó la atención y les advirtió que las cámaras estaban retratándoles.

Lo que hablaron no ha trascendido. El equipo de Iglesias salió a desmentir la bronca y contó que se trataba de una conversación como otras tantas. Errejón no negó la discusión y dijo que habían hablado de modo «apasionado», pero eludió desvelar el contenido. «Ahí están las imágenes», y zanjó, «las cosas que se hablan entre amigos y compañeros en el escaño se quedan en el escaño». Su cara cuando descubrió que la polémica era trending topic era un poema. Iglesias, en cambio, quiso quitar hierro al asunto. «No somos holandeses. Somos españoles y cuando hablamos gesticulamos», justificó.

La imagen capturada es relevante no por sí misma (Iglesias y Errejón han discutido largamente en el pasado) sino porque esta vez, sí, adelanta lo que va a suceder este miércoles: van a presentar proyectos enfrentados a su asamblea estatal (Vistalegre II). La cuestión no es nociva en sí misma - fin de cuentas los simpatizantes podrán elegir qué hoja de ruta quieren para el nuevo Podemos- sino porque revela el nivel de inquina que hay en el partido y deja en el aire la pregunta sin respuesta. ¿Es posible coser esas dos almas después de Vistalegre II?

La tensión acumulada en los últimos meses se desbocó este martes por el cruce de acusaciones en el equipo técnico, que negocia las normas para la asamblea estatal. Hay dos factores clave que incendiaron los ánimos. Uno. Cómo deben ser las pantallas que se encontrarán los inscritos en la votación para garantizar la neutralidad de las candidaturas y evitar que el orden en que aparezcan favorezca a una en detrimento de otras. Y dos. Cómo se configura la Comisión de Garantías, que es el tribunal de justicia interna de Podemos, un órgano fuertemente cuestionado por falta de neutralidad.

Sin un más que improbable deus ex machina Iglesias y Errejón confirmarán en las próximas horas que concurren por separado a la asamblea estatal de Vistalegre II.